"Es más viejo que el carbón": así es el timo del billete marcado que han intentado colar a un hostelero sevillano

Por mucho que los estafadores cada vez usen más las nuevas tecnologías, los timos de toda la vida tan ligados a la picaresca española siguen a la orden del día. Y no se libra nadie, tampoco los profesionales que llevan negocios y tratan con clientes de todo tipo a diario. Puede dar fe de ello Miguel, quien lleva un negocio de carnicería, hamburguesas y comidas para llevar en Casariche, Sevilla, y que además comparte en redes recetas, trucos y consejos de cocina.

No obstante, uno de sus vídeos más virales no tiene nada que ver con técnicas culinarias, sino con el intento frustrado de unas supuestas clientas por estafarle dinero con el viejo timo del billete marcado. Una estafa que viene de lejos pero que sigue funcionando por lo fácil que resulta engañar al hostelero o comerciante despistado con apenas dos billetes y la colaboración de dos personas compinchadas.

Como bien explica Miguel en su cuenta de TikTok, @carnesyfuegos, hay que tener mucho cuidado con recibir un billete que tenga escrito un número de teléfono y/o nombre, sobre todo si se trata de una gran cantidad de dinero, a partir de 50 euros. Es un número probablemente inventado al azar, y casi seguro que responde a un intento de estafa.

El timo consiste en pagar con dicho billete procurando que no se vea lo escrito ("Te lo da al revés para que no veas el número de teléfono y el nombre"), gastando una cantidad reducida para recibir el cambio. Hasta aquí todo normal, pues el billete es válido, pero la operación culmina con la aparición del compinche.

Esta segunda persona se presenta a pagar su consumición o compra con un billete inferior, 20 euros en el ejemplo que narra Miguel, y al recibir su cambio protesta porque la vuelta no se corresponde con el supuesto billete que le ha dado, de 50 euros. Con la lógica protesta del hostelero, el timador alega que su billete tenía anotado un número de teléfono y un nombre que, por supuesto, recita de memoria para demostrar su testimonio.

Una estafa simple y nada novedosa pero que sigue dando buenos resultados a los delincuentes de poca monta, pues es difícil demostrar su culpabilidad. Sin embargo, Miguel pudo destapar a las estafadoras gracias a las cámaras de seguridad de su local, que registraron los movimientos de las falsas clientas.

Al menos en esta ocasión la tecnología sí ha servido para desenmascarar a los estafadores, y no al revés. Está claro que hay que andarse con mil ojos, tanto como consumidores como si somos profesionales ofreciendo un servicio.

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