Ya sabemos que “hasta San Antón, Pascuas son”, pero el día 6 de enero marca el final definitivo de la Navidad. Hoy celebramos La Adoración de los Reyes Magos, la Epifanía más importante de nuestro calendario cristiano. Y como buena festividad en la que se mezclan ritos paganos y costumbres religiosas, no podía faltar la comida especial del día.
Mientras muchos abrimos los regalos mojando el Roscón de Reyes en chocolate, también en otros muchos países se comparten bollos, panes y otros dulces para terminar las fiestas por todo lo alto. Ahora que parece que está de moda despreciar nuestro roscón -tampoco es obligatorio que te guste-, ¿por qué no probar alguna de las especialidades que se preparan por el mundo para recibir a los Reyes Magos?
La Epifanía, los Reyes Magos y el origen de la tradición
Aunque es la más festejada y popular, la de hoy no es la única epifanía que se celebra en el calendario cristiano. El término procede etimológicamente del latín, epiphanīa, que a su vez viene del griego επιφάνεια, y significa “manifestación”. Una epifanía es por tanto la aparición de una figura -profeta, chamán, oráculo, brujo o hechicero- que revela un augurio o interpreta visiones.
En la tradición cristiana se identifica con la manifestación de Jesús o Dios en la tierra adoptando forma humana. Es cuando Jesús se muestra o se da a conocer a diferentes personalidades o grupos de personas, por ejemplo a sus futuros discípulos.
La Biblia relata diversas epifanías, pero es la del 6 de enero la que tiene mayor importancia para los católicos. Hoy conmemoramos la adoración de los Reyes Magos ante la primera manifestación humana de Cristo, en forma de niño recién nacido, llevándole regalos.
Lo curioso es que apenas hay menciones a Sus Majestades de Oriente en los Evangelios; fueron los textos apócrifos y la tradición posterior los que configuraron poco a poco la iconografía tan conocida a día de hoy. De hecho, en las primeras representaciones artísticas Baltasar no era negro y no había ni rastro de camellos.
Y como tantas fiestas religiosas, la Noche y el Día de Reyes también están ligados a antiguos ritos paganos. Si la propia Navidad se enraiza con las saturnales romanas, la Epifanía se puede conectar con fiestas que celebraban la llegada del nuevo año, dejando atrás las privaciones pasadas y llamando a la fertilidad de la tierra.
Además se ha mantenido la costumbre popular de coronar al "rey del haba", una tradición cuyo origen no está del todo claro pero que se extendió sobre todo a partir de la Edad Media y se convirtió en un fenómeno generalizado por toda Europa a partir de los siglos XIV y XV. La tradición se practicaba tanto entre las clases sociales del pueblo como entre la nobleza, y la figura del rey adoptó una imagen ridícula y desvergonzada, asociándose también al Carnaval.
En cualquier caso, se trata de celebrar una despedida y una “llegada” más o menos simbólica, preparando con energía positiva el nuevo año que acaba de comenzar. Pequeños ritos y tradiciones convocan a la buena suerte y, cómo no, se aprovecha para volver a comer y beber en familia mientras se preparan las siguientes fiestas.
Porque, como dicen en Italia, “Dopo le sante feste de Nadal, le santissime de carneàl”. El Carnaval ya asoma por la esquina y vendrá cargado de muchos más dulces antes de la abstinencia cuaresmal.
La Rosca de Reyes mexicana
Nuestros amigos mexicanos también disfrutan de un roscón estos días, mejor dicho, una gran rosca. Tiene una apariencia muy parecida pero la masa guarda diferencias que, según nos cuenta mi compañera Carmen, es tan rica que puede que os haga olvidar a nuestros roscones. Aquí tenéis la receta detallada para comprobarlo por vosotros mismos.
El origen de la tradición mexicana hay que buscarlo, obviamente, en la propia historia del Roscón de Reyes europeo, pues llegó al país americano de la mano de los españoles. En México, sin embargo, la tradición evolucionó de forma propia y mantiene hoy características únicas que le dan una personalidad especial a la celebración de la Epifanía.
