Han hecho falta cinco programas para que se cumpliera una de las previsiones que la mayoría estábamos esperando casi desde que se anunciaron los aspirantes. Esta semana teníamos el aliciente de ver cómo cambiaba la dinámica con la reincorporación de Boris Izaguirre y Anabel Alonso, que teóricamente llegaron para compensar la falta de nivel culinario de sus ahora compañeros.
Lo que está claro es que ambos tienen más gancho mediático que otros previamente expulsados, dando más juego para alimentar los chascarrillos típicos del concurso. Y, para qué negarlo, el espectador también agradece la vidilla que aportan, ya con tablas sobre las cocinas. Los dos han sido de los mejores cocinando esta semana.
La primera prueba de hoy venía con sabores marineros, pero de altura. Para ganarse la inmunidad tenían que cocinar un plato libre usando obligatoriamente alguno de los crustáceos presentados, todo producto de lujo, como el bogavante, la nécora o el vistoso cangrejo real ruso de Kamchatka.
Algo común a todas las versiones de MasterChef es el poner a prueba a los aspirantes con un producto premium para valorar si son capaces de tratarlo como se merece. Tras una clase de Jordi enseñándoles a extraer la carne sin estropearla, ha sido el chef Luis Veira (restaurante Árbore Da Veira, una estrella Michelin) el invitado encargado de asesorarles durante el cocinado.
Sin sorprender a nadie después de ver los platos y las reacciones de los jueces, Juan, Félix y Vicky han teneido el "honor" de ser los peores de la noche, mientras que el recuperado Boris se ha alzado como ganador con su 'Marte, por dentro venus', un arroz con centollo con muy buena pinta. Además logró la inmunidad y donó el premio de 4000 euros a la asociación Afaga contra el alzheimer.
Homenaje a Rapahel en Valencia
En la prueba de promoción exteriores todo el equipo ha viajado hasta Valencia para rendir homenaje a Raphael, quien sigue incansable y estaba inmerso en su último tour hasta la fecha. Con el el Palau de les Arts como marco, los aspirantes tenían que cocinar un de cuatro platos "tan ricos como saludables" que diera fuerzas al cantante y su equipo.
Cuando MasterChef entra en el terreno de lo sano ya sabemos que suelen patinar. Entre otros platos, el menú consistía en recetas como ajoblanco con sardina marinada en ponzu, raviolis de brazuelo de ternera, guiso de ossobuco y alcachofas con vino tinto y un cremoso de chocolate negro con ensalada de cítricos y galleta. Algo bastante estándar que no nos quedó muy claro por qué había que calificarlo como especialmente saludable.
Boris y Anabel, los mejores de la primera prueba -queda claro por qué entraron a subir el nivel-, han sido los capitanes de equipo, aunque esta vez han sido los demás concursantes quienes han elegido a su líder.
La prueba ha transcurrido con el ritmo habitual de los cocinados por equipos, con los habituales nervios y pequeños roces, y algún que otro desastre como una crema inglesa quemada. Pero los capitanes demostraron su veteranía, sobre todo Anabel Alonso, quien destacó liderando a sus compañeros, alzando a su equipo como ganador. Cierta lentitud y un osobucco demasiado duro fueron los verdugos del equipo rojo de Boris, no tan acertado en su capitanía.
De nuevo doble expulsión, que ya mucho tardaba
La prueba final de la noche de eliminación arrancó con mucho bombo para mostrar al protagonista del reto: una gran montaña de huevos. Otro recurso muy familiar en MasterChef, someter a los aspirantes a dominar diversas formas de cocción del huevo, que parece simple pero requiere buen dominio de la técnica. Y que además celebra este viernes su Día Mundial.
Santiago Segura ha sido el último invitado de la noche, poniéndose el delantal rosa para cocinar las tres elaboraciones con el resto de aspirantes. Boris ha aprovechado su pin de la inmunidad para librarse esta vez de cocinar, recordando que fue expulsado en su edición precisamente por unos huevos de codorniz mal pochados.
De uno en uno han cocinado delante de los jueces tres recetas: un huevo frito con puntilla y yema líquida, una tortilla francesa de dos huevos jugosa por dentro y un huevo poché con la clara bien cuajada. No había lugar para el error, ya que no podían volver a empezar si erraban.
Avellaneda cocinó un huevo frito "a baja temperatura", muy graso, sin puntilla y pasado de cocción -típicos errores de un huevo frito mal hecho-; Juan tampoco logró la puntilla y se pasó de sal, aunque logró una buena yema, y Jose sorprendió con un huevo decente, aunque más bien a la plancha que frito. La que sí demostró que se esfuerza y está mejorando su nivel de cocina es Tamara , clavando un huevo frito casi perfecto, el mejor de la noche.
La tortilla francesa mostró acabados de todo tipo -pasadas, tipo crêpe, demasiado grasa-, aunque sin ningún desastre especial. De nuevo Tamara y Vicky han sido las mejores, ganando la prueba la segunda. Quedaba el huevo poché o escalfado, uno de los más temidos por cocineros novatos. Tamara ha vuelto a sobresalir con un huevo pochado perfeco, sin rastros de clara perdida en el agua y una yema bien líquida; fue la gran ganadora.
Lo que no sorprendió a nadie fue la expulsión de Jose, el peor de la noche y de todo el plantel de concursantes desde el principio. Con un mínimo de conocimientos culinarios, sabíamos que tenían que mantener a Los Chunguitos al menos algunas semanas para conservar los chascarrillos, cánticos y risas que generaban, pero ya la cosa no se podía mantener más.
Juan renunció a continuar sin su hermano y se marchó también de las cocinas, con mucho pesar entre sus compañeros. Tras la doble expulsión y doble reincorporación de la semana anterior, el programa volvía a equilibrarse. Ahora queda saber si los aspirantes que apuntan maneras en su evolución podrán hacer sombra a Boris y Anabel, que por el momento son los mejores.
En Directo al Paladar | La receta de galletas con leche materna de Álex Adrover, concursante de MasterChef Celebrity, y Patricia Montero
En Directo al Paladar | MasterChef Celebrity o la odisea de cocinar como se puede, pero con mucho corazón