Consigue bizcochos y pasteles de miga jugosa aplicando un truco muy sencillo que evitará tener que recurrir a rellenos y almíbares
Hay muchos tipos de bizcochos. De hecho, es un término demasiado vago que se nos queda algo corto en nuestro -no siempre- tan rico vocabulario. Acogiendo bajo este término tanto al clásico bizcocho de yogur como al simple bizcocho de tres ingredientes y sus múltiples variaciones, algo que a nadie le gusta es acabar con un dulce reseco, imposible de tragar sin algún líquido al lado para que no se haga bola en la garganta.
Sí hay ocasiones en las que nos interesa obtener una miga seca, por ejemplo al preparar un tipo genovés como la plancha de bizcocho para enrollar, que de antemano sabemos que querremos emborrachar, empapar con un almíbar, rellenar y/o cubrir con alguna cobertura. O si nuestra pasión es sumergir el dulce en el café o tazón de leche para ensoparlo bien y que absorba la bebida como una esponja.
En todos los demás casos, un bizcocho seco es una tortura y se siente como un fracaso en la repostería casera. Y no siempre hay que sentirse obligados a sumar más calorías y azúcares al mismo para que sea más agradable de comer.
Evitar este inconveniente es muy fácil si aplicamos un truco que en realidad pertenece a otro tipo de postre con el que estamos sobradamente familiarizados: las tartas de queso. O algo más tradicional aún, el flan de huevo.
Muchas recetas -obviando las que se hacen sin horno- indican hornear las tartas de queso aplicando un baño maría dentro del propio horno; esto permite que se cuaje mejor, de forma más homogénea, como la cotton cake. Y, lo que más nos interesa, ese baño genera un ambiente húmedo de vapor dentro del electrodoméstico.
Es tan fácil como envolver por fuera el molde donde vayas a hornear el bizcocho -imprescindible si es desmontable-, colocarlo en una fuente o bandeja de paredes altas y situar esta en el centro de horno. Llena la bandeja con agua caliente y hornea tal cual hasta según indique la receta.
Otra opción es una que se suele usar al hornear pan, disponiendo una fuente llena de agua caliente en el fondo del horno o un lateral. El efecto que se persigue es el mismo: generar vapor húmedo para que el bizcocho no se reseque durante la cocción.
Imágenes | Freepik - Marco Verch
En DAP | Tarta de queso
En DAP | Flan de leche condensada
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