Los usuarios se lanzan a compartir anécdotas sobre la vergüenza y el desconocimiento de la compra tradicional de fresco que no va preenvasada
Hay cosas que pueden parecer evidentes en la vida: ir a una tienda a comprar, es una de ellas. A priori, uno coge o pide lo que necesita, puede intercambiar algunas palabras con los dependientes, paga y se marcha. Sin más.
Ahora bien, hay personas a las que este gesto puede parecerles heroico o lleno de misterio, y así se ha puesto de manifiesto en un vídeo en redes sociales que se ha hecho viral, precisamente, por compartir el sentido de unos cuantos, contra todo pronóstico.
El melón lo ha abierto la usuaria de Zaragoza @isaalaureano2, una chica de 24 años, que asegura: “Mi mayor miedo como semiadulta: no saber comprar en una carnicería”, un lema acompañado de la mítica (y significativa) canción ‘I Just a Girl’ de No Doubt.
Con más de 200.000 reproducciones, este mensaje va, en su publicación, acompañado de unas imágenes de la vitrina que tienen más relación con una película de miedo (por unos planos oscuros y con abruptos zooms) que con lo que uno se encuentra al pedirle al carnicero de confianza unos cuartos de pollo preparados para plancha.
Pues bien, este vídeo que estaba destinado a pasar sin pena ni gloria por las redes ha llamado la atención de quienes se sienten como esta joven, con anécdotas de todo tipo, por ejemplo, la de la chica que se llevó un salmón entero por vergüenza.
“En la pescadería no sabía que el salmón se vendía por pieza entera. Pedí un salmón pensando que era un kilo, me entregó el salmón entero (64 €). Como me dio vergüenza no le dije nada y me lo llevé”, explica.
En la misma línea, una chica asegura que una vez pidió 50 gramos de queso. “Me fui con mi loncha de queso y callada de vergüenza”, asegura la joven, mientras que otra añade que le da “miedo” pedir un cuarto de pechuga de pavo porque no sabe “cuánto pavo es”.
Otra asegura que desde que vio a una abuela comprar un cuarto de chorizo, le pareció bien la cantidad y desde entonces compra “un cuarto de todo”. Otro asegura que aunque lleve 19 años viviendo fuera de casa no sabe qué pedir y que compra siempre en la zona de envasados.
En el otro extremo de esta tragedia hay manos tendidas, pues por ejemplo Cheli Valenzuela asegura que, como pescadera, cuando le va gente joven y le confiesa que no tienen ni idea de cómo pedirlo o cocinarlo, ella “gustosamente” se lo explica todo.
Foto | Tiago Alvar
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