Habituados ya a encontrar productos como Coca-Cola hasta en el poblado más recóndito del planeta, reconforta que todavía muchos países mantengan su propia cultura de alimentos y bebidas, aunque también salgan de gigantescas multinacionales. Por muy globalizado que tengamos el gusto, incluso el gigante de los refrescos ha tenido que adaptarse al mercado local para ganarse el favor de sus vecinos, a veces con estrategias comerciales no muy acertadas.
Son conocidas las versiones exclusivas que tanto The Coca-Cola Company como otras marcas mantienen en diferentes países, y que se alzan como gran objeto de deseo para los cazadores de sabores extraños y nombres fantasiosos. Asia es la meca de los productos raros, pero a veces no hay que irse tan lejos para encontrar rarezas imposibles de probar en nuestro país.
Desafortunadamente para coleccionistas y curiosos, la bebida que nos ocupa hoy ha desaparecido casi por completo, y pese a ser un lanzamiento europeo, sobrevive de manera muy limitada en pequeños nichos de Estados Unidos, donde tiene casi más detractores que defensores.
A la conquista del mercado europeo
A mediados del siglo XX, cuando Europa empezaba realmente a recuperarse tras el fin de la II Guerra Mundial, Coca-Cola ya era una de las bebidas más populares y ampliamente distribuidas en todo Estados Unidos, convertida en todo un símbolo de la propia cultura estadounidense. Ya se exportaba fuera del país, pero era el momento de terminar de conquistar al consumidor extranjero, especialmente europeo.
Para ello, la compañía sabía que había que adaptarse a las circunstancias y gustos del paladar de cada país, y en Italia, además de apostar por la propia Coke y Fanta, refresco que de hecho estuvo disponible en el país mediterráneo antes que en América, Coca-Cola intentó llamar la atención del público italiano penetrando en un mercado nuevo para la marca, el de los aperitivos y bitters.
Aperitivo all'Italiana
En Italia el aperitivo tiene un significado distinto a como lo concebimos en España, pese a que conlleva también algo de comer pero, sobre todo y principalmente, beber. Por lo general es una bebida alcohólica que se toma antes de la cena, pudiendo también disfrutarse al mediodía más en días festivos, que teóricamente estimula y abre el apetito.
Así, se identifica el término aperitivo con la propia bebida, que puede ser a base de vino o también cerveza, pero los más habituales hoy consisten en cócteles como el Spritz, que no solo se puede hacer con Aperol, o el Negroni, o cualquier combinado que, generalmente, incluye un bitter o licor digestivo. Y ese carácter amargo también se replica en los aperitivos sin alcohol más populares.
Ese es el nicho en el que Coca-Cola intentó colarse compitiendo directamente con refrescos italianos consolidados como el Chinotto, el Sanbitter o el popularísimo Crodino, que además pertenece a Campari, poderosa multinacional y competencia directa de The Coca-Cola Company.
Descartada la posibilidad de entrar en el mercado de los bitters alcohólicos -faltaría mucho tiempo aún para que la empresa se planteara lanzar su primera bebida con alcohol-, Coca-Cola probó suerte con una nueva creación, Beverly, para todos los públicos.
Qué es Beverly
Beverly vio la luz en 1969 como lanzamiento originalmente destinado exclusivamente al mercado italiano. Se trataba de un refresco carbonatado seco de color anaranjado oscuro, de sabor notablemente amargo y con notas cítricas que refuerzan el amargor al recordar más al aroma de la piel de pomelo o naranja que al zumo dulce. Es un refresco amargo, pero contiene una gran cantidad de azúcar.
Se comercializaba en botellas de vidrio transparente de 200 ml, al estilo de la competencia, y en su etiqueta se incluían los siguientes ingredientes: agua, azúcar, aromas, dióxido de carbono, acidulante ácido cítrico, conservante benzoato sódico y colorantes E122 y E104.
En la década siguiente se sacó al mercado otra variante "blanca" del Beverly, y se mantuvo en el mercado italiano durante varios años, hasta que dejó de fabricarse por completo en 2009. Si bien todavía podrían localizarse botellas perdidas en alguna tienda o bar remoto, el bitter de Coca-Cola desapareció para siempre del mercado italiano.
En España, la batalla en el segmento de los bitter sin alcohol la ganó (de largo) Bitter Kas, que llegó a España en 1966, antes de que llegara Beverly a Europa. La bebida es, desde 1992, propiedad de Pepsico y aún hoy resiste en la mayoría de bares.
Dónde se puede probar
El Beverly abandonó su sueño europeo, pero no ha desaparecido del todo de la faz de la Tierra. The Coca-Cola Company se resiste a dejarlo morir y actualmente sobrevive como bebida infamous (infame) en algunas localizaciones de Estados Unidos, más como extravagancia y reto para el paladar americano, que como bebida de consumo popular.
Quien tenga curiosidad por probar el primer bitter de Coca-Cola puede hacerlo en el museo de Atlanta World of Coca-Cola, en el Club Cool de Epcot y en algunos restaurantes y tiendas en los parques Disney de Orlando y Las Vegas.
Aunque hay unos pocos defensores de su sabor, el paladar estadounidense no está precisamente habituado a los sabores amargos y secos, y menos aún en un refresco de soda. El Beverly tiene fama de bebida desagradable que genera grandes odios en las redes sociales, pero eso no evita que muchos curiosos se aventuren a salir en su busca para atreverse a hacer la cata y, ya con propiedad, poder criticar el invento sin piedad.
Apéritif sans alcool Crodino - 10 x 100 ml
Fotos | wirestock/Freepik - The Coca-Cola Company - HI22946
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