El confinamiento en casa puede volverse muy complicado para las familias con niños, sobre todo pasados ya los primeros días. Planificar rutinas y establecer horarios de obligaciones y ocio son pautas fundamentales, pero también es el mejor momento para adquirir nuevos hábitos, como la cocina.
Muchos estamos cocinando más en casa estos días y probando recetas nuevas, ¿por qué no hacerlo también con los niños? Cocinar con los peques es una manera de que se entretengan para que estén distraídos, y de pasar buenos momentos en familia. Ya desde muy pequeños pueden participar, aprendiendo técnicas que necesitarán de mayores, y también valores y conocimientos cruciales en su futuro.
Animarles a cocinar con nosotros no solo servirá de distracción, también es una actividad que aporta numerosos beneficios. Además de estrechar lazos con ellos y crear recuerdos imborrables, estudios apuntan a que cocinar les influye en la adopción de hábitos saludables, facilitando el gusto por probar nuevos alimentos y aceptar mejor las verduras, frutas o pescado.
Seguro que muchos ya se han puesto el delantal aprovechando las fiestas navideñas o alguna otra ocasión especial para preparar dulces o galletas. En estos tiempos de confinamiento forzado por el coronavirus, podemos además motivarles para que nos ayuden en la preparación de las comidas diarias, para que participen de la alimentación de toda la familia.
No siempre es fácil y menos si partimos de pocas experiencias previas. La cocina puede ser divertida pero también un lugar peligroso si no se toman ciertas precauciones, y tampoco la idea es que sea un campo de juegos cada día, dejándolo todo patas arriba. Para que esta cuarentena sea más llevadera, repasamos algunos consejos básicos para tener en cuenta a la hora de cocinar con niños en casa.
Consejos generales antes de empezar
Cada familia y cada niño es un mundo, y los ánimos no siempre son los mismos. Hay que enfocar la cocina con los peques desde una actitud flexible y positiva, con la mayor paciencia posible. Las cosas no siempre salen como uno espera y la realidad es que pocas veces nuestra vida es igual a la que nos venden las revistas.
Se trata de ser realistas y sacar el máximo provecho de una situación extraordinaria como la que estamos viviendo. Cuando todo pase, podremos continuar aplicando estos nuevos hábitos a nuestras rutinas cotidianas, para seguir fomentando el hábito de la cocina en casa entre pequeños y mayores.
Cocinar puede -y debería- ser parte de su aprendizaje, y a nosotros nos encantará contar con la ayuda de nuestros jóvenes pinches; pero nunca será su responsabilidad. Obligarles a hacer algo que no quieren no tiene mucho sentido, y si algo no sale bien del todo, no pasa nada, de los errores se aprende.
Paloma, madre soltera joven de una niña de tres años, formada profesionalmente en hostelería, sabe lo que es cocinar en casa con una hija desde muy pequeñita, y no puede más que recomendarlo.
"Aconsejaría sobre todo que dejen cocinar a los niños, nada de robots de cocina, que les dejen meter la mano para amasar aunque acaben de harina hasta la nariz. Se lo pasarán genial y saldrá más rico aún todo porque las masas y recetas notan el amor y cariño cuando se está cocinando. ¿A qué te ha pasado eso de tener un día horrible y cocinar algo cabreada o despistada y no te sale igual?"
Aunque sean muy pequeños, lo natural es mostrar curiosidad hacia la cocina, ver lo que hacen los padres y participar metiendo las manos en todo lo que puedan. Los niños rápidamente aprenden a hacer de todo si se les deja; "mi hija tiene solo tres años recién cumplidosr y como cocinamos mucho juntas le encanta y menuda maña tiene."
Prepara el área de trabajo para evitar accidentes
Y también para hacerles más fácil y accesible su participación. Todos deberíamos cocinar siempre en un espacio limpio, ordenado y seguro, pero con niños involucrados hay que esmerarse aún más en que la cocina esté preparada para no tener sustos o imprevistos.
Esto es, guardar objetos peligrosos, tapar enchufes si nuestros ayudantes son muy pequeños, reservarles un área de trabajo específica adecuada a su altura, buscarles una silla, trona o taburete que sea apto y seguro, etc. Si no alcanza bien a la mesa o la encimera, se frustrará.
Con los más pequeños es buena idea disponer de un lugar de fácil acceso donde puedan encontrar sus utensilios y menaje específico, o alimentos concretos, por ejemplo la fruta. Del mismo modo, los cuchillos afilados y otras herramientas más peligrosas conviene tenerlas lejos de su alcance.
Improvisaciones, las justas
Entrar en la cocina con los niños sin saber qué se va a cocinar no suele ser muy buena idea. Quizá sí como un juego ocasional divertido para estimular la imaginación, pero no como regla cotidiana. Tampoco como adultos deberíamos dejar nuestros menús a la improvisación pura y dura.
En tiempos de confinamiento es más necesario que nunca hacer inventario y repasar lo que hay tanto en la despensa como en la nevera y el congelador, comprobando las fechas de caducidad, y organizando los menús semanales. Casi todos vamos a hacer todas las comidas diarias en casa, por lo que no hay tantas excusas para no comer de forma equilibrada.
