Con apenas cinco ingredientes, este plato típico de la cocina española tiene aún un poco de margen para ser mejor
Poca recetas hay tan reconfortantes y baratas como una sopa de ajo. También llamada sopa castellana, la complejidad de este tipo de sopas de pan es entre cero y nada. Un poco de ajo, un poco de pimentón, pan del día anterior y un buen caldo de verduras o un buen caldo de pollo harán auténticos milagros con esta receta tan tradicional como sencilla.
Sin embargo, incluso la recetas más básicas se pueden tunear ligeramente para que queden incluso mejor. Que es precisamente lo que aprendimos del chef José Andrés con esta receta de sopa de ajo, que preparó hace unos cuantos años en el programa Vamos a cocinar, que presentaba en La 1 de TVE.
Como es evidente, la receta solo exige un poquito de cariño e ingredientes de cierta calidad. Se puede hacer con cualquier tipo de ajo, con cualquier tipo de pan o con cualquier tipo de caldo (incluso la puedes hacer simplemente con agua), pero si añadimos un poquito de calidad a la receta, lo va agradecer mucho.
Además, como ha demostrado José Andrés en la receta, también hay algunos pequeños trucos con los que podemos hacer mejor nuestra sopa de ajo, sin apenas esfuerzo. Uno de ellos, clave para que quede bien, es que el ajo que añade esté entero.
Para ello, lo único que hace es dar el típico golpecito seco para quitar la piel, pero añadiendo luego esos ajos a una cazuela de barro donde preparará toda la sopa. Antes de eso, el chef asturiano dejó un sencillo truco para hacer un caldo de pollo, que no era otra cosa que quitar las vísceras de la gallina para que no ensucien ni enturbian el caldo.
Una vez que tiene el ajo ligeramente cocinado, el pan duro añadido y ha remojado con el caldo, che, José Andrés dejó la última pincelada para elaborar esta sopa de ajo a la que, como no podía ser de otra manera, habría que añadir huevo. En este caso, lo que sugiere el chef José Andrés es que añadamos por separado la clara y la yema. La clara, en este caso, se añade directamente en la cazuela de barro.
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Sin embargo, aconseja poner las yemas por separado. Una vez que la sopa está emplatada, gracias a cierto calor residual que se va a mantener en la sopa, la yema se va a cocinar ligeramente, pero va a quedar un poquito cruda y un poquito jugosa, lo que nos va a permitir tener una sopa de ajo, más untuosa e interesante de lo normal.
Imágenes | Chef José Andrés
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