Hercules: el primer gran chef de Estados Unidos fue un esclavo negro

Desafortunadamente, el magnífico retrato que preside esta historia no representa al protagonista de la misma: Hercules, el primer chef célebre de Estados Unidos, pese a su condición de esclavo a las órdenes de George Washington. Este óleo ni plasma a un cocinero ni es obra del célebre pintor al que se atribuyó la obra durante muchos años. Pero su imagen, con una dignidad y elegancia que cautiva, es ya todo un icono simbólico de un periodo clave en la historia de Estados Unidos: el primer presidente del nuevo país, la esclavitud y la cocina como parte de su identidad cultural y social.

El retrato del chef que resultó no serlo

Catalogado como Presumed Portrait of George Washington’s Cook ('presumible retrato del cocinero de George Washington'), propiedad del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, la obra ha estado atribuida durante décadas al conocido pintor estadounidense Gilbert Stuart, autor del celebérrimo retrato inacabado del primer presidente del país. Sin embargo, a raíz de un préstamo en 2017 con motivo de una exposición temporal en Mount Vernon, un análisis más minucioso de la pieza bajo luz ultravioleta reveló el decepcionante error.

Lo cierto es que no sabemos quién es el orgulloso personaje que aparece retratado, ni tampoco el nombre del dotado autor. Los investigadores concluyeron que ni siquiera se trata de un cocinero, pues el sombrero que porta no era más que un gorro habitual en el atuendo caribeño del siglo XVIII, como demuestran otras fuentes de la época. Y tiene sentido, pues el típico gorro de chef que todos conocemos hoy no se impuso como moda hasta tiempo después de la muerte de Washington.

Detalle de 'Dominicanos de las Indias Occidentales Libres', Agostino Brunias, hacia 1770.

Sencillamente, se perpetró una idea romántica falsa de quienes quisieron ver en este elegante caballero a un esclavo que, gracias a su arte culinario, supo ganarse la admiración y el respeto del primer presidente de Estados Unidos. Pero aunque no haya quedado ninguna imagen de Hercules, su historia sí está documentada y sin duda merece ser recordada.

El esclavo que se ganó el respeto por su dominio de la cocina

Nacido hacia mediados del siglo XVIII, Hercules fue un esclavo negro adquirido por George Washington en 1767, como parte del pago de una deuda que su primer propietario, John Posey, vecino de la familia en Virginia, para quien trabajaba como operario de ferrys.

Por aquel entonces, el considerado padre de la Patria había regresado a su vida cotidiana en la plantación de Mount Vernon, tras renunciar a sus cargos militares después de la Guerra de la Independencia. Hercules se casó con Alice, esclava de dote propiedad de la mujer de Washington, Martha. Su esposa moriría joven, dejándole tres hijos, Richmon, Eve y Delia.

'George Washington el granjero en Mount Vernon', Stearns, 1851.

No se sabe con certeza cuándo o por qué Hercules, -apodado "el tío Harkless"-, comenzó a trabajar en las cocinas, pero ya aparece mencionado como tal en una entrada del diario de Washington, fechada en 1786. Tres años más tarde, fue ascendido a cocinero jefe. Según cuenta Adrian Miller en su libro The President’s Kitchen Cabinet, Hercules se habría ganado el puesto tras demostrar su valía dominando técnicas de cocina moderna, especialmente todas las elaboraciones que requerían un preciso manejo del fuego.

En 1789, Washington fue elegido como el primer presidente de los Estados Unidos, y el año siguiente se fijó la capitalidad el país en Filadelfia, obligándole a trasladar su residencia temporalmente a dicha ciudad. Aunque se contrató a un cocinero profesional, el mandatario se llevó a Hercules con él, cediendo a la petición que le hizo este de trasladar también a su hijo mayor, para ayudarle en las cocinas.

'Residencia de George Washington en High Street, Filadelfia', William L. Breton (litografía), h. 1828-30.

