En un giro de los acontecimientos, Mahou-San Miguel ha decidido que el vino merece algo más que una copa: merece marketing, distribución masiva y gas carbónico. Ahora bien, la pregunta no es si funcionará, sino por qué esta decisión ha tardado tanto. En realidad, hay algo de irónico en que una cervecera icónica apueste por bebidas que durante años fueron el símbolo de la precariedad alcohólica juvenil.
De los creadores de la mezcla sucia de vino y cocacola o manzanilla con refresco de lima, llega el calimocho y el rebujito embotellado. Ya no será necesario mezclar los jugos en el maletero de un coche mientras suena reguetón de fondo. Ahora todo viene listo, con etiqueta corporativa y código de barras.
La compañía tiene previsto lanzar su nueva gama de combinados a base de vino llamada Los Cachis en los grifos de bar de toda España durante los próximos meses. También quiere llegar al público joven a base de estar en los festejos más importantes del país, como la Feria de Málaga.
Esta gama incluye una Sangría clásica, un Tinto Verano (este disponible para hostelería), un Kalimotxo y un Rebujito. Este movimiento empresarial no solo habla de diversificación, sino también de cómo las marcas están redibujando los mapas de consumo popular.

La nueva marca incluirá, inicialmente, estas cuatro variedades de bebidas, cada una con una identidad visual que refleja distintos estilos y momentos de consumo: Montxo Kalimotxo, evoca la energía del norte con un carácter fresco y desenfadado. María Sangría, representa un espíritu dinámico y cosmopolita, ideal para quienes buscan una experiencia vibrante.
También, Currito Rebujito, que se inspira en la tradición y el arte del sur, con una personalidad alegre y festiva. Por último, Mariano Tinto de Verano, es sinónimo de terraceo y atardeceres relajados, capturando la esencia del verano español.

“El lanzamiento de Los Cachis es un paso más en nuestra estrategia de diversificación de producto y nos permite seguir consolidándonos como líderes del sector en un mercado dinámico y en constante evolución con propuestas diferentes y que responden a distintos momentos de consumo”, explica Miguel Ángel Cabrero, Innovation Hub Director de Mahou San Miguel.
Ahora, el low-cost emocional se vuelve premium a fuerza de packaging y de anuncios en televisión. El tinto de verano, que durante décadas fue el primo informal del vino, pasa a tener apellidos con derecho propio.
Comodidad y nostalgia
Las cifras del mercado respaldan esta jugada. Las bebidas listas para tomar viven un auge sostenido, y no solo entre los más jóvenes. El consumidor busca comodidad, y el formato embotellado le ofrece exactamente eso: cero esfuerzo, consumo inmediato. Si además suma una carga nostálgica, el éxito está servido.
Para quienes creen que el vino debe beberse en copa y a la temperatura correcta, esta filosofía será casi una herejía. En el fondo, el mercado ya no gira en torno al buen gusto, sino al algoritmo. El calimocho de marca viene a confirmar que lo mainstream llega para quedarse.
Foto | Freepik y Mahou-San Miguel
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