Son muchos los lugares en los que el Carnaval tiene una importancia especial, pero hay una ciudad en el sur de Estados Unidos donde se vive de una manera muy peculiar, donde viven y se desviven por el Carnaval y su cultura gastronómica tiene un protagonismo especial. ¿Sabes cuál es la receta más típica del Mardi Gras de Nueva Orleans?
Son muchas las delicias tradicionales de la cocina cajún que esperan al viajero que se anime a experimentar la fiesta , pero hay una elaboración en concreto que inunda pastelerías, hogares, tiendas y cafeterías: el colorido King Cake. Curiosamente se trata de un pariente de nuestro Roscón de Reyes, una masa de pan dulce en forma de rosco que se distingue por la festiva decoración que lo cubre con azúcar teñido de los tres colores característicos del Mardi Gras, púrpura, dorado y verde.
La historia del King Cake
Como muchas de las tradiciones que forman hoy parte de la cultura estadounidense, la historia del King Cake hay que rastrearla varios siglos atrás en Europa. Ya hemos comentado que está emparentado con nuestro Roscón de Reyes, y es que se podría decir que es una evolución de nuestro dulce navideño adaptado a las costumbres de Nueva Orleans y su forma de entender el Carnaval.
Según la tradición, el día de la Epifanía marca el final de la Navidad, cuando los Reyes Magos de Oriente encontraron al Niño Dios tras seguir a la Estrella del Norte. Adoraron al recién nacido y le entregaron sus presentes, y por eso es costumbre celebrar la ocasión intercambiando regalos el Día de Reyes. Y para redondear la festividad, disfrutamos del rico roscón, que llegó a Estados Unidos a través de los inmigrantes europeos y sus tradiciones.
Pero si el día 6 de enero significa para nosotros despedir las fiestas, en Nueva Orleans se da inicio a la cuenta atrás para el Mardi Gras, el día grande del Carnaval. Mardi Gras es el término francés del Martes de Carnaval, el “martes graso”, siguiendo la costumbre de consumir ese día todos los alimentos especialmente calóricos y ricos antes de renunciar a ellos por el inminente periodo de Cuaresma previo a la Pascua.
No se puede concebir un Mardi Gras sin King Cake, pero en realidad su consumo empieza ya el mismo día 6 de enero y se alarga hasta el fin de las fiestas, el Miércoles de Ceniza. En muchos hogares se sigue la costumbre de hornearlo casero siguiendo la receta familiar, aunque poco a poco los King Cakes van llenando los escaparates de todo tipo de locales y tiendas y son muchos los que prefieren simplemente comprarlo.
El resto de Estados Unidos no tiene ninguna tradición parecida y el King Cake se ha ganado tal fama que llegan muchos pedidos a las mejores pastelerías desde todo el país. Se consume en el desayuno, con la pausa del café, a la salida del trabajo para merendar, de postre o como simple picoteo a lo largo del día. Un poco como nuestro roscón, para qué engañarnos.
¿Qué es exactamente?
Originalmente el King Cake es una masa muy similar al roscón, es decir, un pan dulce más o menos tierno al que se da forma de rosco. Eso sí, el aroma tan característico de azahar aquí no existe, normalmente se añade un toque de ralladura de limón, a veces también naranja, y nuez moscada. La forma más básica va sin rellenar pero en los últimos años se ha hecho muy popular el King Cake formado a base de de una trenza rellena de canela y mantequilla, a veces con cacao y frutos secos.
Lo que distingue al King Cake es su decoración exterior. Una vez horneado, se hace un glaseado de azúcar glasé y leche con vainilla o limón, y se cubre con capas de azúcar teñido de colores. El púrpura o violeta representa la Justicia, el verde la Fe y el dorado el Poder. Estos tres tonos son muy típicos de todo el Mardi Gras y pueden verse en disfraces, collares, máscaras, plumas y otras decoraciones.
