Hace unos días estaba preparando la cena para mi mujer y mi hijo y mientras hacía el sofrito con el que iba a preparar la salsa, removiendo lentamente, me entretuve dando vueltas al contenido de la cazuela y también le di vueltas a una interesante cuestión: en qué pienso mientras cocino.
Evidentemente no es algo uniforme ya que como paso tantas horas al días cocinando, tengo tiempo para pensar en muchas cosas: temas triviales de casa, problemas y alegrías familiares, qué haré con las sobras o qué voy a preparar al día siguiente. Sin embargo, hay unas cuantas cosas en las que siempre pienso mientras estoy cocinando.
¿En qué pensamos mientras cocinamos?
El tiempo en la cocina es muy entretenido ya que normalmente cuando cocinamos siempre estamos haciendo cosas. Mientras se va cociendo un fondo, o se sofríe una cebolla, todos aprovechamos para hacer otras tareas.
Yo suelo aprovechar los tiempos de las preparaciones largas para ir picando los ingredientes de otro plato o para pasar la bayeta, colocar los platos en el lavavajillas o recoger lo que vamos manchando para tener siempre la cocina lista e impecable.
Pero todas esas actividades que nos ocupan las manos, nos permiten ejercitar la mente pensando en nuestras cosas y yo sinceramente no puedo dejar la mente en blanco, por lo que siempre estoy dando vueltas a algunos temas que hoy pensaba contaros.
Los comensales
Los que van a disfrutar o sufrir el resultado de mi cocina, siempre son objeto de mis cavilaciones. Cuando estoy cocinando, siempre pienso en los que van a comer cada plato, sean mis amigos, mi familia, o cualquier invitado que vaya a probar lo que hago. Si es posible, así adapto los ingredientes a sus características y gustos y pienso en ideas alternativas.
Cuando hago una receta habitual en mi menú, pienso en cuánto les gusta y en si mi hijo la prefiere más espesa o más caldosa o si mi mujer quiere que incluya o no algún ingrediente.
Cuando estoy innovando y poniendo en práctica alguna idea, pienso en que son mis "conejillos de indias" y que si la receta les gusta y queda bien, luego la repetiré con calma par poder publicarla en Directo al Paladar.
Mi madre y mi abuela
Aunque esté preparando un plato oriental o haciendo un plato que ellas jamás han cocinado o ni siquiera han probado, siempre pienso en ellas, ya que mucho de lo que cocino se basa en las técnicas que aprendí fijándome en la forma en que mi madre o mi abuela lo hacían.
Esa forma de remover los guisos, ese toque del refrito de ajo y pimentón o esos pequeños trucos de cocina para espesar un caldo o salvar un plato que no quedó bien del todo, siempre están presentes. También me pregunto cómo se quedaría mi abuela si viera cuánto aprendí de ella sin que se diera cuenta de que yo estaba ahí atento, aunque fuera tan chiquito cuando ella aún vivía.
Las fotos paso a paso
Indudablemente, para mí cocinar es mi trabajo, además de un placer y una gran afición. Cada vez que estoy cocinando un plato que tengo intención de publicar, a la vez que lo preparo pienso en las fotos para ilustrar el paso a paso, lo que muchas veces me obliga a pensar en qué planos o qué ángulos explicarán mejor el proceso.
Hay veces que tengo que repetir algunos pasos porque mientras cocino me quedo ensimismado haciendo la receta y cuando la termino, me doy cuenta que se me pasó ilustrar algunos puntos intermedios importantes para entender cómo hacer tal o cual plato.
La foto final del plato terminado
Otro de los aspectos que me ocupan la mente mientras cocino es el de la presentación de la receta. Cuando tu trabajo consiste en cocinar y explicar las recetas, es una parte muy importante elegir la vajilla, los complementos y componer el bodegón en el que vas a presentar el plato para que tenga un aspecto seductor para los lectores.
He de reconocer que tras los ocho años que llevo publicando mis recetas, el emplatado de lo que cocino ha evolucionado mucho y de aquellas primeras recetas en las que servía cada ración casi como si fuera un "rancho", a los emplatados y presentaciones actuales, hay una gran diferencia.
También es cierto que a cambio de ese tiempo destinado a la presentación y la posterior fotografía final del plato terminado, todo lo que ganamos en buen aspecto del plato, lo que consigo la mayoría de los días es comer mis platos fríos, mientras escucho como compensación las palabras y elogios de mi familia, que me dicen, vente ya a probarlo papá, que se va a enfriar, que está buenísimo, y otras cosas similares.
Lo más importante: los sabores y su combinación
Muchas veces, mientras estoy cocinando pienso en variantes a la propia receta que estoy elaborando, imaginando cómo quedaría si sustituyese un ingrediente por otro o si añadiese tal o cual especia. Eso me permite ser creativo y usar siempre que puedo productos de temporada.
Una de las primeras publicaciones que hice en Directo al Paladar fue precisamente un artículo sobre el paladar mental, que entonces veía como un fantástico "poder" que tenían algunos privilegiados para poder saborear mentalmente los distintos aromas de los ingredientes y sus combinaciones y saber cómo sería el plato final y si encajaban o no los distintos matices y contrastes.
Hoy en día, aunque me sigo considerando un aprendiz como cocinero, ya he elaborado y publicado muchos cientos de recetas distintas y mi paladar mental ha crecido conmigo, por lo que mientras cocino, también pienso en los sabores y sus combinaciones.
Ahora que os he abierto lo más profundo de mis reflexiones, que os he contado lo que pienso mientras cocino,, me gustaría saber qué opináis, si vosotros también pensáis en alguna de estas cosas o simplemente cocináis pensando en seguir las recetas y obtener platos similares a los que publicamos cada día en Directo al Paladar.
En Directo al Paladar | La dura vida del blogger gastronómico
En Directo al Paladar | Receta de solomillo de cerdo guisado al aroma de la albahaca
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios