En plena temporada alta de dulces de sartén, desde la imbatible torrija hasta las rosquillas, y sin olvidar bocados salados como los buñuelos de bacalao o las ricas croquetas, la fritura vuelve a cobrar protagonismo. Si se hace bien no tiene por qué ser incompatible con una dieta saludable -dulces aparte-, pero es cierto que puede dar pereza y mucha gente prefiere evitarla.
Ya sabemos que para freír correctamente hay que usar un aceite de calidad, que puede ser de girasol o un buen aceite de oliva virgen extra, según nuestra preferencia, controlando bien la temperatura de cada variedad. Nunca hay que echar los alimentos en aceite frío ni demasiado caliente, se debe mantener constante sin freír muchas unidades al mismo tiempo, y dejar espacio para que los alimentos estén bien cubiertos y puedan moverse.
Más allá de estos consejos que conviene repasar, siempre recomendamos tener a mano un termómetro digital para controlar todo el tiempo la temperatura óptima y una espumadera o escurridor para ir sacando las piezas fritas. Pero, para muchos, la tortura llega después.
¿Qué hacemos con todo ese aceite después de freír?
En primer lugar, lo podemos reutilizar. Depende del tipo de aceite, de lo fresco o viejo que sea, y de si lo hemos usado más o menos en esa tanda de cocinado. Conviene esperar a que se enfríe para comprobar que no tenga un color muy oscuro o huela raro. Si podemos reutilizarlo, solo hay que colarlo y guardarlo en un recipiente hermético, anotando la fecha, y conservarlo en un lugar fresco oscuro.
Pero, ¿qué hacemos con una sartén o cazuela repleta de aceite sucio? Limpiarlo para su reciclaje suele ser una tarea odiada por muchos, pringosa y desagradable. Pues hay un producto casi mágico que hará que su limpieza no sea una tortura, el solidificador de aceite y grasas.
Con forma de copos o pequeños gránulos, estos productos se echan directamente en el aceite o grasa aún caliente. A medida que se va enfriando, esa grasa se va solidificando, terminando con una textura como gelatinosa y compacta, fácil de extraer de una pieza o incluso simplemente se puede sacar volcando la sartén si es antiadherente.
De este modo, solo nos queda depositar esa grasa sólida en una bolsita de cierre hermético para llevarla a un punto limpio de una forma mucho más cómoda, o desecharla en el contenedor de orgánico. Sin goteos de aceite, sin olores raros. Fácil, cómodo y sin residuos en el menaje que puedan dañar las tuberías al fregar.
Quickshine Fijador de Grasa Profunda Paquete de 2 bolsitas, Blanco, 15.3 x 12.4 x 5.1 cm
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