Un salario base de 2.000 euros, jornadas laborales de cuatro días a la semana para todos los empleados y 10 semanas de vacaciones al año. Si apareciese este anuncio de trabajo en Infojobs o en cualquier plataforma de contratación, damos por sentado que las solicitudes de empleo se dispararían.
Visto el mundo laboral en 2024, la idea del panadero Jean-Pierre Delboulbe parece casi una utopía al estilo Charles Fourier y sus falansterios de mitad del siglo XIX, pero esto es la realidad y no socialismo utópico.
El milagro se produce en Castelsagrat, un pueblo de apenas 500 habitantes en el departamento de Tarn-et-Garonne, en el sur de Francia, donde Delboulbe dirige la panadería Louboulbil. Aquel proyecto, que este ingeniero de profesión, curtido en la constructora Vinci, inició en 1997, ahora funciona casi de modo cooperativa.
Con una producción de cerca de 300 toneladas de pan anuales, Louboulbil entrega a diario sus panes por los alrededores del pueblo, llegando incluso a mercados artesanales de la zona. Los mimbres con los que ha levado este milagro son, principalmente, la retribución monetaria y el tiempo de vacaciones.
Los 2.000 euros netos que ofrece al mes como salario base están por encima de la media en la panadería francesa. A él, además, se suman aumentos por antigüedad y bonus por desempeño, algo generalmente imposible en empresas de este calibre.
Todo el ruido se ha desatado tras una entrevista concedida a La Dépêche du Midi, un medio local, donde Louboulbil ha desentrañado su modus operandi, lo que ha provocado que Francia girase la cabeza hacia este negocio rural de panes cooperativos.
"Tenemos muchos clientes comprometidos que compran nuestro pan porque les gusta, pero también porque les gusta nuestro modelo social", advertía Delboulbe explicaba las condiciones salariales y laborales de la empresa. También donde aparecían voces de otros empleados, que contaban el grado de libertad en el que operan, mientras que el trabajo salga.
Imágenes | Louboulbil
En DAP | Receta de pan
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