Puede que su nombre no te suene de nada, pero si eres aficionado a la cocina y tienes en casa libros de recetas te invito a que mires quién ha hecho las fotos de esos platos tan apetecibles. Las posibilidades de que aparezca el nombre Becky Lawton son más que elevadas.
Esta fotógrafa británica lleva afincada en Barcelona 27 años. Casi tres décadas en las que ha retratado los platos de muchos grandes cocineros que han confiado en Lawton para publicar sus libros de recetas.
En su estudio, a unos metros del céntrico Mercado de Santa Caterina, descansan miles de platos, manteles y cubiertos de todo tipo, que la fotógrafa ha ido acumulando durante todos sus años de oficio. Muchas de la vajillas se ha diseñado exprofeso para determinado libro o proyecto. Es un paraíso para los que trabajamos haciendo recetas.
Una inglesa en el Raval
¿Cómo una inglesa acabó en Barcelona fotografiando comida? Curiosamente, fue en España donde Lawton cogió por primera vez una cámara. Pero no en la ciudad Condal, si no en Madrid. “Yo tenía como 16 años, creo”, explica Lawton. “Fui al colegio con gente que vivía en Madrid y estuve pasando el verano aquí. No me acuerdo bien, pero había una huelga nacional y alguien me prestó una cámara y me dijo '¿por qué no vas a hacer fotos?' Y dije, 'bueno, vale'”.
“En Inglaterra siempre ha habido revistas muy interesantes, también de comida, revistas preciosas”
Fue en esta huelga –no sabemos bien si la de 1985 o la de 1988– cuando a Lawton le entró el gusanillo de la fotografía. Se apuntó a clases y, aunque comenzó trabajando en publicidad –“antes había budgets enormes para hacer montajes increíbles”–, siempre le atrajo el mundo editorial.
“En Inglaterra siempre ha habido revistas muy interesantes, también de comida, revistas preciosas”, explica Lawton a DAP. “Y claro, siempre iba mirando. Había lifestyle, gente, productos, comida... Y siempre me atrajo este tipo de trabajo”.
En Reino Unido podría haberle ido bien, pero Lawton tenía espíritu viajero y, tras hacer un viaje por Europa en el que se quedó sin visitar España, decidió visitar Barcelona. “Cogí un barco a Santander con mi cámara y una máquina de escribir", explica. “No sé por qué llevaba la máquina. Llegué a Barcelona. Y, wow, después de las Olimpiadas era muy cosmopolita y había vibraciones altas”.
“Yo iba trabajando sobre la marcha, mirando cosas fuera”
Lawton comenzó a trabajar para las secciones de Cultura de medios catalanes como El Periódico o La Vanguardia. Por aquel entonces, a finales de los años 90, la gastronomía no tenía la importancia que tenía ahora, pero comenzaban a sonar nombres como el de Ferran Adrià, al que Lawton fotografió en los años en los que El Bullí estaba despuntando –consiguió la tercera estrella Michelin en 1997–. Y, antes de que explotara el fenómeno de los grandes libros de recetas, Lawton vio claro que quería dedicarse a la fotografía gastronómica.
“Tenía la esperanza de que habría revistas de comida como las que había en Inglaterra”, explica Lawton. Al final no hubo tantas (ni tuvieron demasiado éxito), pero Lawton comenzó a trabajar para editoriales como RBA y, después, Planeta o Larousse. Y hasta ahora. No sabe exactamente para cuántos libros de recetas y gastronomía ha hecho las imágenes, pero seguro se cuentan por cientos, y muchos de los grandes cocineros catalanes, de Joan Roca a Carme Ruscadella, tienen a Lawton como fotógrafa de cofianza.
Un trabajo que no está pagado
¿Cuál es el secreto de las buenas fotos de recetas? “Bueno, tienes que buscar un estilo, una manera de fotografiar la comida”, explica Lawton. “Yo iba trabajando sobre la marcha, mirando cosas fuera, intentando aplicarlo también aquí, con fondos de tela o pintando mis propios fondos, buscando atrezzos, maneras para presentar la foto. Para mí es un escenario, es un cuadro”.
