La acusada deberá además pagar una multa y cumplir una pena de cárcel en prisión
El pasado cinco de septiembre, los empleados y clientes que se encontraban en aquel momento en un local de la cadena de comida rápida Chipotle, en Ohio (Estados Unidos), fueron testigos de un esperpéntico espectáculo. Una clienta descontenta con el servicio, tras discutir acaloradamente con la joven dependienta, culminó su protesta lanzándole con fuerza un plato de burrito a la cara.
Rosemary Hayne, de 39 años, aparentemente no estaba satisfecha con el plato de comida que había recibido y decidió ensañarse con la empleada que ese día le tocó lidiar con la peor clase de comensal, los maleducados que se creen superiores y con derecho a tratar mal al personal de hostelería. Hayne, además, demostró un comportamiento violento y punible.
Así lo ha determinado el juez Timothy Gilligan de la Corte Municipal de Parma (Ohio) en su sentencia de hace unas semanas, tras la denuncia presentada por la propia empresa. Para infortunio de Hayne, toda su exhibición fue grabada en vídeo por otro cliente con su teléfono móvil y publicada en un foro de Reddit.
“No recibió el plato de burrito como le gusta, ¿y así es como reacciona? Esto no es 'Real Housewives' de Parma. Este comportamiento no es aceptable”, dijo el magistrado durante la sentencia.
Hayne comenzó su protesta zarandeando su pedido sobre la mesa del mostrador, gritando con violencia primero a una empleada de 17 años, y luego a Emily Russell, gerente de aquel turno e incapaz de razonar o calmar a la clienta. Ya con toda la atención del local, tras lanzarle con fuerza el plato directamente a la cara, la mujer abandonó el establecimiento con su acompañante.
Otros clientes salieron rápidamente tras ella y apuntaron la matrícula del coche, poniéndose en contacto con la policía local que pudo detenerla ese mismo día. Russell, que confesó estar lidiando con crisis de ansiedad tras el incidente, denunció a Hayne por su asalto, apoyada por la propia empresa.
Hayne fue condenada inicialmente a pagar una multa y 180 días de cárcel, pero el juez le le ofreció una alternativa. Si aceptaba trabajar dos meses en un restaurante de comida rápida, podría reducir su tiempo en prisión a 60 días. La acusada se disculpó ante el tribunal y la propia víctima y aceptó la contraoferta.
No se sabe si será en algún otro local de la propia franquicia de Chipotle, pero tanto Russell como la cadena se mostraron conformes con la sentencia. “Nos complace ver que se hace justicia con cualquier individuo que no trate a los miembros de nuestro equipo con el respeto que se merecen”, declaró en el programa Today Laurie Schalow, directora de asuntos corporativos de la compañía.
Así Hayne podrá experimentar en primera persona el trabajo con el que tienen que lidiar los empleados de las cadenas de comida rápida, y quizá se lo piense dos veces antes de volver a faltarles al respeto.
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