No hacía falta que nuestras abuelas fueran Albert Einstein para poner en práctica lo que podríamos bautizar como 'el truco de la cuchara'
Una llamada a destiempo, un fuego demasiado potente o simplemente tener muchas cosas que hacer. Seguro que más de una vez alguna de estas razones ha montado un auténtico disparate en tu cocina y ha provocado que el agua de una olla rebosase a más no poder, poniendo los fuegos perdidos.
Quien dice agua también puede decir leche, caldos o los propios guisos en los que cocinamos garbanzos, lentejas, pasta, arroces… La ebullición es un arma de doble filo en nuestra cocina y un fuego demasiado potente puede provocar que empiece a desparramarse el líquido sin compasión.
Sin embargo, hay un remedio de abuela que funciona y funcionaba. Y que funcionará siempre y aunque pensemos que tiene que ver más con la sabiduría popular, en el trasfondo hay pinceladas de física que justifican esta realidad.
No hacía falta que nuestras abuelas fueran Albert Einstein para poner en práctica lo que podríamos bautizar como 'el truco de la cuchara' y que no es otra cosa que cruzar una cuchara de madera cruzada sobre la olla, cazo o cazuela en cuestión para evitar que durante la ebullición rebose.
Y sí, hemos dicho madera, lo cual no es otro capricho, sino el material responsable que va a conseguir que esta ebullición no sobrepase la cazuela y acabe domando al agua hirviendo que allí emerge. Si lo hacemos con una cuchara de cualquier otro material, ya sea cualquier tipo de metal o algún tipo de silicona, el resultado no va a ser nunca el mismo.
¿Por qué? Pues porque la madera con la que se hacen las cucharas e instrumentos de cocina está tratada con un material hidrófobo que repele el agua. Lógico, pues las maderas normalmente son materiales porosos que, si se mojasen, acabarían absorbiendo agua e hinchándose. Motivo por el que este tipo de menaje lleva un recubrimiento que impide que esto suceda.
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Sin embargo, no todas las cucharas de madera valen. Para que el truco haga efecto, la cuchara o elemento en cuestión debe estar frío o, mejor dicho, no debe estar caliente. Cuando la cuchara se ha calentado, se pierde el efecto hidrófobo y el líquido volverá a derramarse. Razón por la que la cuchara que vayamos a poner no debe estar calentada.
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