Mantener una buena hidratación diaria es un factor clave a la hora de cuidar de nuestra salud durante todo el año. En verano, y especialmente durante las olas de calor, es una cuestión que juega un papel aún más importante debido a las altas temperaturas y la exposión al sol, por lo que conviene recordar que no solo a través de las bebidas podemos evitar la deshidratación. Son muchos los alimentos hidratantes que podemos consumir a diario que, además son bajos en calorías y ricos en vitaminas, minerales y fibra.
Todos los alimentos tienen un mínimo de contenido acuoso en su composición, si bien a los deshidratados y liofilizados se les puede eliminar hasta más del 90% de agua. No obstante, los productos que nos interesa priorizar en la dieta para ayudarnos a mantener una hidratación correcta son todos del mundo vegetal, tanto frutas como verduras y hortalizas. Es decir, los mismos alimentos que están en la base de la pirámide alimentaria saludable.
Si el calor nos hace perder un poco el apetito o si descuidamos un poco la alimentación durante las vacaciones veraniegas, conviene tener en cuenta cuáles son las variedades vegetales con un mayor contenido natural en agua para incluirlos en nuestros menús cotidianos. Así evitaremos la deshidratación o la sed que nos puede llevar a recurrir demasiado a refrescos, cervezas y otras bebidas menos recomendables.
Otra ventaja de estos productos es que, en su mayoría, se pueden comer crudos o fríos, por lo que son mucho más apetecibles cuando lo que el cuerpo nos pide es algo refrescante. También son bajos en calorías y una buena fuente de fibra, perfectos para mantenernos saciados sin sufrir digestiones pesadas, evitando también el típico aumento del peso del verano.
A continuación presentamos el listado de los alimentos más hidratantes según la Base de datos Española de los Alimentos (BEDCA), siempre basándonos en el contenido total de agua por cada 100 g de porción comestible.
Calabaza hervida
El primer alimento sólido que aparece en el listado es, curiosamente, la calabaza hervida, es decir, cocida en agua. Esta hortaliza en sus variedades tipo cacahuete o butternut ya se empieza a recolectar en verano y no tenemos que esperar al otoño para consumirla. Además de muy rica en carotenos y vitaminas antioxidantes, consumirla hervida nos proporcionará hasta 96,5 g de agua por cada 100 g. Esto se debe a que ya es un alimento hidratante de por sí, y al cocerla absorbe una gran cantidad de líquido.
La calabaza hervida es también sabrosa servida fría, aderezada con especias o hierbas, o simplemente bien aliñada con nuestra vinagreta favorita. La podemos chafar para convertirla en puré o una crema, para mojar crudités de verduras -también hidratantes-, como untable o salsa. Y al ser dulce por naturaleza, podemos servirla con canela o vainilla, un poco de miel, yogur y frutos secos a modo de postre o merienda.
Cualquiera de nuestras recetas con calabaza asada se puede preparar también hervida, en una versión más veraniega para evitar además el calor del horno.
- Sopa ligera de espirales de calabacín y calabaza
- Crema de calabaza con trufa negra
- Calabaza asada con brócoli crujiente, arándanos y almendras
- Salteado de bimi con calabaza y ajo negro
- Crema de calabaza al eneldo
- Ensalada de calabaza y queso feta
Pepino
De la misma familia de las cucurbitáceas tenemos otra hortaliza que no sorprenderá a nadie por su altísimo contenido en agua, el humilde pepino. De hecho, algunas de nuestras recetas piden dejarlo reposar con sal sobre un colador para, precisamente, extraer parte de su humedad, y así darle una mejor textura y concentrar sus sabores.
Para disfrutar de su poder de hidratación, con 95,7 g de agua, lo mejor es tomarlo tal cual, crudo, con la piel para aprovechar además su fibra y todas las vitaminas. Hay además nuevas variedades en el mercado que ofrecen un sabor más suave, digestiones más ligeras y una textura mucho más rica para comer tal cual, como un snack, por ejemplo el llamado baby.
- Ensalada de pepino al estilo japonés
- Ensalada cremosa de pepino
- Limonada de pepino
- Crema fría de pepino y aguacate con salmón ahumado
- Gazpacho de pepino y albahaca
- Tarator o sopa fría de yogur y pepino
Canónigos
El primer vegetal de los que llamamos de hoja en este listado son los sabrosos canónigos, que a menudo hacen pareja con la rúcula, más amarga. Con 95,6 g de agua, combinados en una ensalada con el pepino tendríamos un plato de lo más refrescante, y a nivel personal recomiendo emparejarlo con la calabaza, pues hacen muy buenas migas.
