Las (insolidarias) razones por las que hay que coger siempre los productos del fondo en el supermercado

En las tiendas nada queda al azar y cualquier detalle en la disposición, iluminación, espacio o color está sesudamente pensado

En los supermercados, lo sabemos todos, cualquier cosa está dispuesta de manera estratégica para orientar la compra del cliente.

En estos lugares sin relojes y habitualmente sin luz solar nada queda al azar y cualquier detalle en la disposición, iluminación, espacio o color está sesudamente pensado.

También el orden de los productos en los lineales, su altura y la forma en que se ponen frente a los ojos de la clientela. Todo ello condiciona la acción última de comprar.

No obstante, hay motivos para saltarse estas imposiciones dispositivas y comprar exactamente lo que uno desea, y esto puede hacerse, en parte, cogiendo el producto del fondo.

Ganarle al tiempo

Este gesto, tan sucio e insolidario (lo es) permite al cliente llevarse a su casa un mejor producto por varias y diversas razones: la primera de ellas y muy importante, la fecha de caducidad.

Los productos situados más a la vista, es decir, en las primeras posiciones, son los que están más cerca de la fecha de caducidad, ya que supuestamente son los que primero coge la clientela.

Esto es algo así como lo que sucede en la nevera de casa: primero se toman las verduras que están encima, dentro del cajón de las verduras, y es importante ir cambiando su orden para que las antiguas no queden allí relegadas.

De este modo, aunque en los supermercados existe muchísima más rotación que en casa evidentemente, si se cogen los envases traseros (los que se han repuesto más recientemente) pueden ganársele dos, tres y hasta cuatro días de fecha de caducidad al producto, algo especialmente importante en las carnes y pescados, por ejemplo.

Intactos

Otro motivo por el que los productos traseros son ganadores frente a los frontales es su menor manipulación por parte de la clientela a la que le gusta toquetear, y esto tiene varias derivadas.

Siempre hay quien abre los envases para ver cómo son, olisquean los detergentes y suavizantes para decidir cuál se llevan o devuelven unas natillas a la nevera tras haberlas paseado por todo el supermercado porque deciden hacer dieta.

Un producto trasero siempre estará más a salvo de toda esta indeseable manipulación, así que nos lo llevaremos a casa más virgen y, de algún modo, más directo de fábrica.

En el peor de los casos, también hay quien se lleva las recargas de los enchufes antimosquitos dejando el envase vacío en primera posición o roba alguna unidad de producto desempaquetándolo, algo de lo que nos podemos percatar demasiado tarde, ya en casa.

Menos manipulación

Un último (y paranoide) motivo para coger los productos traseros es reducir los gérmenes de los envases. Aunque se demostró claramente que el covid-19 no se posaba en las superficies tal y como se creía al principio, sí que es cierto que los productos traseros han pasado por menos manos.

Todo ello abunda en la recomendación de coger los últimos productos siempre, aunque ciertamente es un gesto absolutamente insolidario para los otros clientes que, por nuestras malas artes se quedarán con productos más cerca de caducar y más manoseados.Foto | Freepik

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