En apenas tres años, el coste de la alimentación se ha disparado un 30%, aunque ahora dé señales de haber tocado techo
A nadie se le escapa que desde hace varios años vivimos en una espiral inflacionista que, como suele ser habitual, salpica a todas las formas de consumo. Vivienda, energía, carburantes, ocio y, cómo no, alimentos, se han visto marcados desde el año 2020 por un aumento de precio significativo.
Sin embargo, datos del Instituto Nacional de Estadística catalogados por Datadicto no solo han demostrado que los últimos cuatro años se han convertido en un particular puerto de montaña para los bolsillos de los españoles, sino que la carrera –de fondo– viene de largo.
Lo sorprendente es que, sin embargo, a pesar de que la inflación y la tendencia alcista del coste de la vida lleva siendo una constante los últimos veinte años, el mayor subidón lo ha dado el último lustro.
Al menos en lo tocante a la alimentación, como desglosa en su comparativa, donde se comprueba que desde el año 2020 hasta hoy el coste de los alimentos en España ha aumentado casi un 50%.
Una cifra abrumadora, especialmente cuando comprobamos, según la misma guía, que entre el año 2000 y el año 2020 creció un 50%. En apenas cinco años el coste de los alimentos ha subido tanto como en los veinte años anteriores.
Las causas, algunas coyunturales, han contribuido enormemente a esta situación, haciendo también ademanes de haberse convertido en estructurales o, cuanto menos, en no recuperar los precios iniciales.
Citar la pandemia de la covid-19 es necesario para comprobar cómo los flujos de capital y de producción se alteraron entre 2020 y 2021, pero a ello se debe añadir también la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, cuyas consecuencias directas sobre la alimentación fueron largamente tratadas, especialmente por el desabastecimiento de cereales, elemento fundamental en la dieta de millones de animales de granja. No solo de Europa, evidentemente.
También el gráfico ayuda a entender buena parte de las fluctuaciones económicas que hemos vivido en lo que va de siglo XXI. Cerca de cumplir el primer cuarto de centuria, el análisis de los precios de los alimentos deja una seña clara: no deja de subir.
La única excepción se vivió entre los años 2008 y 2009, coincidentes con el estallido de la crisis financiera de 2007-2008, que supuso el único tropezón de una tendencia alcista desde el año 2000.
Lo escandaloso, no obstante, se produce a partir del año 2020, cuando la escalada de precios supone aumentar el 10% del precio de los alimentos cada año, algo inaudito si se compara con la serie histórica.
Imágenes | Gpointstudio
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