Los canónigos se consumen habitualmente crudos y se venden ya envasados, limpios y listos para consumir. La forma de sus pequeñas hojas es ideal para añadirlas como aderezo a cualquier plato, y tampoco es mala idea recurrir a ellos entre horas para calmar el apetito o la posible ansiedad en dietas de adelgazamiento.
- Ensalada de canónigos, albahaca, mozzarella y piñones con vinagreta de miel
- Ensalada de uvas, queso y canónigos
- Ensalada de garbanzos al balsámico con canónigos y queso de cabra
- Ensalada templada de berenjena y cerezas con canónigos
- Ensalada de canónigos, melón y pollo crujiente
- Melocotones en almíbar rellenos de ensalada de maíz, canónigos y atún
Lechuga
La BEDCA no hace especificaciones de variedades concretas, así que podemos simplificar afirmando que cualquier lechuga es una gran fuente de hidratación, con una media de 95,2 g g de agua por cada 100 g de producto comestible. Crujientes, frescas y saciantes, también son económicas y una forma muy fácil de completar muchos platos con apenas unas pocas calorías.
Si la manida iceberg te parece aburrida, recupera o prueba otras variedades más atractivas, como la romana, la hoja de roble o los crujientísimos cogollos. Añadir unas hojas de lechuga a bocadillos, sándwiches y hamburguesas es una buena forma de hacer más jugosos estos emparedados sin tener que recurrir a un exceso de salsas, muy calóricas y que, por llevar habitualmente mucha sal, pueden causarnos más sed.
- Ensalada de pescado en tacos de lechuga
- Ensalada de cogollos de lechuga con salmón al vapor y salsa de queso azul
- Ensalada de lechuga con escabeche, piquillos y alcaparras con salsa de eneldo
- Perdices de la huerta
- Ensalada San Isidro
- Ensaladaa Waldorf
- Ensalada César
Achicoria
De la misma familia que la lechuga, de la achicoria se consumen diferentes variedades conocidas por distintos nombres, aunque la que nos interesa aquí es la Cichorium intybus o de hoja. La achicoria de raíz se emplea como sustituto del café o incluso como endulzante. En España es más común la achicoria de hojas verdes, largas y dentadas, habitualmente como parte del típico mezclum de hojas de ensalada.
Su característico sabor ligeramente amargo hace que merezca la pena animarse a consumirla sola, con un aliño sencillo, para refrescar platos de carne o pescado, o convertirla en la base de cualquier ensalada.
Rábano
También conocidos como rabanitos por la popularidad que han adquirido los ejemplares de formato pequeño, sobre todo comercializados en raciones pequeñas a modo de snack saludable. Ligeramente picantes, crujientes y muy refrescantes, son un bocado ideal para picar a cualquier hora que sienta de maravilla cuando se toman bien fríos de la nevera.
- Rábanos asados al romero
- Ensalada de lechuga iceberg con rábanos y queso feta
- Habas con rabanitos y ventresca
- Ensalada de espinacas tiernas, rabanitos y atún
- Raita o ensalada cremosa de yogur con rabanitos, espinacas y col
Sandía
La primera fruta como tal de esta lista no podía ser otra que la reina del verano, la roja y refrescante sandía. Su pulpa es casi pura agua, con 94,6 g de líquido por cada 100 g, y por eso es perfecta para hidratarnos durante toda la jornada. Además enriquece de maravilla platos salados, especialmente cuando se combina con un queso fresco tipo feta o mozzarella.
Cada vez se producen variedades más atractivas para el consumidor, en formamos más pequeños, con semillas diminutas o sin ellas, buscando la riqueza de colores y un sabor dulce más pronunciado.
- Gazpacho suave de sandía
- Limonada de sandía y menta
- Milhojas de sandía, mozzarella y jamón
- Ensalada mediterránea de sandía y queso feta
- Gazpacho de sandía para niños
- Bavarois helada de sandía
Calabacín
Cultivado ya todo el año, pero que en verano vive su mejor momento de la temporada, el calabacín es una hortaliza tremendamente versátil y de lo más saludable. Tiene la ventaja de que se puede comer crudo, pues no en vano botánicamente es una fruta, y conserva mejor su sabor mediante cocciones muy cortas. Esto nos permite aprovechar al máximo sus nutrientes, y también su alto contenido en agua.
- Espirales de calabacín con vinagreta de sésamo
- Hummus de calabacín asado
- Rösti de calabacín
- Mousse de calabacín
- Carpaccio de calabacín con naranja
- Falsos pappardelle de calabacín con tomatitos salteados y queso de cabra
Apio
Asociado durante muchos años con dietas extremas para adelgazar, el apio merece ser reivindicado en nuestras cocinas, no solo como aderezo de coctelería. Imprescindible como base de sofritos y salsas -los italianos pueden dar buena cuenta de ello-, su sabor cambia casi por completo cuando se cocina, y resulta sabrosísimo en crudo. Si está bien fresco, retirando los pequeños hilos o filamentos más molestos, es un bocado crujiente, refrescante y muy ligero.
Tiene muy pocas calorías, sacia sin dejar digestiones pesadas, y es un ingrediente ideal para tomar aperitivos, hummus, cremas y dips untables, o para añadir como guarnición a sopas y cremas. Los ejemplares más finos son más agradables de comer al natural, y las hojas se pueden aprovechar.
- Ensalada de apio, pistachos y queso azul
- Mejillones con crema y apio
- Sopa de apio, pera y canela
- Carpaccio de ternera con vinagreta de apio
- Bacalao guisado con verduras
Borraja
Cultivo muy tradicional en regiones como Navarra y Aragón, donde es habitual que aún muchas familias planten sus propias producciones de consumo propio, la borraja es algo más desconocida en otras partes de nuestro país. Sí se puede encontrar más fácilmente en conserva, pero merece la pena hacerse con un buen manojo crudo, si damos con ella.
Tiene 94,5 g de agua, igual que el apio, y se puede consumir cruda cuando el vegetal es muy fresco y se disponen de tallos y hojas más tiernos. Lo habitual es cocinarla hervida o cocida, en guisos o sopas, también dentro de tortillas y revueltos. Las hojas rebozadas pueden ser una guarnición estupenda, y también se toman con azúcar en forma de postre, aunque no es esta la manera más recomendable para aprovechar sus propiedades hidratantes en verano.
Acelga
La pobre acelga tiene mala fama de verdura sosa, mustia y aburrida, fruto de épocas pasadas y de malas cocciones. Pero tanto las variedades típicas de toda la vida, con sus tallos o pencas blancas y gruesas, a las más recientes de color amarillo o rojo, bien cocinada es un vegetal sabrosísimo y de lo más saludable. Además, nos aporta 94,4 g de agua por 100 g de verdura en crudo.
Las más jóvenes y tiernas pueden comerse crudas, picando en juliana fina las hojas y también los tallos, aunque rehogadas brevemente son más sabrosas. Lo esencial es no pasarse de cocción para conservar su bonito color, su textura y sus nutrientes.
Tomate asado y natural
Curiosamente, la BEDCA señala que el tomate asado proporciona 93,99 g de agua por cada 100 g de porción comestible, y el tomate natural 93,9. La diferencia es minúscula, pero nos recuerda que esta hortaliza podemos disfrutarla también cocinada, y no solo en forma de tomate frito.
Como ingrediente básico de nuestra cocina y de la de medio mundo, hoy no podemos cocebir que el tomate no existiera en Europa hasta que lo trajimos desde América y empezamos a cultivarlo. Hoy existen multitud de variedades con novedades que se lanzan cada año, poniendo el foco en la versatilidad y el sabor, dejado de lado durante un tiempo. Aunque hay tomates magníficos ya también en invierno, el verano es la mejor época para sacarle partido, empezando con el gazpacho y el salmorejo.
Cardo
Quizá choca un poco pensar en que el cardo aporta la misma cantidad de agua que el tomate, pues no es la imagen prototípica que tenemos de un vegetal jugoso y apetecible. No es mal momento recuperar el valor de este humilde ingrediente, a pesar de que en muchas casas solo se come como en Navidad como plato tradicional que sobrevive de otros tiempos, en salsa de almendras.
