Si no os apetece estar esclavizados varias horas en la cocina o simplemente no tenéis tiempo para preparar platos elaborados, pero queréis comer bien y variado, lo mejor es cocinar un día para comer varios. Aún haciéndolo en la olla rápida, platos como unas carrilleras o cualquier guiso o estofado de carne es un plato que lleva su tiempo, picar las verduras, sofreírlas, dorar la carne… vamos, que no es una comida para preparar en cuanto llegamos de trabajar al mediodía, apurados y sobre todo con hambre.
Por eso os recomendamos que guiséis un día para varias veces, duplicando o triplicando la receta original. Tardas lo mismo prácticamente cocinando para dos personas que para cuatro o seis. Y para ello nada mejor que recurrir a la congelación, también muy útil para aprovechar sobras con las que no contabas, como ocurre a menudo en fiestas y celebraciones. Eso sí, siguiendo ciertos consejos para que el día que lo toméis esté como recién cocinado.
La conservación de un guiso de carne tanto en la nevera como en el congelador es muy superior en tiempo a por ejemplo uno de pescado, y éste es un detalle a tener en cuenta. Así que si cocináis para varios días tendréis que organizaros para consumir antes los platos más perecederos y dejar los que más resistan para el final.
Cuando vayáis a congelar un guiso, tanto de carne como de pescado, es importante que no lleve patatas incorporadas. La patata es una hortaliza muy rica en hidratos de carbono y estos fermentan rápidamente y no congelan bien, pues tras pasar por el congelador su textura cambia y se transforma, encontrándolas arenosas y estropeando el resultado final del plato. Lo ideal es que el día que lo vayáis a consumir, mientras que el guiso se recalienta, le añadáis las patatas cortadas en trozos más pequeños y se vayan haciendo al mismo tiempo a fuego lento.
Para congelar un guiso con garantía también es importante que no hayáis espesado la salsa con féculas ni espesantes tipo harina de maíz, pues su composición son hidratos de carbono y pasaría lo mismo que con las patatas, quedando el guiso pastoso. Entonces para obtener una salsa espesa en un guiso que vaya a pasar por el congelador, lo ideal es añadir al sofrito bastante más verdura y parte de ella triturarla añadiéndola de nuevo a la olla, esto hará que consigamos una salsa espesa y con muchas más posibilidades de que no varíe su textura con la congelación.
- También podéis espesar la salsa tras la congelación con espesantes exprés, estos se deshacen en caliente y no forman grumos, así mientras que recalentáis el guiso y como solo se necesitan unos minutos de cocción, obtenéis una salsa con la textura deseada. Ni que decir tiene que todos los guisos, tanto de carne como de pescado que hayan sido congelados, necesitan siempre ser descongelados en la nevera de un día para otro. Pues tanto la carne, pescado como verduras, son importantes fuentes de contaminación microbiana.
Con estos sencillos consejos preparar guisos no os dará tanta pereza, ahorraréis tiempo y también energía, pues solo encendéis la cocina largo tiempo una vez, así cocináis un día para comer dos o más.
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