Hay algo de poético en pensar que las setas y los hongos son lo mismo, pero la realidad es que aunque utilizamos de manera indistinta ambos nombres para referirnos a estos productos, lo cierto es que no son iguales.
Bandera gastronómica del otoño, son muchos los españoles que aprovechan sus escapadas al campo durante estas fechas para intentar llenar las cestas con algo que echarse a la boca. Sin embargo, el concepto setas y el concepto hongos no se refieren a lo mismo.
Algunos creen que las setas son todos aquellos productos que tienen un sombrero circular, mientras que los hongos son solo aquellos productos que tiene una estructura tubular. En cualquier caso, ambas creencias son erróneas.
De hecho, lo que sí os podemos decir es que los níscalos, los rebozuelos, las trufas, las trompetas de la muerte, las colmenillas, los boletus, los champiñones o las setas de cardo son 100% setas, pero al mismo tiempo son hongos. ¿Por qué?
En qué se diferencian las setas de los hongos
Realmente cuando hablamos del reino Fungi, las setas y los hongos se diferencian solo por una cuestión semántica. Ni una seta tiene porque ser de colores, ni tiene porque necesitar un sombrero redondo, ni tiene que estar bajo tierra.
El error que habitualmente cometemos es confundir la parte por el todo. Es decir, en este tipo de seres vivos, la seta es la parte visible del hongo (que está compuesto por seta y micelio, siendo este último la parte no visible y subterránea, con apariencia de fibras o pelillos, mal llamada a veces raíz).
Da igual por tanto que la seta sea redonda, alargada, aplanada, vertical, de distintos colores o de distintos tamaños: toda superficie visible exteriormente por fuera de la tierra de un hongo va a ser la seta.
El drama de por qué aparecen las setas
Aunque puede parecer un pelín melodramático, la realidad es que las setas solo aparecen cuando el hongo (el micelio) interpreta que está en peligro. Por circunstancias atmosféricas como un frío intenso, un exceso de calor o abundantes precipitaciones, el micelio cree que es el momento de generar la seta, ya que en ella están las esporas que permitirán la pervivencia de la especie.
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Por así decirlo, el hecho de que veamos una seta, es la señal de alerta que la parte subterránea del hongo transmite creyéndose en peligro y obligándose así a generar una seta que dispersará las esporas que acabarán convirtiéndose en nuevos micelios y nuevas setas.
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