Los enormes chuletones y los numerosos cortadores de jamón acaparan la atención de los participantes en Meat Atraccion, la Feria Internacional del Sector Cárnico que inaugura hoy su tercera edición en Madrid. Pero, aunque no se nombra directamente en las charlas y eventos programados, un fantasma recorre el salón: el fantasma del veganismo.
“Están logrando adeptos anticarne de forma muy rápida y muy fácil”
No todo el mundo concede la misma importancia al problema, al menos frente a una grabadora, pero nadie niega que el sector está atravesando una crisis estructural sin precedentes. Y lo hace empujada por el auge de un movimiento que de ser absolutamente residual ha pasado a ocupar un lugar prominente en el debate público.
“Estamos viendo cómo muchos de los hijos de nuestros clientes están abrazando una forma de comer en la que la carne entra poco o nada”, explica a Directo al Paladar Carlos Rodríguez, presidente de la Confederación Española de Detallistas de la Carne. “Pero nuestro obstáculo no es que se coma menos carne, sino que se está atacando la carne día sí y día también, y esto no es casual y va a seguir”.
“Hay un lobby anticarne, que viene de EEUU, y hay grandes influencers, como Leonardo Dicaprio, personas con muchísima relevancia que cuando lanzan un post tiene un efecto huracán, y contra esto es muy difícil luchar”, explica Rodríguez. “Están logrando adeptos anticarne de forma muy rápida y muy fácil de una forma muy poco tradicional que es la de aprovechar su fama o notoriedad para meterse en el mundo de la carne y atacarla”.
Y, mientras, las crisis en el sector no dejan de acumularse: de los informes que alertan del impacto sobre la salud de un consumo excesivo de carne roja, a los que insisten en que la ganadería es un factor decisivo en el calentamiento global. Unas informaciones que todos en la industria insisten en que se sacan de contexto. “Nos están haciendo bullying”, apunta uno de los responsables de comunicación presentes en la feria. “La industria automovilística contamina más y no está todo el rato en el candelero. Cualquier accidente se magnifica”.
En seis años el consumo baja un 12 %
El clima de opinión en torno al consumo excesivo de carne ya se ha consolidado y se está notando (y mucho) en el consumo.
Hasta hace solo unos años, los interlocutores de la industria estaban desperdigados
Según el último informe del Consumo Alimentario en España, que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2018 los españoles consumieron 2.114,78 millones de kilos de carne. Parece mucho (y quizás siga siéndolo en términos de salud pública), pero es un 2,6 % menos que en 2017. El consumo de carne encadena ya seis años seguidos de caída, que entre 2012 y 2018 ha sido del 12 %.
Hasta hace solo unos años, los interlocutores de la industria estaban desperdigados, y cada cual hacía la guerra por su cuenta: las empresas se veían más como competidores que como posibles aliados. Pero el sector se ha puesto enseguida las pilas. Y es que hay mucho dinero en juego.
La industria cárnica es el cuarto sector industrial de nuestro país, sólo por detrás de la industria automovilística, la industria del petróleo y combustibles y la producción y distribución de energía eléctrica. Según datos de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España, el sector representa una cifra de negocio de 26.207 millones de euros, el 22,1% de todo el sector alimentario.
Hay presupuesto suficiente para trabajar en comunicación, un aspecto que, como reconoce todo el mundo en el sector, se había descuidado enormemente.
“Estamos preocupados por las corrientes de opinión, por el mar de fondo que se está creando, pero no por nosotros en sí, porque lo estamos afrontando con orgullo y decisión, quizás lo que nos falta es saber comunicarlo mejor”, explica Eliseo Isla Argelich, presidente de Provacuno, la interprofesional del vacuno, que tiene solo tres años de vida. “Si la gente conociera realmente cómo lo hacemos sería rápidamente cambiable”.
Las fortalezas para promocionar la carne
En octubre Provacuno estrenará un documental en el que se lanzan los mensajes clave que trata de potenciar el sector: la calidad de la producción y su respeto al bienestar animal, la importancia social que tiene el sector en las zonas rurales y el aspecto gastronómico.
El foco ya no pasa por insistir en lo saludable que puede ser la carne si no se consume en exceso, una batalla más difícil de ganar (aunque también se está librando), si no en vender sus bondades. Una actitud ofensiva, más que defensiva.
“Aunque años atrás nos quejábamos de la carga normativa que tenemos, hoy estar en el modelo de producción más exigente del mundo, que es el modelo europeo, juega a nuestro favor”, reconoce a Directo al Palaldar Alberto Herranz, director de Interporc, la interprofesional del porcino, que es de largo la de mayor envergadura en nuestro país. “Estamos exportando porcino en los cinco continentes, y posicionándonos como líderes, tanto en la forma de producir como en la forma de llegar a tener esa materia prima”.
El asunto del bienestar animal sale a reducir en todas las conversaciones. “Ayer me vino una gente de Emiratos Arabes a las explotaciones y se quedaron pasmados viendo qué teníamos ventiladores en las granjas”, explica Isla. “El animal está con una limpieza adecuada, no tiene restricción de alimento o agua, tiene una persona al lado por lo que le pueda pasar… Lo tenemos lo mas cómodo posible, porque él te lo devuelve a ti”.
Muchos de los portavoces de la industria creen que, una vez se pongan las pilas en materia de comunicación, el veganismo quedará contrarrestado.
“Son muy activos, dan mucho bombo, pero es más el ruido que hacen que la realidad”, apunta Raúl Muñiz, presidente de la interprofesional del ovino, Interovic. “Hay gente, pero me parece que es una moda que como muchas de las modas será pasajera. Ellos se han posicionado mejor en la comunicación. Nosotros hemos cometido errores al no comunicar. Ellos comunican mucho y de forma agresiva, y eso hoy en día llega”.
Pero otros, como Carlos Rodríguez, el portavoz de los carniceros, cree que el veganismo ha llegado para quedarse. Y la industria va a tener que pelear duro: “Sabemos que lo que hacemos lo hacemos bien, pero no es suficiente, porque hay un tema que no es racional, es emocional, que es el tema ético, de creencia personal, y en esa batalla tenemos que estar y ser protagonistas de forma común, porque si no nos van a ganar la batalla”.