Los niños pueden participar en la planificación de los menús, para motivarles más a la hora de cocinar, e ir incaulcándoles así hábitos saludables para que aprendar a balancear su alimentación. "Ayer comimos pollo, ¿preparamos hoy legumbres?"; "Hoy toca pescado, ¿con qué podemos acompañarlo? Tenemos judías verdes y calabacines en la nevera", etc.
Por supuesto, antes de empezar a cocinar hay que respetar la mise en place o preparación de ingredientes, utensilios y herramientas. Es útil repasar con ellos la receta, las materias primas y los pasos que se van a realizar, para ir adecentando el terreno. Así podemos también estimular su imaginación a la hora de sustituir un ingrediente, algo habitual en estos días.
Cocinar con seguridad
Todas las normas básicas de higiene y seguridad en la cocina hay que mantenerlas y extremarlas al tratar con niños. Cualquier despiste puede causar algún disgusto, por eso además conviene tener en cuenta las siguientes pautas:
- Mantener la cocina bien ordenada.
- Utilizar delantal adecuado. Un gorro de cocina infantil puede ser un complemento divertido.
- Recoger el pelo en una coleta o con una cinta si lo tienen largo.
- Cocinar con ropa adecuada que se pueda manchar, preferiblemente sin adornos o accesorios sueltos, o mangas o cordones que puedan entrar en contacto con la comida.
- Enseñarles desde el primer momento la importancia de lavarse muy bien las manos con jabón antes de cualquier tarea culinaria.
- Enseñarles también a lavar correctamente los alimentos, especialmente frutas y verduras.
- Tener a mano papel de cocina para secar ingredientes y manos, o recoger pequeños vertidos o goteos, en lugar de paños de tela.
Es importante que los niños aprendan desde pequeños las normas básicas de seguridad, qué pueden y qué no pueden hacer. No deben acostumbrarse a probar masas o ciertos alimentos crudos o sin lavar, o en mal estado, y siempre ayuda que asimilen pronto las pautas para evitar la contaminación cruzada.
Además hay que tener mucho cuidado para evitar quemaduras con la placa de la cocina, el horno u otros utensilios. Una buena idea es fijar la regla de que solo los mayores pueden abrir el horno, y siempre después de avisar con alguna señal para que los niños se pongan las manos a la espalda y permanezcan quietos.
En cuanto a las frituras, tendremos que extremar las precauciones con ellos para evitar salpicaduras; mejor que estén algo alejados cuando manipulemos aceite muy caliente, y lo mismo se aplica al caramelo. Y hay que dejar claro que las prisas, los acelerones, los saltos y las carreras deben quedarse fuera de la cocina.
Utensilios adaptados
Si los peques tienen sus propios utensilios de cocina, tendrán más ilusión por utilizarlos. La idea es que no sean juguetes, sino útiles de verdad, aptos para cocinar, que puedan usar ellos solos o ayudando a los adultos. Estos objetos se adaptan a su tamaño y también garantizan una mayor seguridad.
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Los más fáciles de encontrar son los típicos conjuntos de pastelería y repostería, con pequeñas espátulas, varillas, o moldes. También hay cuchillos y peladores diseñados para niños ya de cierta edad, que en cualquier caso siempre deben utilizarse bajo supervisión de un adulto.
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Tareas que pueden hacer según su edad
A medida que los niños desarrollan nuevas habilidades motoras y creativas podrán asumir más tareas en la cocina. Cuando son muy pequeños lo importante es que vayan entrando en contacto con ingredientes, texturas y sabores, sin miedo a manchar o poner un poco perdida la cocina -sin desatar la locura o el caos-. Nunca hay que dejarles sin supervisión, ni buscar la perfección.
- Menos de un año. Desde muy pequeñitos los niños mostrarán interés hacia lo que hacen sus mayores, aunque aún no entiendan muy bien lo que ocurre. Se les puede dejar en una trona, en una posición segura, desde donde puedan observar todo lo que ocurre, al tiempo que se les deja tocar algún ingrediente, una masa cruda, o se les da a oler una preparación para que vean qué se está preparando. Recibirán multitud de estímulos y pueden empezar a probar otros alimentos, siempre que sean adecuados a su edad.
- Hasta tres años. A estas edades ya disfrutan metiendo las manos en las masas, mezclando ingredientes y probando cosas nuevas. Es la mejor edad para que empiecen a hacer sus pinitos en la repostería, también con masas saladas como una pizza, pasteles de hojaldre o ayudando a batir huevos y remover salsas, lejos de fuentes de calor. Pueden ayudar a echar ingredientes en un recipiente, a dar forma a galletas, mezclar ensaladas, etc.
- De tres a cinco años. En este rango de edad suelen ser un torbellino de energía y necesitan tener algo que hacer constantemente. Pueden ser impacientes, por lo que conviene extremar la supervisión con ellos, sobre todo al principio. Son muchas las tareas en las que pueden ayudar: lavar frutas y verduras, mezclar ingredientes sencillos, cortar ingredientes tiernos con las manos o un cuchillo de plástico, estirar masas, recortar galletas o decorar dulces, bañar en chocolate, aliñar ensaladas, pincelar con aceite, aplastar y chafar fruta o verduras cocinadas, romper chocolate o galletas, pelar con las manos, amasar...
