Ya hay más de mil millones de personas con obesidad en todo el mundo, y cada vez aumenta más entre niños y adolescentes

Según un reciente estudio, la obesidad también se ha convertido en la mayor causa de malnutrición entre niños y adultos

El número de personas que viven con obesidad en todo el mundo ya supera los mil millones, entre adultos y niños. Entre los años 1990 y 2022 se han cuadruplicado las cifras de niños y adolescentes obesos, mientras que las de los adultos se han duplicado.

Son las preocupantes cifras que apunta el reciente estudio que acaba de publicar The Lancet, un análisis global de la malnutrición mundial que ha examinado y ponderado 3.663 estudios con datos de 222 millones de niños, adolescentes y adultos, representativos de la población de todo el planeta, entre 1990 y 2022.

El trabajo, financiado por el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, el centro de Investigación e Innovación del Reino Unido y la Comisión Europea, ha sido realizado por investigadores de la NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC), una red internacional formada por más de 1.500 investigadores y diferentes profesionales que colabora con la Organización Mundial de la Salud.

Las cifras de obesidad han aumentado tanto que, señalan los investigadores, esta es ya la principal causa de malnutrición, pues paralelamente ha descendido el número de personas con infrapeso. Sin embargo, la obesidad también tiene graves efectos en la salud a medio y largo plazo, siendo uno de los principales factores de riesgo a la hora de sufrir enfermedades cardiovasculares, pulmonares, varios tipos de cáncer y diabetes. La obesidad está relacionada con las principales causas de muerte en el mundo, cardiopatías y accidentes cerebrovascuales.

El número total de niños y adolescentes con obesidad en 2022 era de casi 160 millones (65 millones de niñas y 94 millones de niños), frente a los 31 millones de 1990. Por otro lado, 77 millones de niñas y 108 millones de niños tenían un peso inferior al normal en 2022, frente a los 81 millones de niñas y 138 millones de niños de 1990.

En los adultos también han aumentado los números. Las tasas de obesidad se duplicaron con creces entre las mujeres (del 8,8% al 18,5%) y casi se triplicaron en los hombres (del 4,8% al 14,0%) entre 1990 y 2022. La proporción de adultos con bajo peso se redujo a la mitad entre 1990 y 2022 (del 14,5% al 7,0% en mujeres; del 13,7% al 6,2% en hombres).

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS, ha declarado que "Este nuevo estudio pone de relieve la importancia de prevenir y tratar la obesidad desde los primeros años de vida hasta la edad adulta, mediante la dieta, la actividad física y la atención adecuada, según sea necesario".

"El sector privado debe rendir cuentas de las repercusiones sanitarias de sus productos"

Y, en consonancia con las conclusiones de los investigadores que han alertado estos días sobre los peligros de los ultraprocesados en la alimentación, añade que "alcanzar los objetivos mundiales de reducción de la obesidad exigirá el trabajo de los gobiernos, con el apoyo de políticas basadas en pruebas científicas de la OMS y los organismos nacionales de salud pública. Y lo que es más importante, requiere la cooperación del sector privado, que debe rendir cuentas de las repercusiones sanitarias de sus productos."

Además, el aumento de las cifras es especialmente preocupante en algunos países de ingresos bajos y medios, en particular los de Polinesia y Micronesia, el Caribe y Oriente Medio y Norte de África. Estos países tienen ahora tasas de obesidad más elevadas que muchos países industrializados de renta alta, especialmente los europeos. Los fenómenos extremos derivados del cambio climático -sequía, inundaciones, incendios-, los conflictos bélicos y la inseguridad ciudadana o epidemias y enfermedades afectan más a estos países, limitando el acceso a una alimentación saludable.

Los problemas mundiales pueden empeorar tanto el infrapeso como la obesidad

En este sentido, Guha Pradeepa, coautor del estudio de la Fundación para la Investigación de la Diabetes de Madrás, advierte que los problemas mundiales pueden empeorar ambas formas de malnutrición. "Las repercusiones de todo ello son la escasez de alimentos en algunos países y hogares y el cambio a alimentos menos saludables en otros. Para crear un mundo más sano, necesitamos políticas integrales que aborden estos retos".

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