Muere un hombre en Galicia al confundir el nabo del diablo, una planta venenosa de la familia de la cicuta, con un tubérculo

Las autoridades del Concello de Bergondo alertaban ayer a los vecinos de San Paio, en la parroquia de Guísamo (Bergondo, La Coruña), del peligro que entraña el tubérculo Oenanthe SPP (X 49 CIE 10), conocido como "nabo del diablo", tras conocerse el fallecimiento de una persona por envenenamiento al haber ingerido el mismo el pasado mes de diciembre, según se ha corroborado esta semana.

El ayuntamiento trasladaba así el mensaje remitido el pasado lunes por el Juzgado de Primera Instancia de Betanzos, sin que hasta ahora se hubiera tenido conocimiento de ningún caso de envenenamiento en el municipio relacionado con esta planta, muy común en la zona. Según informa La Voz de Galicia, una vecina dio la voz de alarma al llevar tiempo sin ver al fallecido, un hombre colombiano de 37 años que, se cree, pudo confundir el tubérculo de la planta con alguna especie comestible como la yuca o un nabo.

Qué es el nabo del diablo y por qué es tan peligroso

El género Oenanthe describe un grupo de especies de plantas de la familia de las apiáceas, que en apariencia pueden resultar muy similares en sus hojas, tallos y flores a otras de consumo popular como precisamente el apio, el perejil o el hinojo. Sin embargo, la mayoría de las Oenanthe son tóxicas, pues producen una serie de poliacetilenos como los de la cicuta, muy venenosa, también apiácea.

Se cree que la especie en concreto que pudo causar esta muerte haya sido la Oenanthe crocata, una planta silvestre muy común en regiones del oeste de Europea y extendida ampliamente por la cuenca mediterránea, especialmente en zonas muy húmedas, y bien conocida por los vecinos de la zona donde vivía el fallecido.

En Galicia se conoce como nabo del diablo, nabo de San Pedro o * pé de boi*, y también responde a otras denominaciones populares como aciguta, apio bravo, cañahierro, cañareja o pie de buey. En las zonas en las que crece, generalmente en los alrededores de riachuelos, ríos, juncos, manantiales o acequias, es habitual ver concentraciones de la planta en primavera y verano, cuando florece y llama la atención por sus vistosas pequeñas inflorescencias blancas.

Toda la planta es potencialmente tóxica pero el mayor peligro está en el tubérculo, bajo tierra, donde se concentra la enantotoxina, una neurotoxina que ataca directamente al sistema nervioso, aunque no lo hace de forma inmediata y puede presentar un variado cuadro de síntomas tras las primeras horas de su ingesta.

Se suele manifestar primero mediante síntomas digestivos como náuseas, diarreas o vómitos, para causar después vértigos y mareos, dolor abdominal, espasmos y convulsiones epilépticas, pues afecta al cerebro y no al hígado, como ocurre con otras intoxicaciones frecuentes, por ejemplo, al ingerir setas venenosas. Según ha informado el hepatólogo Manuel Delgado al diario gallego, el nabo del diablo causa parálisis de los músculos, provocando la muerte por ahogamiento.

La mayor concentración de neurotoxinas se produce a finales del invierno en la raíz tuberculosa, de color amarillento y forma alargada, recordando a otros tubérculos como la yuca y variantes de batata o nabo. Esa posible confusión, de la que ya se conocen casos previos, es la que podría haber llevado al fallecido a consumirla, por lo que las autoridades recuerdan los peligros de ingerir cualquier planta silvestre sin consultar antes con expertos.

Herbario de plantas silvestres

Imágenes | Wikimmedia Commons
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