Para ganar MasterChef hay que saber cocinar, pero también tener suerte y no buscarte enemigos. Hoy hemos vivido otra de esas decisiones injustas, o arbitrarias, que son ya clásicas en el programa, y de las que tampoco se libran los famosos.
Cualquier concursante, por bueno que sea, puede marcharse no solo por tener un mal día, sino también porque te toque cocinar un plato especialmente difícil. Y hoy no se lo han puesto nada sencillo a los aspirantes.
Para la primera prueba, dado que como ha comentado Pepe ningún concursante puede “presumir de ser experto en manejar el cuchillo”, el jurado ha diseñado una suerte de gymkhana en torno a la herramienta más importante de toda cocina, en la que solo podía haber un ganador.
Primero, los aspirantes han tenido que deshuesar un pato en 20 minutos. Dentro de que han ido un poco justos de tiempo, todos lo han hecho más o menos bien excepto Lomana, a la que le daba asco el bicho e iba, valga el chiste fácil, como pato sin cabeza. La “empresaria”, junto a Vaquerizo, Vega y Segura han sido eliminados en esta primera fase.
Los cuatro mejores -Izaguirre, Carbonell, Castro e Higares-, se han enfrentado al siguiente reto: filetear un dentón (un pescado blanco, de roca, típico del Levante), dejando a un lado la espina y la cabeza. En este caso ha sido Izaguirre el que ha destrozado el pescado y ha sido eliminado junto a Carbonell.
Higares y Castro se han enfrentado a la fase final de esta primera prueba en la que han tenido que elaborar un plato de mar y montaña con los ingredientes preparados anteriormente. El chef murciano Pablo González, del restaurante Cabaña Buenavista (dos estrellas Michelin), les ha dado un ejemplo de cómo mezclar carne y pescado. Por si fuera poco, el panadero catalán Jordi Moreras, de L’ Espiga D’Or, ha traído unas masas fermentadas con las que los concursantes han tenido que hornear un pan para acompañar el plato.
Ambos concursantes han dejado sus panes crudos, por lo que todo se ha decidido en sus platos. Y aquí Higares, aunque no lo ha clavado, ha presentado un plato superior, pues ha logrado mezclar ambos elementos de una forma más armónica, no como Castro que se ha limitado a hacer un arroz de pescado y marisco que tenía el pato de adorno.
Tras el veredicto del jurado, ambos concursantes han sacado de una caja al azar los nombres del resto de concursantes, conformando así los equipos de la prueba de exteriores, que a priori estaban bastante descompensados. Higares, capitán del equipo azul, ha formado equipo junto a Vega, Segura y Carbonell. Por su parte, a Castro le ha tocado cocinar, en el rojo, junto a Izaguirre, Lomana y Vaquerizo.
Desafío a ciegas
El concurso se ha desplazado esta semana al Palacio de los Duques de Pastrana de Madrid, sede de la Once, la mayor organización de ciegos del mundo, que celebra su 80 aniversario. Allí los concursantes han tenido que preparar una comida para 60 comensales.
Por primera vez, los capitanes han tenido que buscar los ingredientes de sus recetas a ciegas. El equipo azul ha tenido que preparar unas gallinejas con patatas pajas y unas manitas de cerdo (quizás el plato más difícil); el rojo unos buñuelos de bacalao y un cocido madrileño.
Higares ha encontrado todos los alimentos de sus platos, pero Castro no ha encontrado los garbanzos para hacer su cocido, por lo que su equipo ha tenido que hacer el plato sin legumbre, sirviendo, aparte, unas lentejas. Para más inri, el equipo del torero contaba con una ventaja, pues este había quedado primero en la primera prueba, así que le ha podido robar un concursante al equipo rojo durante 15 minutos.
En esta prueba, además, han reaparecido los concursantes expulsados del programa hasta el momento, para realizar la típica repesca. Dell'Atte, Nava y compañía han competido haciendo un postre cada uno: arroz con leche, crema catalana, panellets, bizcocho borracho, tarta de santiago y flan.
Todos los postres tenían fallos graves, excepto el arroz con leche, de Dafne Fernández, y la crema catalana, de Dell'Atte. Ha ganado la italiana, que volverá al concurso la próxima semana, solo unos días después de haber puesto a caldo a todos sus compañeros.
En lo que respectas a los platos principales, el equipo azul, capitaneado por Higares, ha presentado peores platos: no limpiaron las manitas, por lo que había pelos en el plato, y las gallinejas no estaban bien rebozadas.
El equipo rojo, por el contrario, aunque no tenía garbanzos para hacer su plato principal, ha salvado mejor la papeleta, por lo que se ha librado de la prueba de eliminación. Todos los aspirantes menos Castro, que pese a haber superado con nota todas las pruebas, llevaba el delantal negro heredado del programma anterior. Ha recibido, no obstante, los 4.000 euros de este programa, que ha donado a la Fundación Andrea, que apoya a los niños con enfermedades de larga duración, crónicas o terminales.
Hasta luego, cocodrilo
El chef David García, de El corral de la morería, ha sido el encargado de presentar la prueba de eliminación. En el plató ha enseñado como utiliza tintas vegetales para realizar tatuajes comestibles en sus elaboraciones, en esta ocasión, sobre una oreja de cerdo.
Los aspirantes han tenido que cocinar con proteínas poco comunes, como la carne de serpiente, guanaco -un primo hermano de la llama-, canguro o cocodrilo, además de oreja de cerdo, la elaboración más difícil, pues había además que tatuarla.
Dell'Atte, que ha dejado claro que "a cada cerdo le llega su San Martín", ha sido la encargada de seleccionar cada tipo de carne a los aspirantes, y ha dejado las elaboraciones más difíciles a Higares y Carbonell.
José Corbacho, finalista de la segunda edición de MasterChef Celebrity, ha presentado un plato de cocodrilo para animar a los aspirantes, pero ninguno sabía bien cómo cocinar las nuevas carnes.
Pese a la dificultad de la prueba, se nota que a estas alturas del programa los concursantes que quedan cocinan mejor (y van aprendiendo técnicas nuevas). Carbonell, Castro y Vega se han llevado buenas valoraciones del jurado, no como Segura, que la ha fastidiado con el emplatado, e Higares, que tenía una de las elaboraciones más difíciles: la serpiente, una carne dura, muy difícil de cocinar.
El jurado ha tenido que elegir entre estética y sabor, y como todo el mundo sabe en cocina gana lo segundo: el plato de Segura, pese a ser muy feo, estaba rico, así que se ha salvado. El ex torero, por tanto, es también hoy ex concursante de MasterChef.
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