Tras el desabastecimiento acontecido hace varios meses, Nestlé recupera la producción de las tradicionales obleas para empanadillas
Rara es la casa española en la que alguna vez no hemos visto una abuela abrir un pequeño paquete de obleas de empanadillas, en el que ponía La Cocinera. Aquellas 16 obleas se prestaban con igual facilidad a convertirse en empanadillas de atún o en empanadillas de carne.
Un gesto sutil, pequeño y que todos guardamos con gran recuerdo a asomarnos a esos pequeños blísters con tonos blancos y azules, que hace unos años saltaron de nuevo a la palestra: las empanadillas míticas de La Cocinera habían desaparecido a mediados de mayo.
No solo porque ya la marca La Cocinera hubiera sido absorbida completamente por Nestlé, que las incluyó dentro de la marca Buitoni, que es ahora quien elabora esas empanadillas, sino porque a causa de la guerra de Ucrania y por problemas en la fabricación, llegó a haber un momento de desabastecimiento de obleas para empanadillas.
Una catástrofe nacional para España y también un momento tristísimo para todos aquellos que se acuerdan del chiste de las empanadillas de Móstoles del dúo cómico Martes y 13.
Ahora, como si se tratase de un anuncio de turrones, Nestlé avisa que las obleas para empanadilla Buitoni vuelven a estar a la venta, habida cuenta de que la compañía informa de que han encontrado manera de cumplir con el suministro habitual de la clásica oblea para empanadillas, especialmente avalada por la demanda del consumidor en Navidad.
Un deleite, según informa la compañía, que se caracteriza por una masa fina y hojaldrada, delicada en boca, y que realza el sabor del relleno. Fácil de manipular, ni se rompe ni se pega y lo mismo sirve para recetas dulces como para recetas saladas.
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