El pastel literalmente quemado (ideal para sorpresas) que cada día se ve más y arrasa en redes sociales

En repostería, la innovación es una constante y ahora las redes se pliegan ante este modelo

Los pasteles de cumpleaños han experimentado una gran evolución a lo largo de los años, adaptándose a nuevas tendencias, gustos y demandas estéticas. Lo que antes era un sencillo bizcocho decorado con un par de velas y una capa de crema o merengue, hoy se ha convertido en una obra de arte comestible.

La influencia de la repostería creativa ha llevado a la creación de pasteles personalizados, con formas, colores y detalles que reflejan la personalidad del homenajeado.

Desde figuras en fondant hasta combinaciones sorprendentes de sabores, los pasteles modernos son una muestra de la innovación en la gastronomía dulce, que acompaña el auge de la cocina salada.

El auge de las redes sociales ha sido un factor clave en esta transformación. Los pasteles han pasado de ser simplemente el postre del evento a convertirse en el centro de atención de la celebración, especialmente por su capacidad de ser altamente "instagrameables".

Por ello, los pasteleros han encontrado en las plataformas digitales un escaparate para mostrar su creatividad, dando lugar a tendencias como los pasteles con drip cake (goteo de chocolate), los de estilo "naked cake" o los que incluyen efectos visuales sorprendentes, como los pasteles de espejo o aquellos que llevan inserciones de luces LED.

Además, los pasteles temáticos se han consolidado como una de las opciones más populares. Inspirados en personajes de películas, series o videojuegos, o en temas específicos como viajes o deportes, los pasteles de cumpleaños actuales no solo cumplen con el objetivo de ser un dulce sabroso, sino que también cuentan una historia.

Pastel quemado

En este contexto, el el burnt cake, o pastel quemado, ha ganado popularidad en la repostería moderna por su apariencia rústica. Se caracteriza por tener una capa exterior caramelizada y oscura, casi quemada, que le da su nombre y aporta un contraste de texturas y sabores.

Este toque quemado crea una corteza crujiente y ligeramente amarga que equilibra con la suavidad y dulzura de su interior, convirtiéndolo en una experiencia gastronómica sorprendente.

El encanto del burnt cake radica en su imperfección y en cómo transforma algo que podría parecer un error culinario en una tendencia apreciada. Esta estética rústica y su sabor agridulce ofrecen una nueva perspectiva en la repostería contemporánea, desafiando la idea de que un pastel debe ser visualmente impecable para ser delicioso.

Quemados de verdad

Ahora bien, una vuelta de tuerca a esta tendencia es la de los pasteleros que directamente proponen quemar una capa del pastel para hacerlo todavía más sorprendente, haciendo que la tarta sea, efectivamente, merecedora de ese título.

En estos casos, se prepara una capa con papel de arroz y tinta comestible en la que se pueden poner inscripciones personalizadas (como felicitaciones, por ejemplo) y que se queman, dejando después al descubierto el verdadero pastel bajo esta capa.

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Este tipo de pastel es ideal para dar sorpresas o dejar mensajes ocultos que se volatilizan. Su creciente popularidad demuestra que, en la cocina, lo inusual puede ser igualmente atractivo, tanto para la vista como para el paladar.

Fotos | Marina Utrabo

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