Pero el cardo tiene muchas virtudes tanto nutritivas como culinarias. Podemos encontrarlo en conserva y también congelado, listo para usar o consumir, por ejemplo en la mencionada salsa de almendras, con pasas y piñones, o a la navarra, con jamón. Es muy diurético y saciante, y simplemente cocido y bien aliñado es un buen plato para tomar frío en verano.
Escarola
En su variedad de hoja lisa o rizada, la más común en nuestro país, este vegetal de hojas verdes, amarillentas y blanquecinas está emparntado con la endivia, y genera cierta confusión por su nombre en inglés en algunos países. Aquí la tratamos como una lechuga más, mezclada con otras hojas o sola, para disfrutar de su sabor más intenso y algo amargo.
- Ensalada de escarola, granada y kikos con vinagreta de frutos rojos
- Ensalada de escarola y peras caramelizadas
- Ensalada de escarola y atún con vinagreta de miel y mostaza
- Ensalada de escarola, jamón de pato y atún
- Solomillo de cerdo con cuscús y escarola
Endivia
Si son prácticamente primas hermanas, era lógico deducir que la endivia no andaría muy lejos en esta lista. Mucho más amargas pero con la capacidad de transformar su sabor al cocinarlas, las endivias se pueden tomar al natural o cocidas, pasadas por la plancha o asadas.
Por su forma peculiar son perfectas para usar a modo de barquitas rellenas o para mojar salsas, y también se pueden picar en juliana para tomar en crudo o saltearlas. Son excelentes además para rellenarlas con algo más contundente y gratinarlas al horno, aunque serán más hidrataantes y saludables si las presentamos crudas.
- Endivias braseadas al horno
- Ensalada de endivias, surimi y salsa roquefort
- Endivias rellenas de manzana y aguacate
Pimiento frito
En crudo los pimientos aportan un toque crujiente muy refrescante a ensaladas y otros platos, pero quienes los disfruten más fritos, están de enhorabuena. Aportan 93,8 g de agua y además podemos cocinarlos sin pasarnos de grasa usando una técnica sencilla con poco aceite, o el microondas.
- Pimientos verdes fritos sin freír
- Cómo freír pimientos con aceite y agua
- Pisto de pimientos y tomate
Berros
Estas pequeñas hojas redondeadas se confunden con los canónigos, aunque su sabor es diferente y también suelen presentar un calibre más pequeño, con los tallos más finos y delicados. Son más apreciados cuanto más jóvenes y frescos se recolectan, como base de ensaladas o combinados con otras hojas verdes. Tampoco hay que confundirlos con las pamplinas, mucho más pequeñas.
- Sopa fría de berros y yogur
- Tortilla a las finas hierbas con aguacate, tomate y berros
- Potaje de berros
- Ensalada de berros y naranja
- Crema de berros
- Ensalada de alubias con berros, cherry y ventresca
Espárragos blancos en conserva (y verdes)
La temporada del espárrago fresco es muy corta y ya se nos pasó; afortunadamente los disfrutamos todo el año en forma de conservas que siempre merece la pena tener en la despensa. Recomendamos leer bien las etiquetas para escoger productos 100% nacionales, con espárragos cultivados en España, mucho más sabrosos y también más sostenibles, aunque cuesten un poco más.
El proceso de cocer y envasar los espárragos blancos incrementa su contenido en agua, por lo que son un bocado muy refrescante y suave para enriquecer ensaladas, platos combinados o para servir como aperitivo. El espárrago verde lo encontramos algunos puestos más abajo, con 92,8 g de agua frente a los 93,4 g del blanco.
- Espárragos blancos al vapor con salsa de yogur, limón y eneldo
- Espárragos rellenos de gambas y huevo duro
- Espárragos rebozados con bechamel de almendras
- Espárragos blancos en escabeche
Hinojo
Poco apreciado todavía en gran parte de nuestro país, el bulbo de hinojo es todo un manjar lleno de virtudes que habría que reivindicar más. No es fácil dar con él en los comercios habituales; si lo encuentras, no dudes en llevártelo a casa. Con su sabor anisado y gran aroma, se puede consumir crudo -es muy crujiente- o cocinado. Es delicioso asado, fantástico como parte de cremas o salsas.