Lawton nos enseña el muestrario de fondos que tiene para hacer sus fotografías: todo tipo de textiles, pero también tablas pintadas por ella misma, con muy diferentes texturas, muchas creadas solo para una fotografía concreta. “La comida obviamente tiene que entrar por los ojos, pero esto es un combinación entre el color de fondo, el atrezzo y la luz”, explica la fotógrafa. “Creas un look en el que alguien que está mirando el libro se quede dos segundos más mirando la imagen”.
Cada libro, además, tiene un estilo de fotografía que, como explica Lawton, está más pensando de lo que podría parecer. “Son mínimo seis meses de trabajo, a veces un año. Primero, normalmente, conoces al chef, porque quieres poner un poco su personalidad también en el libro, no solo la mía. Después hago un storyboard. Normalmente cojo una libreta nueva y empiezo a apuntar ideas, fondos, texturas, colores que que quiero que vayan apareciendo en el libro, qué tipo de vajilla vamos a usar...”
Los encargos de publicidad pagan las facturas, pero son los libros en los que Lawton quiere lucirse
Todo un trabajo, que, asegura Lawton, no está pagado: “El trabajo y el esfuerzo que pongo en un libro no me lo pagan. Hago una apuesta en un libro y cobro más si se vende, porque voy como autora. No podría vivir solo de los libros”. Tampoco de su blog, Delicooks, donde publica recetas de sus más cercanos colaboradores.
Los encargos de publicidad pagan las facturas, pero son los libros en los que Lawton quiere lucirse: “Cuando me piden un libro no miro la cantidad de trabajo, miro si quiero hacerlo o no. Y si lo hago, lo hago 500% porque sí, porque cada cada libro tiene que ser mejor que el último. Tengo como una ansiedad porque tiene que ser el mejor siempre”.
Cómo mejorar nuestras fotografías de comida
Da un poco de vergüenza hacerle fotos a Lawton en su estudio. No soy fotógrafo, solo un periodista obligado a tener imágenes con las que ilustrar sus reportajes. También sus recetas. Así que no podía desaprovechar la oportunidad de pedirle algunos consejos para mejorar en las fotos.
Para los entendidos. Lawton utiliza una cámara Hasselblad con el respaldo digital Phase One y una Canon 5D Mark 3. Pero se pueden hacer fotos con dispositivos mucho más humildes. El escenario y la luz son, al final, lo más importante.
“Hay que mirar bien el tipo de vajilla, el fondo y tener una luz difuminada, sin sombras muy fuertes, para que luego no quede muy contrastado al subirlo en un blog. Bueno, y también tener un estilo. Buscar un estilo para que la gente te pueda identificar. Así destacas también en el feed de Instagram, creas un look & feel chulo”. Tanto para los libros como para las páginas web, Lawton recomienda, además, hacer las fotos en vertical. “Odio las fotos horizontales”, sentencia, explicando que tanto las webs como los libros suelen tener una estructura vertical, por lo que al hacer las fotos horizontales se pierde en tamaño.
Para los que nos gusta más comer que hacer fotos Lawton tiene una mala noticia: hacer buenas instantáneas está reñido con comer bien. El estudio de Lawton cuenta con una enorme cocina, muy bien equipada, pero ella acaba comiéndose todo frío. “No puedes hacer la foto y comerte el plato”, explica Lawton. “Después de fotografiar tres o cuatro platos, de hacer una sesión, te los puedes recalentar”.
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Esto no quiere decir que Lawton no disfrute con la comida. Al fin y al cabo eligió la fotografía gastronómica por algo. Y en Barcelona mal no se come. Pero, aunque pueda sorprendernos, también echa en falta ciertas cosas de la gastronomía inglesa: “En realidad la comida inglesa se queda un poco escondida, porque nosotros somos muy cosmopolitas. Pero hecho en falta chinos más auténticos y aquí no hay buenos indios. En Barcelona he probado, he intentado y no lo he conseguido”.
Es precisamente a la India a donde le gustaría viajar para hacer un próximo libro de recetas. “A ver si sale”, concluye. “Si lo podemos hacer será increíble. Iremos a la India para hacer fotos, ambientes y de todo. Es un poco por donde voy ahora, porque quiero salir y viajar por el mundo entero”.
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