Según contaría años más tarde el nietastro del presidente, George Washington Parke Custis, Hercules no tardó en convertirse en dueño y señor de la cocina presidencial, liderando a todos los demás trabajadores con disciplina y exigiendo una alta perfección en el trabajo. Su labor era admirada por la familia presidencial y los invitados que acudían a las diversas cenas celebradas en la casa. En palabras de Curtis:

Los subordinados [de Hercules] volaban en todas direcciones para ejecutar sus órdenes, mientras él, el gran espíritu maestro, parecía poseer el don de la ubiquidad, y estar en todas partes al mismo tiempo.

La reputación de Hercules iba más allá de las puertas de la casa. Se ganó el privilegio de poder vender todo lo que sobrase de la cocina, logrando así multiplicar notablemente sus ganancias. Pero en lugar de ahorrarlo, el cocinero no dudaba en invertirlo en ropas caras, que sacaba a relucir a diario en sus paseos por las calles de la ciudad, donde, al parecer, era tratado con respeto y admiración. Se comportaba, en definitiva, como un auténtico dandi de la época, con orgullo y elegancia.

La misteriosa desaparición del cocinero presidencial

Washington, propietario de numerosos esclavos tanto heredados como adquiridos y recibidos en pago por deudas, no manifestaría explícitamente su deseo de acabar con la esclavitud hasta una carta que escribió a Robert Morris en 1786. Pensilvania había comenzado la abolición en 1780, y estaba prohibido a los no residentes la tenencia de esclavos más de seis meses.

La mansión de George Washington en Mount Vernon.

El padre de la Patria aprovechó sus privilegios para sortear este inconveniente durante su estancia en Filadelfia, moviendo a sus esclavos temporalmente entre la residencia presidencial y Mount Vernon para no quebrantar la ley estatal. Posiblemente fue durante uno de estos viajes cuando su apreciado chef desapareció para siempre.

El mismo día que George Washington cumplía 65 años, en febrero de 1797, Hercules huyó de la plantación de Virginia, causando una gran consternación en el presidente, que finalizaría su mandato pocos días después. A pesar de sus esfuerzos por localizarlo, nunca más se supo del cocinero, que no esperó a obtener legalmente su libertad a pesar de su aparente situación de privilegio.

Esclavos en la plantación James Hopkinson de boniatos, Henry P. Moore, h. 1862-63.

Washington, que fallecería en 1799, dio órdenes en su testamento de que todos los esclavos en su posesión fueran liberados tras la muerte de su esposa, por lo que Hercules se convirtió en un hombre libre de pleno derecho incluso antes, pues Martha los liberó en 1801. Al parecer, a la viuda le llegaron noticias de un posible avistamiento de Hercules aquel mismo año en nueva York, pero renunció a cualquier intento de recuperarlo.

Los hijos de Hercules, a pesar de todo, no fueron liberados. Según la ley, eran esclavos de dote de la familia Curtis, y Washington no tenía derechos sobre su propiedad; tras la muerte de Martha Washingotn en 1802, fueron separados y su destino final es desconocido.

¿Dónde acabó Hercules? ¿Cómo logró escapar? Su peculiar historia continúa siendo un misterio que levanta muchas especulaciones entre los historiadores, fascinados por el cierto carácter de mito que ha adquirido la figura del personaje. A raíz de los nuevos descubrimientos sobre el supuesto retrato, nuevas investigaciones parecen haber arrojado algo de luz sobre su relato: Hercules Posey habría muerto en 1812 como trabajador residente en la ciudad Nueva York.

La misteriosa figura de Hercules ha pasado a la historia como el primer chef famoso de EEUU

En realidad no sabemos exactamente cómo eran las habilidades culinarias de Hercules ni cuáles eran sus platos estrella, pero supo ganarse en poco tiempo el reconocimiento y respeto del presidente y de quienes le rodeaban. Ramin Ganeshram, periodista y autora de la novela histórica The General's Cook, define a Hercules como el primer celebrity chef, quien gracias a su dominio absoluto de la cocina consiguió destacar y ganarse un nombre incluso entre los más poderosos, siendo tan solo un esclavo más.

Su breve pero meteórica carrera, su desaparición repentina y el misterio que rodea los últimos años de su vida, han convertido a Hercules en un símbolo de la cultura estadounidense, con el equívoco retrato, con su elegante y mirada orgullosa, como falso icono cargado de simbolismo.

Fotos | Wikimedia Commons - Paulo O
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