El ejecutivo del presidente Emmanuel Macron sigue empeñado en limitar la inflación en Francia y está tomando medidas para evitar que el incremento de costes se traslade al consumidor. O, al menos, que cuando esto se produzca, sepan la realidad detrás de cada incremento.
Por eso, con la vista puesta en el próximo mes de noviembre, el gobierno francés obligará por ley a los productores que indiquen en la etiqueta si han reducido el tamaño de sus envases, como explica la agencia de noticias Reuters.
Lo que se conoce como reduflación, que no es otra cosa que vender menos cantidad de producto al mismo precio, pero con un envase muy similar, parece tener las horas contadas en Francia.
Esta técnica de venta, a todas luces legal, aunque más bien puede entrar en un límite de lo alegal, también se reproduce en España, donde organizaciones como Facua o la OCU han protestado. Dos caras de una misma moneda que se están tramitando de forma diferente en países afectados por la misma realidad: el aumento de la inflación y el coste de la vida.
De hecho, no es la primera medida que Francia ha intentado tomar. A primeros de septiembre, el país galo ya había pretendido que los productores se comprometieran a topar los precios de alrededor de 5.000 alimentos que el gobierno francés consideraba básicos.
Sin embargo, apenas la mitad de las empresas contactadas (75 en total) no se habían manifestado sobre ese límite de precios o, directamente, se habían negado a ello.
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Ahora queda comprobar cuántos de estos productos que han visto reducida su cantidad, pero mantenido su precio aparecen en los lineales de la gran distribución francesa.
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