Descubre por qué la elección entre la patata Monalisa y la Kennebec puede marcar la diferencia en tu próxima tortilla
La tortilla española, o bien la aclamada tortilla de patatas, es un plato insignia en España. Se prepara con huevos, patatas, cebolla y sal. Aunque la receta básica es esa, también se le pueden añadir otros ingredientes como pimientos o chorizo. Se cocina en una sartén y se sirve caliente o fría, cortada en trozos o en forma de pincho. Es un plato muy versátil y delicioso que se puede disfrutar en cualquier momento del día.
Si, la conocida es la tortilla de patatas, sin embargo, existen muchas variantes regionales y creativas de este plato y en otros países. Algunas variedades son la tortilla paisana con pimientos rojos y guisantes, la tortilla de bacalao, la tortilla de espinacas con espinacas cocidas hasta una versión vegana de patata o con batata y cebolla dulce.
Sobre los ingredientes, la elección de la variedad de patata es importante a la hora de hacer una buena tortilla. La patata ideal para este plato es una variedad que sea harinosa y que se deshaga un poco al cocinarla, pero que al mismo tiempo mantenga su forma.
Algunas variedades recomendadas son la patata Monalisa o la patata Kennebec. Estas variedades suelen funcionar muy bien para obtener una tortilla con una textura cremosa por dentro y ligeramente crujiente por fuera. Ten en cuenta, que la elección de la patata puede marcar la diferencia en el resultado final de la tortilla.
Las patatas mencionadas anteriormente, se utilizan comúnmente en la cocina, especialmente para hacer tortillas y otros platos. Aunque a simple vista pueden parecer similares, tienen algunas diferencias distintivas que las hacen únicas.
La patata Monalisa por ejemplo, tiene una piel lisa y fina de color amarillo claro. Su carne es de color amarillo pálido. Se la considera una patata harinosa, ideal para purés, sopas y para freír. Al cocinarla tiende a deshacerse un poco, lo que la hace perfecta para tortillas cremosas.
Mientras que la patata Kennebec, tiene una piel más rugosa y clara, a menudo con ojos (pequeñas manchas sobre la piel) superficiales. Su carne es de color blanco, y su textura es más firme y menos harinosa que la Monalisa. Se mantiene bien al cocinar, por lo que es ideal para hornear, para ensaladas y para ayudar a la forma de la tortilla.
Estas diferencias en textura y firmeza hacen que cada variedad sea más adecuada para determinada preparación. En el caso de la tortilla, la Monalisa suele ser la preferida por su capacidad para deshacerse un poco y crear esa textura cremosa tan característica de este plato.
Imagen | Foto 1: chandlervid85, Foto 2: MikeGz
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