Hacer albóndigas sin ensuciarse las manos es posible con este truco

Una genialidad viral permite realizar estas bolitas de carne sin ensuciarse las manos ni medio milímetro

Hacer albóndigas es un clásico en la cocina que, aunque delicioso, suele ser laborioso y, para muchos, tedioso. Entre mezclar la carne, darle forma y freírlas, el proceso puede parecer interminable. En este contexto, una de las tareas más complicadas es darle a la carne esa forma redonda perfecta sin ensuciarse demasiado las manos y, además, asegurarse de que todas queden de un tamaño similar. Esta parte del proceso suele requerir tiempo y paciencia.

Sin embargo, un truco viral promete hacer este proceso mucho más sencillo y limpio. La técnica para cortar las albóndigas solo requiere una botella de plástico vacía y un cuchillo afilado, elementos que se encuentran en prácticamente cualquier hogar.

Este método no solo permite dar forma a las albóndigas sin tocar la carne, sino que también ayuda a acelerar el proceso, especialmente cuando se preparan grandes cantidades. Es una solución accesible que ha conquistado a muchos cocineros por su simplicidad y efectividad y que ahora corre como la pólvora en redes.

Para empezar con el truco, es necesario cortar la botella por la mitad, dividiéndola en una parte inferior y otra superior, donde está la boquilla. Es esta boquilla la que se utiliza para darle forma a la carne, haciendo que las albóndigas queden con una apariencia cilíndrica y uniforme. La precisión de este corte es esencial, por lo que se recomienda utilizar un cúter o un cuchillo bien afilado que facilite el proceso y evite el riesgo de accidentes.

Una vez dividida la botella, se procede a darle forma a las albóndigas sin ensuciarse las manos. Para ello, se coloca la boquilla de la botella sobre la mezcla de carne y se presiona suavemente hacia abajo. A medida que se aplica presión, la carne sube por la boquilla y comienza a tomar forma cilíndrica dentro del espacio estrecho de la botella. Este truco permite que todas las albóndigas tengan un tamaño homogéneo, algo que muchas veces es difícil de lograr a mano.

Después, cuando la carne esté saliendo de la boquilla, se utiliza una cuchara para cortar la albóndiga justo al nivel del borde y colocarla en un plato con harina para rebozarla. También se pueden colocar directamente en una sartén con aceite caliente para freírlas al momento.

Este paso final es sencillo y permite hacer una cantidad considerable de albóndigas en menos tiempo que con la técnica tradicional. Además, la falta de contacto directo con la carne facilita una limpieza mucho más rápida y sin complicaciones.

Las ventajas de este truco van más allá de la rapidez y la limpieza. Al eliminar la necesidad de moldear con las manos, se reduce también el riesgo de contaminación cruzada, especialmente en un plato que lleva carne cruda.

En pocos pasos, este truco convierte una tarea tradicionalmente engorrosa en algo accesible y hasta entretenido. Este método popularizado por @realfooding está ganando adeptos rápidamente porque, además de ser efectivo, requiere herramientas que todos tenemos en casa.

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Una simple botella de plástico vacía y un cuchillo afilado son suficientes para transformar la forma en que se hacen las albóndigas. Es un recordatorio de que, a veces, los trucos más ingeniosos están al alcance de la mano y que la creatividad en la cocina no necesita de utensilios complejos o caros, sino de ingenio.

Foto | ROMAN ODINTSOV

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