Supersticiosos del mundo, he aquí un nuevo mito para sumar a vuestro repertorio
Nadie puede ir a Francia sin comprar al menos una baguette. Aunque sea para comértela a bocados con un pedazo de queso cortado a navaja en medio de un parque o haciendo cola para subir a la Torre Eiffel. Pero, hagas lo que hagas con el pan, jamás lo pongas bocabajo en el país galo. Podrían alejarse de ti como si tuvieras la peste negra o una letra escarlata en tu espalda.
Quizás estamos exagerando un poco, pero las personas supersticiosas se toman muy en serio sus creencias, aunque sea solo 'por si acaso'. Una superstición, recordemos su definición oficial, es una creencia ajena a la fe religiosa que además es ajena a la razón, que atribuye consecuencias positivas o negativas a un hecho concreto. Todo sin base científica ninguna, claro. Y como los humanos somos así, de naturaleza desconfiada, suelen calar mucho más las supersticiones que asocian acciones, animales o cosas con la mala suerte. Menos cuando se acercan exámenes, una final deportiva o el sorteo del Gordo, claro.
Si repasamos el imaginario popular seguro que todos somos capaces de rememorar supersticiones y creencias ligadas a las cosas del comer y beber. Muchas están ya casi olvidadas, pero otras permanecen ancladas en nuestra memoria como algo cultural, aprendido de nuestros padres y abuelos. Muchas se siguen solo porque son 'tradiciones', curiosidades que hacen gracia, aunque en el fondo todos conservamos algo de fe irracional cuando las practicamos. Si mal no va a hacer y quién sabe si algo de poder tiene...
Nuestros vecinos los franceses también comparten muchas de las supersticiones más extendidas, como el mal augurio de derramar sal en la mesa o brindar con agua. Si preguntas en algunos pueblos de España a los mayores más religiosos, podrás dar con otra creencia compartida con los galos, pero con un origen diferente: jamás se debe colocar el pan bocabajo.
El pan del verdugo
Si en España se decía que el pan debe ponerse bocarriba, o la Virgen llora, en Francia hay que remontarse a la Edad Media para comprender qué es el llamado Le pain du bourreau, el pan del verdugo o del ejecutor.
Según cuenta la leyenda, en tiempos en los que las ejecuciones públicas eran algo cotidiano y ofrecían un animado espectáculo para el pueblo, los verdugos tenían una agenda apretada para cumplir con su trabajo. El día que había una ejecución programada no tenían tiempo para ir al horno local a por su pieza de pan, por lo que en la panadería le guardaban uno. Podía apartarlo un poco de los demás, pero lo habitual, según narra la historia, era diferenciarlo de una forma muy simple: colocando el pan bocabajo.
Así, como explican en Conexion France, la gente terminó por asociar esta forma de colocar la pieza con la mala suerte, la desdicha y la muerte. Si, pobre de ti, tocabas ese pan o, peor, llegabas a comerlo, una maldición podría caer sobre ti y cualquier persona con la que lo compartieras. Algunas versiones del mito hablan de sufrir hambruna, enfermedades o, directamente, estabas condenado a morir.
Si realmente esta superstición se originó en tiempos medievales importa poco, porque la creencia simplemente fue propagándose a lo largo de los siglos hasta llegar a la actualidad, vinculándose ahora más a la baguette. Lo cierto es que se aplica a cualquier pan, de barra o de hogaza, pues si la superstición es antigua, originalmente no podría estar relacionada con la famosa barra reconocida por la UNESCO, ya que es de creación muy reciente, del siglo XIX. Los verdugos medievales comerían más bien un pan 'de pueblo', más rústico.
En el caso de que coloques el pan bocabajo sin querer, no te asustes, puedes revertir la maldición y esquivar la mala fortuna, como aclaran en Le Figaro. Solo tienes que marcarlo con una cruz con un cuchillo en la base, la que habrá quedado bocarriba al darle la vuelta. Al final, por muy apócrifas que sean, estas supersticiones casi siempre tienen un trasfondo religioso con esa cruz cristiana como símbolo protector. De hecho, en algunas regiones aún se mantiene la tradición de marcar con cruces las masas para alejar la mala fortuna.
Recuerda que tampoco hay que cortar los fideos chinos ni dejar los palillos en vertical clavados en un cuenco de arroz, solo estarías atrayendo desgracias a tu vida. O eso dicen.
Imágenes | Unsplash/Joshua Woroniecki - Yukiko Matsuoka
En DAP | Receta de pan baguette
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