Desde el momento de entrar en una tienda quedamos supeditados a fuertes medidas de seguridad que sentimos que nos incriminan a priori
¿Te vibra el móvil en el bolso y no lo coges¿ ¿Necesitas las gafas para ver los ingredientes y piensas 'da igual'? Es lo que a muchos les pasa cuando están en medio de un supermercado y temen que parezca que están robando.
Les sucede a algunas personas que cuando entran en un establecimiento comercial, sea de la clase que sea, se ponen en tensión y se sienten mal porque piensan que el personal de la tienda y el encargado de seguridad creen que está robando pese a estar a años luz de hacerlo.
Esta especie de síndrome del impostor sucede mucho en los supermercados, y es normal, pues desde el minuto cero de acceder a ellos entramos en un entorno lleno de medidas de seguridad que sentimos que nos incrimina a priori, como apertura y sellado de bolsas y bolsos, cámaras, fichas anti-robo, arcos de seguridad y taciturno personal de seguridad a las puertas. Como si fuera el Pentágono.
Este conjunto de elementos pone a muchos en guardia y se sienten mal por lo que pueda parecer y, enseguida, adoptan una inequívoca actitud que trata de señalar todo lo contrario y gritarle al mundo: “No estoy robando”.
Sobre este sentimiento tan común y tan poco confesado ha hecho un exitoso vídeo el tiktoker Carlos García confesando cómo se siente en los supermercados y qué actitudes adopta, y el resultado ha sido una viral respuesta de muchos al sentirse (también) exactamente así.
El chico explica que siempre le sucede en el supermercado algo que le hace creer que “es idiota”, como por ejemplo sentirse mal por mirar un producto y dejarlo porque no le interesa.
Las manos en los bolsillos, nunca
Aparte, confiesa que nunca se lleva las manos a los bolsillos por lo que pueda parecer, o, si lleva la riñonera, no la abre nunca cuando está en el supermercado después de haber tocado un producto.
“Digo a ver si me están vigilando por las cámaras y ahora se creen que estoy robando”, explica el chico, que entonces adopta una estrategia de exteriorizar y visibilizar que su actitud es toda la contraria a robar.
Entonces, relata, se pone a saludar a todo el mundo, a mirar a la cara a la gente y pone cara de “sonrisa”, admite. “Es una sensación muy idiota que me siento que me están observando y necesito sobreactuar que no estoy robando”, confiesa.
No salir sin compra
Pero este síndrome no solo se queda en la gesticulación, sino que tal es el punto de sentirse paranoico, que explica que a veces ha llegado a comprarse cosas con tal de no salir sin nada por el espacio de salida sin compra. “Si voy al Lidl y salgo sin nada mi cerebro dice “tienes que comprar algo”, que se creen que estás robando”, explica.
Esto, que puede parecer la paranoia aislada de alguien, no es un caso único a juzgar por los comentarios, pues son muchos los que se sienten así de señalados por todas las medidas de seguridad que hay en las tiendas de alimentación. “Pensaba que era la única”, dice una internauta.
En casi 500 comentarios a este vídeo algunos citan el caso del móvil: “Cuando abro el bolso para sacar el móvil hago que se vea mucho lo que estoy haciendo”, explica otra, y una chica agrega que le da “cosa” meter y sacar el móvil en el bolso. Esto mismo sucede cuando se llevan carritos de bebé y abrigos en la mano.
Foto | Joana Costa
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