Los anacardos crudos del súper no existen. Siempre están cocinados, de lo contrario tendríamos un problema

En este pseudofruto se da una curiosidad que imposibilita comerlo crudo

Pocos productos hay más nutritivos y completos que los frutos secos. Muchos de ellos, además, cuando se consumen en crudo o al natural, como también se los denomina, no suponen ingerir más nutrientes que los que lleva el propio producto.

Nueces, almendras, pistachos, avellanas, cacahuetes, anacardos… El despliegue es casi infinito y, en casi todos los ejemplos, vamos a encontrar versiones al natural y versiones tostadas. Otras, además, van a ir más procesadas y veremos alternativas fritas, donde se suele añadir sal y otros elementos.

Aunque dentro de una dieta equilibrada no hay problema en consumir de manera esporádica según qué frutos secos fritos, sí es cierto que no se debe abusar de ellos.

Razón por la que siempre es preferible recurrir a frutos secos al natural o crudos, donde no vamos a estar añadiendo más calorías a la ecuación –como suele pasar con los frutos secos fritos– que, además, suelen incorporar una cantidad elevada de sal y, en algunos casos, de azúcares. Especialmente cuando vemos frutos secos a los que, además de ser fritos, se les añade miel.

Sin embargo, también puede que creas que los anacardos que consumes al natural están tal y como salieron del árbol. Nada más lejos de la realidad, pues los anacardos crudos sensu stricto serían tóxicos. Sí, como lo oyes, el anacardo crudo es tóxico.

Por suerte, los anacardos crudos que ves así anunciados en los envases de los supermercados no están realmente crudos, sino que han sido sometidos a un ligerísimo proceso de elaboración para que dejen de ser tóxicos, pero ¿por qué los anacardos crudos son tóxicos?

Por qué los anacardos crudos son tóxicos

La culpa de que los anacardos, si los comiéramos crudos literalmente, fueran crudos está en un aceite fenólico que se encuentra en la cáscara. Para ello también conviene entender qué nos comemos realmente del anacardo, lo cual no es tan evidente como parece.

El anacardo tiene dos elementos comestibles. Por un lado, lo denominado manzana del anacardo o falso fruto, de color naranja, que sostiene a la nuez, y que se consume en fresco. Sin embargo, lo que en Europa consideramos anacardo, como fruto seco, es la nuez del anacardo, un elemento verde, adherido a esa parte naranja. Tal y como explica Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en su cuenta de Instagram Gominolas de Petróleo.

La parte naranja se consume en fresco y es lo que denominamos 'manzana del anacardo'. La parte verde es la nuez del anacardo que, tras procesarse, será el fruto seco que popularmente vemos.

Ese es precisamente el elemento con potencial tóxico, ya que su cáscara contiene el denominado líquido de la cáscara de la nuez del anacardo y en él se encuentran dos compuestos tóxicos como el cardol y el ácido anacárdico. Este líquido es una resina natural, muy resistente al calor, que se suele utilizar en industria pesada dentro de sistemas de frenado, además de en barnices, pinturas, lubricantes o fungicidas y, como decimos, potencialmente tóxico para el ser humano, generando reacciones alérgicas y dermatitis.

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Por eso, todos los anacardos crudos son tratados para poder ser ingeridos. Se puede hacer al vapor o tostándolos ligeramente, trabajo que hace la gran industria, lo que ya permite que se puedan consumir con seguridad los anacardos, aunque oficialmente no se trataría de un producto 100% crudo, ya que ha recibido un leve tratamiento térmico, tal y como explican desde Grefusa.

Imágenes | iStock y jcomp en Freepik

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