I wanna live like common people (“quiero vivir como una persona normal”), cantaban Pulp. La banda inglesa contaba la historia, tantas veces contada, de la princesa quiere vivir la vida de la gente normal, experimentar cómo se vive sin lujos. Y lo primero que hacía Jarvis Cocker, cantante y protagonista masculino de la historia, era llevar a su ligue a un supermercado. “Haz como si no tuvieras dinero”, exclama.
La canción fue un éxito en 1995. Con lo que, probablemente, Pulp no contaban es con que se hiciera realidad ocho años después, cuando, en 2003, Michael Jackson montó toda una performance para poder ir a un supermercado como la gente normal.
El “rey del pop” estaba ya en plena decadencia. Un año antes había nacido su tercer hijo, Prince Michael Jackson II, al que zarandeó dese el balcón de un hotel por encima de la multitud que lo aclamaba.
Fue también en esa época cuando, durante una entrevista, expresó su deseo de vivir como una persona normal, experimentar lo que se siente al ir a hacer la compra sin estar rodeado de fans. Un amigo suyo, dueño de un centro comercial, escuchó esto, y decidió ofrecerle cerrar todo el complejo durante un día para concederle su deseo.
“Era mi sueño”
Para darle una sensación de autenticidad, empleados, familia y amigos de Jackson se vistieron como el personal de la tienda, otros como los clientes. Incluso la música ambiental estaba personalizada para su experiencia. Estaban poniendo al propio Michel Jackson.
El cantante se puso un solo guante de látex amarillo y empujó su carrito de arriba a abajo por los pasillos. Se dedicó a a hacer carreras, ojearlo todo y lanzar cosas por el suelo. Comparó la experiencia con estar en Disneylandia.
“Era mi sueño ir a un supermercado y simplemente comprar y ser como el resto del mundo, poner cosas en el carrito”, confesó en una grabación que se hizo sobre la experiencia. “Cuando intento hacerlo la gente me sigue, me pide autógrafos y quiere hacerse fotos”.
Incluso jugando a ser normal Jackson tenía que documentarlo. “Me dio la oportunidad de ver a mi manera como es el mundo real, aunque sabía que no lo era”, explica.
En realidad, ni la ocurrencia de ir a un supermercado falso era original. Como explicaba un usuario en un hilo al respecto en Reddit, hubo un emperador chino de la dinastía Ming, el emperador Zhendge, que hizo exactamente lo mismo: montó un distrito comercial dentro de la Ciudad Prohibida y ordenó a todos sus ministros, eunucos, soldados y sirvientes que se disfrazaran y actuaran como comerciantes o vendedores ambulantes mientras él caminaba por el lugar fingiendo ser un plebeyo.
Pero como cantaba Cocker, no había nada que hacer: “Nunca vivirás como la gente común. Nunca harás lo que hace la gente común”.