La receta original es muy simple y con pocos ingredientes
En Italia velan por proteger el ragù alla bolognese, en España nos obsesionamos con la receta de la auténtica paella valenciana y los ingleses se preocupan por mantener la tradición del verdadero english breakfast. Nuestros vecinos franceses no iban a ser menos velando por defender al que posiblemente sea su plato nacional más querido y popular, la quiche Lorraine.
Fuera de Francia la emulamos, copiamos, versionamos y adaptamos, pero también los propios franceses tienen mil variantes y recetas incluso limitándonos solo a la quiche genuina, la vinculada a la ciudad de Lorena. Nada que objetar en que cada familia tenga su toque particular, pero los grandes defensores de la tradición quieren mantener y divulgar la fórmula que consideran única tradicional.
La compartió en el programa Météo à la Carte hace tiempo Evelyne Müller-Dervaux, por aquel entonces directora de la asociación Confrérie de la Quiche Lorraine, la cofradía dedicada en cuerpo y alma a proteger y divulgar los valores de este icónico plato galo. Y esa receta no tiene ningún secreto, es más simple de lo que a menudo nos podemos plantear.
Los ingredientes son muy sencillos: una masa brisa salada o neutra (pâte brisée), 200 g de panceta ahumada (lard fumé), 4 huevos, 4 cucharadas de nata fresca espesa entera (crème fraîche épaisse), 1 pizca de nuez moscada recién rallada, sal y pimienta negra recién molida.
Además hay que usar mantequilla y harina para engrasar el molde, redondo de paredes bajas y borde rizado, para extender la masa y forrarlo bien. Se pincha con un tenedor y se deja en la nevera 30 minutos mientras se prepara el relleno, cortando primero en trozos no muy finos la panceta y batiendo en un cuenco los huevos con la nata espesa y nuez moscada, salpimentando ligeramente.
Mientras se precalienta el horno a 200ºC sin aire, se saca la masa, se distribuyen los trozos de carne y se cubre con cuidado con la masa líquida. Finalmente solo queda hornear unos 30 minutos, hasta que esté bien dorada y cuajada, pero dejándola bien jugosa y tierna por dentro.
Lo tradicional es servirla con una ensalada verde sencilla de acompañamiento, aunque también se puede tomar de primer plato sin nada más, a modo de picoteo en piezas más pequeñas, como plato único con otra guarnición más contundente, como unas verduras, etc.
Imagen | Confrérie de la Quiche Lorraine
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