La humedad ambiental es un enemigo poderoso durante los meses de frío y lluvia
Con la llegada del otoño y sus lluvias, son muchos los hogares españoles que se enfrentan a una realidad que en verano pasa desapercibida en buena parte del país: la humedad ambiental.
Los veranos en España son tradicionalmente secos, debido al clima continental, salvo en zonas de costa o en determinadas zonas del interior, donde la presencia de ríos de gran caudal pueden aumentar la humedad ambiental.
Un fenómeno que en otoño e invierno, donde coexisten un aumento de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas, supone que esta humedad se extienda por toda España de forma más o menos uniforme.
Cuando frío y humedad van aparejadas, se producen ciertos fenómenos que, en los hogares, supone un aumento de la condensación de las ventanas, debido a ese contraste entre bajas temperaturas y aumento de la humedad.
Más allá de la molestia que esto pueda sucede, los problemas de un exceso de humedad dentro de una vivienda van más allá, ya que pueden dañar ciertas superficies susceptibles a la humedad, como paredes o mobiliario de interior y también aumenta las probabilidades de que se desarrollen mohos.
Por eso, una de las últimas tendencias que se aprecian en redes sociales es la de aprovechar la sal, colocando recipientes y cuencos con ella, en los quicios de las ventanas. Esto se hace con la idea de que la sal, al ser un producto higroscópico –absorbe agua ambiental en casos de humedad relativa elevada– se quedase ese exceso de humedad doméstica.
Sin embargo, esto no quiere decir que sea un método 100% efectivo ni que sus resultados sean maravillosos. De hecho, lo más probable es que el efecto sea más bien bajo. A pesar de ser un producto higroscópico, la sal solo comienza a absorber esa humedad ambiental cuando se supera el 75%, un porcentaje muy elevado para el interior de una vivienda, donde raro es que se superen los niveles del 60% de humedad.
Además, hay fórmulas bastante más efectivas para prevenir la humedad ambiental como pueden ser los deshumidificadores o ejercicios tan sencillos como ventilar convenientemente las estancias, aprovechando momentos de menor humedad, haciendo circular el aire.
El uso de sistemas de calefacción también permite combatir el exceso de humedad, generándose un aire seco –tanto por calderas como por estufas, así como bombas de calor–, por lo que la teoría de los cuencos de sal es poco práctica a efectos reales.
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