- Ensalada de hinojo, pera Rocha y queso de cabra
- Crema de lombarda con hinojo y sidra
- Ensalada templada de verduras asadas con aliño de naranja al hinojo
- Bacalao con crema de hinojo y juanolas de ajo negro
- Crema de calabacín asado con hinojo
- Hinojo asado
Espinaca hervida
Otro ejemplo de cómo cambia el sabor y la apariencia de un vegetal lo tenemos claramente en las espinacas. Crudas, preferiblemente en forma de brotes o de hojas baby, son exquisitas para preparar ensaladas o aderezar platos y bocadillos, mientras que cocinadas potencian sus sabores.
Al hervirlas pierden volumen y concentran también sus nutrientes, y absorben mucha agua en el proceso. Una ración de 100 g nos aporta 93,14 g de agua, además de muchos otros nutrientes.
- Coca salada de espinacas y piñones
- Espaguetis con salsa cremosa de espinacas al curry
- Spanakopita o pastel griego de espinacas, pasas y queso feta
- Espinacas a la catalana
- Curry de berenjena, tomate y espinacas
- Fideos noodles al miso con atún y espinacas
Grelos
Muy típicos en Galicia, menos apreciados en el resto del país, los grelos tienen 93,1 g de agua por cada 100 g de producto comestible. No son más que los tallos tiernos del nabo que aparecen antes de su floración. No hay que confundirlos con las nabizas, que son las hojas tiernas y prácticamente carecen de tallo.
El grelo gallego goza de sello de Indicación Geográfica Protegida y se asocia a platos de invierno, como el caldo, el lacón y otros guisos. Pero hoy podemos adquirirlo envasado en conserva para sumarlo a nuestros platos o consumirlo en tortillas, salteados y revueltos.
Setas a la plancha
La temporada grande de setas silvestres es el otoño, a pesar de que sigue habiendo otras variedades a lo largo de casi todo el año. En verano podemos seguir consumiéndolas de mil maneras gracias a las de cultivo -shiitakes, champiñones, portobello, de cardo...- o a formatos como las conservas, las deshidratadas y las congeladas.
Cada hongo tiene unas propiedades ligeramente distintas, si bien la BEDCA recoge la información nutricional genérica a todas a ellas. De media, 100 g cocinados a la plancha nos estarán aportando unos 92,6 g de agua. Las podemos tomar tal cual, con un huevo escalfado, en revueltos o tortillas, a modo de guarnición o como relleno de bocadillos, pizzados o incluso hamburguesas.
- Setas shiitake caramelizadas en salsa de soja
- Pechuga de pollo con shiitake, pistachos y cerveza
- Setas con pak choi
- Sartén de patatas con setas y castañas a la mostaza
- Ensalada de granada, membrillo y queso de oveja
- Salteado de setas y salmón con falso alioli de ajo negro
- Setas lengua de vaca estilo á feira
Coliflor
Unos 92, 5 g de agua tienen 100 g de coliflor cruda congelada, un formato muy práctico para tener en el congelador y usar a conveniencia sin más complicaciones. La crucífera cruda al natural presenta unos nutrientes con diferencias irrisorias, así que podemos escoger el formato que más cómodo nos resulte. Hay muchas maneras de cocinarla, aunque en verano quizá lo que más apetezca sea el cuscús o colirroz, o dentro de arroces de la huerta.
- Cuscús de coliflor
- Coliflor en adobo
- Tofu con coliflor en salsa de curry
- Bacalao con coliflor a la gallega
- Ensalada de coliflor asada y naranja
- Coliflor asada con especias, almendras y salsa de yogur
- Crema de coliflor cremosa y ligera
Bola extra: el melón
El rival de la sandía se nos quedaba fuera de este listado de alimentos hidratantes, aunque por muy poco. Con 92,4 de agua por cada 100 g de pulpa sin piel ni semillas, no podemos negar que es otro de los alimentos estrella del verano, con muchas variedades a nuestra disposición para elegir la que más nos guste. Ligeramente más calórico que la sandía, sigue siendo una fruta perfecta para hidratarnos de forma saludable, y no siempre hay que dejarlo para el postre.
- Gazpacho de melón
- Sopa fría de melón al curry con queso feta y pipas
- Crema de melón con chips y jamón
- Ensalada refrescante de melón
- Ensalada italiana de melón
- Ensalada fresca de melón y queso gorgonzola
- Ensalada de melón cantalupo con queso feta y lima
- Bolitas de melón con yogur a la menta
Foto de portada | iStock
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