El cultivo de fruto seco más rentable de España se enfrenta por primera vez a uno de sus peores enemigos

Era cuestión de tiempo, pero finalmente se ha detectado en nuestro país la presencia del conocido como psílido del pistacho. Esta plaga, muy frecuente en Oriente Medio y Mediterráneo oriental, es uno de los peores enemigos de los pistachos y, por vez primera, ha aparecido en cultivos españoles.

Así lo identifica un estudio del que se hace eco la revista Phytoma. El hallazgo, mérito de Sara Rodrigo-Gómez, de la Delegación Provincial de Ciudad Real de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla–La Mancha, y Daniel Burckhardt, del Museo de Historia Natural de Basilea (Suiza), supone identificar hasta en catorce municipios españoles la presencia de esta plaga.

Por el momento, indican, no es un problema fitosanitario de gran importancia, aunque se recomienda hacer un seguimiento a las poblaciones detectadas, que se concentran en Castilla-La Mancha y Extremadura.

El insecto en cuestión, conocido como Agonoscena pistaciae, ha aparecido en ejemplares de Pistacia terebinthus, que se utiliza como portainjertos, mientras que de manera aislada también ha aparecido en poblaciones de Pistacia vera ya injertados.

Esta plaga, muy frecuente como decimos en Oriente Medio, no parece tener la misma virulencia en España, como afirman en el estudio. En él explican que el insecto, en las plantaciones nacionales, no se alimenta de las hojas de la Pistacia vera, sino que sólo permanece en el portainjertos.

Localizada en esa catorcena de municipios, el estudio pone sobre alerta a las poblaciones de Ciudad Real, Campo de Criptana, Almagro–Miguelturra, Calzada de Calatrava, Chaparrillo, Porzuna, Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Villarrubia de los Ojos, en la provincia de Ciudad Real; Villamayor de Santiago (Cuenca); Villacañas y Viso de San Juan (Toledo); Esparragosa de Lares (Badajoz); y Jaraicejo (Cáceres).

Ahora la cuestión es comprobar cómo el hallazgo inesperado de este insecto se debe a haber pasado desapercibido o a una reciente introducción. De ambas teorías, la más evidente resulta la segunda, pues las plantaciones de pistacho de forma masiva en nuestro país no se dieron hasta hace cuatro décadas, y que pueden haber venido en el material vegetal importado de Oriente Medio.

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