La mandarina es una fruta cítrica y muy popular, conocida por su sabor dulce y refrescante, así como por su alto contenido de vitamina C y otros nutrientes importantes para la salud. Visualmente se caracteriza por ser pequeña, además de ser fácil de pelar y tener una pulpa jugosa.
Rica en fibra, favorece a la digestión y ayuda a mantener el sistema digestivo saludable. Contiene antioxidantes también como flavonoides y betacarotenos, que ayudan a combatir los radicales libres y proteger las células del cuerpo. Al igual que la naranja y el pomelo, que pertenecen a la misma familia de frutas cítricas conocida como Rutaceae. La mandarina es una excelente fuente de vitamina C, que contribuye a proteger y fortalecer el sistema inmunológico.
Versátil en la cocina, la mandarina es una fruta atractiva que se puede disfrutar sola como tentempié o en zumos naturales para refrescarse en la temporada de verano. Funciona también en ensaladas. Las mandarinas peladas y separadas en gajos pueden añadir un toque dulce y refrescante a las ensaladas verdes o de frutas.
Práctica en postres, puedes utilizar el zumo o la ralladura de mandarina para dar sabor frutado a las tartas, bizcocho de mandarina, miel y lavanda o sorbetes. La mandarina combina muy bien con carnes blancas, pescados o mariscos, añadiendo un toque cítrico a las preparaciones, tal es el caso del magret de pavo en salsa de mandarina.
En el mercado, es posible encontrar mandarinas con y sin hoja. Cuál es su diferencia, ninguna. No presentan diferencias significativas en cuanto a sabor o calidad, ya que la presencia o ausencia de hojas en la fruta no determina su madurez ni su dulzura.
Las mandarinas que se venden con hoja, se conservan por razones principalmente estéticas y comerciales. La presencia de hojas en la fruta puede dar una apariencia más fresca y natural, lo que resulta atractivo para los consumidores al momento de la compra.
Aunque las hojas en sí mismas no influyen directamente en el sabor o la calidad de la mandarina, su presencia puede ser percibida como un detalle decorativo que realza la presentación del producto. Hay quiénes pueden argumentar que las hojas pueden ayudar a proteger la fruta, y a mantenerla fresca por más tiempo al actuar como una barrera natural.
La elección entre una u otra, depende más de preferencias personales o de aspectos estéticos que de diferencias en sabor o calidad.
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