A veces, nuestros hogares hacen ruidos que pueden desconcertarnos o incluso darnos miedo. Estás tranquilamente en casa, y de repente escuchas un crujido, un zumbido o un golpe que te hace preguntar si algo va mal o está encantado.
Lo curioso es que muchos de estos ruidos tienen explicaciones simples y no son señales de problemas graves. De hecho, uno de los mayores culpables de estos sonidos extraños es la nevera, un electrodoméstico que todos usamos a diario pero que rara vez tenemos en mente como fuente de ruido.
En cualquier caso, es pura lógica: la nevera es una máquina en constante funcionamiento, y es normal que emita ciertos sonidos. Desde el compresor al motor del ventilador, hay varios elementos en acción que generan ruidos.
El zumbido constante es completamente normal, especialmente cuando el compresor entra en funcionamiento para mantener la temperatura adecuada. En la mayoría de los casos, estos ruidos no indican ningún fallo, sino que son parte del funcionamiento rutinario del aparato. Es importante entender esto para no preocuparse cada vez que escuchamos un ligero sonido en la cocina.
Asimismo, otro fenómeno común en el hogar es el ruido que se produce por los cambios de temperatura. Estos son resultado de la expansión y contracción de los materiales debido a la diferencia de temperatura entre la nevera y el ambiente más cálido, como cuando sacamos un ingrediente muy frío, como el hielo del congelador.
Algo similar ocurre dentro de la propia nevera: cuando se descongela o cuando el compresor se apaga y los componentes internos vuelven a su forma original, pueden escucharse pequeños crujidos.
Este tipo de ruido puede ser desconcertante, especialmente si no sabes a qué se debe. Afortunadamente, la explicación es bastante simple. Se debe a la dilatación de las partes de la nevera y del hielo al cambiar de temperatura.
Por ejemplo, cuando la temperatura del congelador sube o baja rápidamente, es normal que las paredes o el hielo crujan debido a la expansión del material.
El hogar está lleno de sonidos que nos acompañan en el día a día, y, en realidad, muchos de ellos son señales de que las cosas están funcionando como deberían, aunque a veces nos cojan por sorpresa.
Foto | Alex Qian y Anna Shvets.
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