Los afamados Babybel salieron al mercado en 1952 y supusieron una auténtica revolución dentro del queso industrial
Seguro que más de una vez te has comido un queso Babybel. Icono de la cultura pop y de la quesería industrial francesa, este pequeño queso circular es un auténtico clásico que lleva en nuestras vidas casi cuarenta años.
Sin embargo, la historia de este icono de los quesos también tiene que ver con una curiosa historia vinculada a la industria armamentística. Propiedad del Groupe Bel, una empresa agroalimentaria francesa fundada en 1865, los afamados Babybel salieron al mercado en 1952 y supusieron una auténtica revolución dentro del queso industrial tanto por su forma como por su sabor y su conservación. Entre otros éxitos, por cierto, este grupo industrial galo también cuenta con La vaca que ríe.
Franceses, pero con cierto alma de queso holandés como el edam o el mal denominado 'queso de bola', los Babybel pronto coparían el mercado galo y se empezarían a expandir internacionalmente. Éxito que 25 años más tarde se refrendaría con su hermano pequeño o sus hijitos, los Mini Babybel.
Aunque puedan parecer fáciles de replicar, la realidad es que no se trata sólo del propio queso, sino del proceso de producción que ha conseguido que esa cobertura roja de parafina que los protege sea un sello inconfundible. Algo parecido a lo que sucede con otro queso muy popular en Francia como son los Apericube, lanzados originalmente como La vache qui rit apéritif cocktail nature en un formato de pequeños quesos en cuadraditos en 1960, en 1976 recibirían el nombre de Apéricube que mantienen desde entonces.
En España apenas ha trascendido este queso, aunque sí hay una potentísima implantación de Groupe Bel, que en nuestro país también distribuye quesos como Kiri o Boursin. Lo curioso, volviendo a Mini Babybel y a Apéricube, es que ambos guardan relación de una manera distante pero curiosa con la industria armamentística.
En este caso, explican a Radio France desde la marca, que "se trata de relojería alimentaria" que permite hacer hasta 12 cubitos por segundo, lo que supone que se hacen unos 1.000 millones de Apéricube anuales. Un trabajo estajanovista para el que se basaron en la industria militar.
"El productor se inspiró en las fábricas de armas, y más concretamente en la fabricación de cartuchos. El aluminio que recubre el queso se desliza en un pequeño hueco cuadrado. No debe rasgarse. Una vez doblado, se rellena. Todo se hace a una velocidad de vértigo. Y nadie sabe cómo hacerlo", comentaban desde la marca a Radio France sobre un queso exitosísimo al que nadie ha sabido igualar.
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