Son muchas las paellas atroces que estamos acostumbrados a ver últimamente. José Andrés bromeaba con la peor paella de la humanidad, y ya tenemos otro lío paellero montado en las redes sociales.
La víctima, o víctimas, esta vez es una inocente empresa familiar de catering que trabaja en la estadounidense Florida elaborando variedades de paella y arroces a domicilio con obras de las que parecen muy orgullosos. Pero España las ha descubierto y se ha abierto la caja de Pandora.
Con el nombre de G&G Paellas opera esta simpática compañía familiar latina que ofrece sus servicios como cocineros para elaborar paellas en fiestas privadas, eventos o cualquier otra ocasión. En su web anuncian que están disponibles las 24 horas y exhiben varias fotografías de sus elaboraciones más recientes y destacadas, generosas paellas que son un festival para la vista. Un festival psicodélico que pone a prueba la cordura de los más talibanes del plato español.
Llevan ya varios años operando con aparente éxito en el país americano, algo que no nos sorprende en absoluto y que reflejan las reseñas positivas que exhiben en su propia web, pero intuimos que su negocio no funcionaría igual en España.
En la red social anteriormente conocida como Twitter alguien descubrió la obra de G&G Paellas y no pudo evitar compartirla con la comunidad española. La espectacularidad de esos arroces habla por sí sola, y en pocas horas se han viralizado dando lugar a todo tipo de comentarios y reacciones, muchos indignados pero, en general, la mayoría con chanza y mucho cachondeo.
Las creaciones de G&G Paellas abarcan todo tipo de piezas creativas que se ríen de la cocina de autor. Se adaptan a cualquier necesidad del cliente, pero las paellas más celebradas son aquellas que han alegrado el estómago de un gran número de comensales, con enormes diámetros que presentan un desfile de ingredientes a cada cual más estrambótico. Nada de arroces sencillos, finos de una sola capa con seleccionados ingredientes por encima; aquí se rinde culto al exceso.
Vemos paellas con tal cantidad de ingredientes y toppings que apenas se intuye el arroz que debe estar debajo. Mariscos de todo tipo, mazorcas de maíz y maíz en grano, guisantes a tutiplén, tacos de jamón cocido, judías verdes redondas y pimientos rojos asados -con sospechosa pinta de ser bote- conviven en fastuosas paellas y arroces negros donde la mayor gracia del asunto está en el arte con el que se distribuyen los componentes.
Nada de echarlo todo por encima al libre albedrío; estos cocineros preparan paellas como tanto les parece gustar a los extranjeros, con todo bien colocadito formando círculos concéntricos, líneas paralelas e incluso dibujos o, el colmo de todo, nombres propios para homenajear a la persona agasajada. No tenemos palabras para describir la seafood paella con el nombre de "BEA" escrito con mejillones.
Los comentarios que nos dejan los tuiteros son también para pasar un buen rato leyendo las reacciones de ofendidos ("Menudo atentado culinario") y los bromistas que se toman con buen humor ("Ordenado desde luego está") esta interpretación de nuestra cocina. Al fin y al cabo, peores cosas hemos visto, al menos estos arroces sí se hacen en paella. Que la gente disfrute con lo que le gusta.
Fotos | G&G Paellas
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