Además la masa esconde un pequeño muñeco de un bebé, que representa al Niño Jesús, y cuya función es la misma que tenemos con el haba. Quien se encuentre la figurita debe pagar el siguiente pastel o tiene que organizar la próxima fiesta que toque, según el calendario del Carnaval. Aunque hay muchas versiones baratas de calidad dudosa, son varias las pastelerías de Nueva Orleans famosas por sus King Cakes que además hoy ofrecen bajo variedades originales más modernas.
Mardi Gras en Nueva Orleans, una fiesta para bailar y disfrutar comiendo
El King Cake no es la única receta típica del Mardi Gras que merece la pena destacar. La cocina de Luisiana es una de las más celebradas de toda la cultura gastronómica de Estados Unidos, una auténtica meca de los amantes del buen comer que puede sorprender a quien se acerca a ella por primera vez. La cocina criolla o creole y la cajún son el resultado de una mezcla que combina influencias españolas, francesas, caribeñas, africanas y también otras más propias ya de Estados Unidos.
Los productos del mar tienen una gran presencia y también las especias, así como ingredientes humildes como los tomates, las judías, las patatas o la carne de pollo y pavo. Es una cocina muy apegada al concepto de comfort food, comida reconfortante, energética, esa típica de madres y abuelas. Tiene fama de ser muy grasa y calórica, aunque los expertos dicen que esa faceta se ha ido acentuando por los propios hosteleros y los medios al ser lo que el público espera de ella.
Durante el Mardi Gras no pueden faltar los platos más típicos de Nueva Orleans, como son los famosísimos gumbo y jambalaya.
El gumbo es una especie de guiso lleno de especias, que se suele servir con arroz, y puede llevar desde marisco y pescado hasta pollo o andouille, salchichas especiales francesas.
El jambalaya es un plato también de origen humilde, ideal para alimentar a grandes grupos de personas. Consiste en mezclar arroz con verduras y carnes o pescado, de nuevo con muchas especias, y a veces suele combinar embutido de cerdo con gambas.
También destaca el étouffée, un guiso de gambas o cangrejo cocinado con un roux que también se acompaña con arroz, al igual que las tradicionales judías rojas, que en los menús se suele servir con chuletas de cerdo o salchichas. En cuanto a comida más callejera, para disfrutar en medio de los desfiles y fiestas, siempre hay lugar para el pollo frito, salchichas y los bocadillos o sándwiches de rellenos sustanciosos, como el muffuletta. Se elabora con un gran pan siciliano relleno de varios embutidos, aceitunas marinadas, encurtidos y quesos, sin faltar el provolone.
En cuanto al dulce, más allá del King Cake, son imprescindibles los beignets, que bien valen un desvío en el camino si se pasa cerca de Nueva Orleans en un viaje –como hacen en la película Chef-. Llegaron en el siglo XVIII de la mano de inmigrantes franceses y son un símbolo de la ciudad, una masa de panadería similar al dónut que se corta en cuadrados, se fríe y se sirven rebozados en abundante azúcar glasé. Los del Café Beignet son especialmente famosos, pero durante el Carnaval hay numerosos puestos callejeros por todas partes.
Una buena manera de adentrarse un poco en el universo gastronómico de Nueva Orleans y en el significado del Mardi Gras, es a través de la excelente serie de televisión 'Treme', ya finalizada. La comida forma parte del día a día de sus personajes, e incluso acompañamos a una chef enamorada de la ciudad que intenta sacar adelante su cocina después del desastre del Katrina.
En nuestro país también hay muchos lugares con una gran tradición de Carnaval y cada región nos tienta con sus recetas tradicionales, pero también podemos acercarnos a otras culturas para conocer sus fiestas. En la Nueva Orleans de hoy también está la huella europea, aunque sus habitantes han creado un universo propio muy particular, y el King Cake de Mardi Gras es un buen ejemplo. Si os apetece uniros a su fiesta, podéis usar vuestra receta preferida de roscón, sin añadir azahar, y decorarlo con azúcar de los tres colores tradicionales.
Imágenes | Ambrosia Bakery, Mardi Gras Day, King Arthur Flour, Phil Denton, leighklotz, jeffreyw, Rubber Slippers in Italy
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