El truco está en cocinar ligeramente el resto de verduras más allá de la propia sopa
Pocas recetas hay tan reconfortantes como una buena sopa de verduras. Especialmente cuando el tiempo se empeña en presentarse lluvioso y frío y el monedero, en la cuesta de enero, empieza a estar tiritando.
Por eso, recetas como esta sopa de verduras que aprendimos de Karlos Arguiñano, a la que bautizó como sopa de verduras con un toque, nos viene de perlas para seguir comiendo sano, rico y además poniendo un poquito más de gracia.
Especialmente en una receta que a veces se nos puede hacer un poquito bola porque interpretamos que las preparaciones con verduras o con vegetales acaban siendo sosas. Sobre todo, cuando hablamos de sopa de verduras, y pensamos que es un plato para días en los que estamos malos o ese recuerdo infantil en el que no queremos coger la cuchara.
Por suerte, en la receta que hemos visto de Karlos Arguiñano en 1000 recetas de oro, uno de sus libros exitosos, vemos que podemos dar bastante gracia la sopa de verduras con los ingredientes que tengamos por casa sin apenas esfuerzo. De hecho, encima vamos a tener un plus de gracia con las espinacas (sí, con las espinacas) para comerlas dentro de la sopa de verduras, de una forma distinta y muy sabrosa.
Es cierto que, a pesar de ser una sopa de verduras, Karlos Arguiñano empieza haciéndose una pequeña trampa al solitario, cocinando un poco de panceta picada en el fondo una cazuela grande. Luego ahí incorporará ajos, cebolleta, puerro y rehoga todo bien, incorporando luego un tomate picado, dejándolo cocinar un poco antes de dar el gran paso.
Si pensabas que siempre van a quedar sosas las sopas de verduras es porque las concibes simplemente cocidas en un poco de agua. En este caso, lo que Karlos Arguiñano recomienda (utilizando coliflor, alcachofas y patata cortada en daditos) es saltear brevemente estas verduras troceadas en otras sartén con un poquito de aceite, tomillo y un puntito de sal. Una vez salteadas, las incorpora a la cazuela donde había hecho el sofrito.
Luego añade agua, lo cuece todo durante alrededor de un cuarto de hora y agrega los fideos, cociéndolos durante otros cinco minutos. Mientras esto sucede, es donde entran en acción las espinacas. En este caso, Karlos Arguiñano las escalda ligeramente en una cazuela con agua hirviendo.
1000 recetas de oro (Planeta Cocina)
Las escurre a conciencia, las pica y forma pequeñas bolitas con ella. Cuando tiene estas bolitas formadas, las pasa por harina, por huevo y las fríe en una sartén durante apenas un minuto, retirándolas a papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite y luego las pone como remate en los platos con la sopa servida.
Imágenes | Facebook Karlos Arguiñano
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