La cadena de supermercados rusa Mere pretendía abrir 40 tiendas en 2021, que iban a ser las más baratas de España. Finalmente, solo se han inaugurado ocho supermercados, distribuidos en las provincias de Valencia (Gandía, Pobla de Vallbona, Aldaia y Onteniente), León (capital), Madrid (Parla), Murcia (Santiago de la Ribera) y Tortosa (Tarragona). Todos los supermercados están liquidando su stock, con vistas a bajar la persiana indefinidamente a partir del 15 de febrero.
Según informa infoRetail, la compañía, perteneciente al holding Torgservis, planea poner punto y final a su entrada en el mercado español, cuando no se ha cumplido ni un año de su primera apertura.
Desde la empresa han explicado que, tras el cierre de las tiendas, esperaran uno o dos meses para saber si el cierre es definitivo. Pero está claro que estas tiendas, que recordaban a los primeros DIA, Lidl o Aldi, con una estética extremadamente sobria y una selección un tanto aleatoria de productos apilados en grandes cajas, no gustan ya al público español.
Las 40 aperturas previstas se fueron retrasando y, a mediados de año, la empresa matriz prescindió de todo el equipo que había gestionado el desembarco de la cadena en España. Según cifras facilitadas por infoRetail, las tiendas estaban arrojando pérdidas mensuales cercanas a los 15.000 euros, con lo que la situación empezaba a ser financieramente insostenible.
Una visita a otra época
En nuestra visita al Mere de Parla nos encontramos un supermercado de otro tiempo. Aunque una cajera nos aseguró que llegaría en las próximas semanas, en el Mere de Parla no había leche. Tampoco pan, ni siquiera de molde, y no se vendía ningún tipo de producto fresco.
Aproximadamente la mitad de la tienda estaba ocupada por productos de bazar y droguería: toallas, escurridores, vajillas, sacos gigantes de detergente… Y la otra mitad por comida, pero sin ningún tipo de orden concreto. El único espacio aparte del supermercado es el de los productos refrigerados, que se almacenan en una enorme nevera en la que tienes que entrar a servirte.
Un modelo un tanto cutre que, parece, ya no tiene cabida en España, y puede que tampoco en el resto de Europa Occidental, donde tampoco le ha ido bien a la compañía.
En Francia su desembarco sigue en suspenso y en Reino Unido las pocas tiendas que se han inaugurado tienen los estantes medio vacíos debido a la dificultad de encontrar proveedores que acepten sus condiciones: empaquetados grandes y poco atractivos, una aceptación de devolución del 100% de los productos no vendidos, o la obligación de que los productos sean exclusivamente de clase económica.
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