Alberto Chicote ha regresado con una nueva temporada de Pesadilla en la Cocina, y lo ha hecho montado a caballo, para visitar uno de los peores restaurantes de la historia del programa.
El Mosto Tejero es una venta tradicional jerezana, situada en lo que se conoce como la ruta del mosto, formada por antiguas casa de viña que, tradicionalmente, abrían sus puertas cuando se obtenía el mosto nuevo, para ofrecer tragos y comida.
Se trata de establecimientos populares, donde se suele comer bien por poco, pero en el Mosto Tejero el cutrerío se había ido de las manos.
Estamos ante el clásico restaurante desastre del programa, comandado por un dueño, Juanete, que no hace más que cantar y beber palo cortado, unos camareros a la gresca y una cocina incompetente. ¿Qué podría salir mal?
Aunque el Mosto Tejero fue una de las ventas pioneras de la zona, fundada hace 30 años, la desidia se ha apoderado del restaurante. La comida es en su mayoría congelada o, peor, elaborada con alimentos en mal estado. El pobre Chicote tiene un estómago de acero, pero la acidez de esas albóndigas podrían incluso con alguien como él, y dan más asco después de ver el estado lamentable de la cocina, llena de suciedad y con comida podrida.
“Esto es la bomba, el dueño se dedica a tomar vinos con sus colegas y a dar palmas todo el día, el personal unos piensan que son buenos y otros los otros, y se pelean con la cocinera que hace una comida que no se puede ni comer”, sentenciaba chicote en una de sus ya clásicas disertaciones.
Aunque la mona se vista de seda...
Después de presenciar cómo el dueño el restaurante se marcha en tractor en mitad de un servicio, para volver convencido por Chicote y tener que separar a dos de sus camareros que habían llegado a las manos, tenemos claro que estamos ante el servicio más delirante de la historia de Pesadilla en la Cocina.
¿La solución? Un poco de autoayuda, una reforma que covierte la venta en algo aún menos auténtico y un cambio de carta. Y como siempre nos preguntamos ¿será suficiente?
La respuesta es un rotundo no. Por lo que observamos en los comentarios vertidos sobre el restaurante en Tripadvisor, el programa debió de rodarse hace más de un año, en la primera mitad de 2018, cuando los clientes empiezan a comentar el cambio efectuado en el local. Pero las críticas no mejoran.
“Caro, comida mala y el dueño un payaso, no entiendo como va la gente, no creo que dure mucho, a no ser que el dueño se vaya al circo y lo coja otro”, explica un usuario. Una crítica media de las que encontramos en la popular página.
Chicote insistía mucho en lo cutre que era el local, pero lo cierto es que hay cientos de locales de este tipo en los que se come de muerte. Peor aún es la excusa que da el dueño del local, explicando que los andaluces trabajan poco, reforzando un tópico tan injusto como dañino.
La realidad es que cuando tienes una cocinera que a todas luces no sabe hacer su trabajo y un dueño que pasa de todo, no hay nada que arregle el desastre, estés en Jerez o en Sepastopol.
Dice Chicote que el restaurante podría convertirse en una referencia de la ruta del mosto, pero no sabemos que han ganado con esto. Después de ver el programa solo irías por curiosidad para ver si el establecimiento sigue siendo el desastre que se entrevé en el programa, pero solo a tomarte un vino: cualquiera se atreve a comer ahí.
Dicho esto, Pesadilla en la Cocina sigue siendo un fantástico entretenimiento televisivo. Por muy guionizado que esté, la fórmula de dueño bolinga, cocina guarra y terrorismo culinario nunca defrauda.