- Seis o siete años. Cuando adquieren cierta destreza serán capaces de preparar mejor frutas y verduras con cuchillos adecuados, tijeras o un pelador. También pueden retirar las semillas de pimientos y tomates, preparar ellos solos una ensalada o batir con varillas masas dulces y saladas. Ya pueden aprender a romper huevos y batirlos a mano para hacer una tortilla, o pelarlos cuando están cocidos.
- Ocho o nueve años. Con estas edades ya podrán coordinar mucho mejor diferentes acciones y tendrán más soltura usando herramientas y utensilios. Sus habilidades dependerán un poco de cada niño, solo hay que animarles a probar cada vez más acciones para ir ajustando las tareas a sus capacidades. Pronto serán capaces de lavar, secar, cortar y pelar todo tipo de vegetales, y también de medir y pesar ingredientes, batir huevos, formar dulces con masas más complicadas, exprimir zumos, etc.
- Diez o doce años. Ya más independientes, podemos dejarles preparar ellos solos una ensalada, cocer pasta, remover un guiso o una salsa, preparar un bizcocho, galletas o muffins ellos solos, elaborar tostadas, bocadillos o sándwiches simples, etc. Además pueden asumir tareas más "de mayor", como poner solos la mesa, el lavavajillas, usar el microondas o una batidora de vaso, siempre con supervisión.
- Adolescentes. A partir de 13 años, están preparados para ayudarnos mano a mano con prácticamente cualquier tarea de cocina. Como sucede con los adultos, dependerá de su nivel de experiencia, destreza y habilidades, que solo hay que fomentar y desarollar mediante la práctica. Mantener la motivación y animarles a ser más independientes y responsables puede estimular su interés por la cocina. Además, como ya se manejan con soltura con las tecnologías, la búsqueda en redes sociales y páginas web, compartiendo sus logros o siguiendo recetas de personajes famosos, también puede motivarles.
Aprender (y jugar) cocinando
La cocina también es un espacio para aprender, no solo técnicas y recetas. Durante el confinamiento podemos aprovechar a fomentar el lado más educativo de la preparación de la comida, conectando con todos su valores más allá de la mesa.
Desde explicarles de dónde viene cada ingrediente o cómo se ha elaborado, hasta cuál es su historia o cómo se hacía antiguamente, a los niños les encantará conocer detalles de todo lo que comen, y eso generará más interés por la propia cocina y su alimentación. Encerrados en casa no pueden ir a ver un huerto o una granja, pero sí podemos mostrárselo a través de internet, o poniendo como ejemplo sus juguetes, una película o un libro.
Por ejemplo, podemos aprovechar para hacer pizza casera -o pasta- totalmente desde cero, para que valoren el trabajo artesanal en lugar de las pizzas precocinadas o para llevar, aprendiendo también su valor nutricional. Así se pueden animar a echar sus propios ingredientes, incluyendo verduras que quizá no les hacían tanta gracia antes.
Y durante el cocinado o la cena podemos hablarles de dónde viene la pizza, qué otros tipos hay y que podemos probar, qué es y dónde está Italia, cómo es ese país, etc. Otro día podemos dedicar el menú a la cocina india, o japonesa, mexicana... y así ir probando nuevos sabores, completando la comida con el visionado de alguna película relacionada, o con algún cuento.
Ayudar a recoger
Sin imponerles las tareas por obligación, y menos cuando son pequeños, es importante que aprendan poco a poco la importancia de limpiar y recoger todo después de cocinar y de comer. Que es cosa de toda la familia y que no es algo extra, sino parte de la propia comida o de la cena.
Asociarlo a castigos no es muy buena idea, lo mejor es que asimilen esas rutinas y pautas como parte de su educación, algo en lo que también pueden ayudar a papá y mamá. Es una buena ocasión para ir enseñándoles a guardar las sobras y aprovecharlas en otros platos, evitando el desperdicio.
Lo más importante: disfrutar en familia
Debe ser la máxima a tener siempre presente cuando cocinamos con niños en casa. Sobre todo cuando son muy pequeños, el disfrute debe primar sobre la perfección, pasarlo bien para que asocien estos días tan duros con momentos bonitos, entrañables, de los que además podrán sacar provecho.
Durante la crisis del coronavirus se trata de evitar perder los nervios con los peques en casa, de mantener la cordura familiar y de sacar algo positivo de la situación. Así, si podemos fijar buenos hábitos en la cocina, podremos seguir desarrollándolos cuando todo pase.
Para terminar, Paloma nos da un último consejo: "Yo recomiendo que se graben en un vídeo estilo youtuber y se lo manden a sus familiares. Es muy divertido y nosotras lo hacemos mucho siempre que cocinamos. Y a la gente le alegra mucho recibirlo". En estas semanas de cuarentena, alejados de la familia y amigos, puede ser una manera fantástica de mantener el contacto. Y de crear grandes recuerdos.
Fotos | iStock - Pixabay - Tim Pierce
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