¿Mercadona truca las básculas? Hay muchos motivos por los que un alimento puede pesar menos en casa que en el súper

A pesar de ser una de las cadenas de supermercados más populares, o quizás debido a ello, Mercadona está siempre rodeada de polémicas y clientes puntillosos.

La última controversia surgió hace unos días en Twitter a raíz del mensaje de un usuario que, tras pesar la carne que había adquirido en uno de sus centros, protestaba porque su báscula marcaba 55 g menos de lo indicado en el paquete. Y claro, se desató la marabunta en la red social.

El comunity manager de la cadena valenciana, siempre raudo y veloz a las quejas y preguntas de los clientes, respondió pronto solicitando información adicional para revisar algún posible fallo en el centro afectado, aunque la compra fue online. A raíz del tweet, que pronto se hizo viral, fueron apareciendo respuestas de otros usuarios pesando también los alimentos envasados de Mercadona.

Así, estos días la red se ha llenado de mensajes de indignación e imágenes de básculas domésticas mostrando cifras de peso que no corresponden extactamente con la indicada en el paquete, tanto de envasados frescos como en el primer caso (carnes y elaborados, pescado, frutas, verduras...) como de arroz, frutos secos, snacks conservas, etc.

La polémica esta servida pero, ¿realmente Mercadona truca sus básculas? ¿Marca cantidades que no se corresponden con la realidad en su propio beneficio? Lo cierto es que, por mucho que nos indigne, la explicación es bien sencilla.

Precisión en la medición universal: un problema que viene de lejos

El doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel Ángel Lurueña, conocido divulgador en redes y autor de 'Que no te líen con la comida' (Destino), ha repasado en un esclarecedor hilo toda la polémica para analizar cuál puede ser el origen del problema y explicar por qué, en realidad, no tenemos que desconfiar de Mercadona o de cualquier otro supermercado. Al menos en esta cuestión.

Hay productos en los que se produce merma tras el envasado, como pérdida de agua o humedad, pero la mayoría deben cumplir con el peso indicado en el envase, que forma parte de la información obligatoria a incluir en el etiquetado de los productos de alimentación. Puesto que es difícil dar siempre con pesos 100 % exactos, pues no todos los alimentos que se envasan son clones idénticos y no todas las máquinas son igual de precisas, la legislación establece un margen de tolerancia.

Ahora bien, puesto calculadora en mano y con las tablas de la normativa delante, el caso de la carne que inició la polémica no cumpliría esa norma, al marcar menos de lo legalmente podría. ¿Es un engaño de la empresa o un error inconsciente por dejadez? Ni lo uno, ni lo otro.

Como bien detalla el propio Lurueña haciendo un ilustrativo repaso por la historia de las mediciones, no es nada sencillo "medir bien". No lo era con los antiguos sistemas primitivos de medición, ni tampoco lo es ahora, con la tecnología de la que disponemos. Siempre está la posibilidad de que se haya producido un error humano durante la medición, pero lo más probable es que el problema esté en las balanzas, aunque no es las del supermercado.

Una cadena como Mercadona debería calibrar periódicamente sus balanzas y pesos, pues todas se desajustan con el tiempo y el uso. Y aunque pueda darse el improbable caso de que se haya descuidado su mantenimiento, Lurueña señala más bien a la imprescisión de las básculas domésticas.

Las básculas de cocina domésticas son imprecisas y no se suelen calibrar

Tenemos que asumir que los modelos digitales y las balanzas que tenemos en casa no son 100 % precisas, sobre todo si se trata de modelos de gama baja a la hora de ajustar gramos y pequeñas cantidades. Además, ¿cuándo fue la última vez que la calibraste? Eso contando con que el modelo lo permita. Lo más probable es que, pesando un mismo producto, distintas personas obtengan números diferentes, también distintos al oficial del fabricante. Es más probable que falle una báscula doméstica que una de un supermercado que se ve sometido a revisiones periódicas no solo a través de auditorias internas, sino también de las administraciones.

Lurueña termina recordando que estas compañías no tienen por qué arriesgarse a saltarse la ley para rascar beneficios de forma ilegal, pues ya cuentan con estrategias comerciales permitidas para jugar a su favor. La reduflación que denuncia la OCU o el confundir al consumidor con envases medio vacíos son solo algunas de ellas.

Que no te líen con la comida: Una guía imprescindible para saber si estás comiendo bien: 313 (Imago Mundi)

Y por eso siempre hay que leer bien las etiquetas de los productos y comprobar la cantidad o peso neto marcado, sin dejarnos distraer por el diseño del paquete ni mensajes promocionales.

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