Allí tienen más presente el simbolismo del bollo y los rituales que rodean a su consumo. La rosca representa, como aquí, una corona real adornada con las joyas de colores que son las frutas escarchadas, y además se añaden los típicos costrones crujientes de mantequilla. Es importante el propio acto de compartir el pan en familia, con amigos o vecinos, invitando a la convivencia también con los compañeros de trabajo.
Aunque hoy en día se ocultan muchas figuras en la masa, la Rosca de Reyes original solo guardaba un muñequito representando al Niño Jesús. El acto de cortar el pan simboliza los peligros a los que se enfrentó la Sagrada Familia en su huida a Egipto, y encontrar la figura supone convertirse en su padrino.
Los que siguen fielmente la tradición se toman muy en serio su papel y cuidan del Niño hasta el año siguiente. Incluso hay quienes le preparan un "ropón de bautizo" para vestirlo y llevarlo a la iglesia el 2 de febrero, en la Candelaria. Ese día es tradicional reunir de nuevo a todos los seres queridos que estuvieron presentes el día de la Rosca, e invitarlos a tomar tamales y chocolate o atole.
En otros países latinoamericanos también se comparte una rosca o roscón parecido, heredando la tradición española. En Argentina, por ejemplo, se suele decorar con crema pastelera, guindas e higos confitados.
A Italia llega la Befana, y lo hace con un buen surtido de dulces
Una de las cosas que más nos unen con Italia es la pasión con la que mantenemos vivas las tradiciones locales, al menos cuando se trata de comer. También la cultura italiana está muy marcada por las costumbres católicas evolucionadas de las fiestas paganas del mundo clásico, y el catálogo de dulces regionales es abrumador.
La víspera de Reyes llega a los hogares italianos la Befana, una vieja fea y algo cochambrosa que vuela en escoba y simboliza el año que se va. Lleva dulces y regalos a los niños que han sido buenos, y carbón o incluso piedras a los que no se han portado tan bien. Anna Mayer nos cuenta que, si bien la tradición de los regalos es más popular en las regiones del centro-sur, la Epifanía sí que es una fiesta importante en todo el país.
Especialmente en el norte y la región del Véneto, se celebra la tarde-noche del día 5 el Pan e vin, reuniéndose las familias alrededor de grandes hogueras para quemar el viejo año y adivinar cómo serán las nuevas cosechas. Ritos aparte, lo habitual es calentarse con vino caliente -vin brulé- y un buen pedazo de pinza, un contundente pan con forma de torta a base de harina de polenta, semillas de hinojo, pasas y otras frutas, muy aromático y dulce.
En Lombardía es típico hornear camellos dulces de pasta sflogia -hojaldre- mientras que en Ancona se prefieren las ovejas, rellenas de mermelada o frutos secos. Alrededor de Liguria se siguen tomando antiguos dulces navideños, como los anicini, y también se encuentra una corona cubierta de frutas confitadas muy similar a nuestro Roscón, la ciambella dei Re Magi.
Bajando hacia el sur se podría hacer toda una ruta para golosos, con especialidades casi en cada pueblo. Además de los típicos cantucci, son características las galletas pepatelli, con pimienta negra, cacao, almendras y miel. En las regiones de Puglia y Campania, dominada por la tradición dulce napolitana, ya empiezan a prepararse los dulces típicos de Carnaval, con masas fritas y muy dulces como los purcidduzzi, stuffoli o cartellate baresi.
Un pan dulce originario del Piamonte y también popular en otras zonas es la focaccia della Befana. La masa enriquecida con mantequilla, huevos y azúcar es un bollo tierno perfecto para tomar con chocolate o vino dulce caliente. En lugar de rosca, tiene la forma de una gran flor de 16 pétalos y la tradición manda esconder en ella una moneda que dará suerte a quien la encuentre. Aquí tenemos la receta, sencilla pero muy vistosa.
Dreikönigskuchen en Suiza
Mi compañera Esther bromea con el nombrecito de la versión suiza para celebrar la Epifanía, pero en realidad es una palabra sencilla: drei, tres; könig reyes; kuchen, pastel. El pastel de los tres reyes, fácil y lógico, ¿verdad? Está bien, también podemos usar el nombre francés, Gâteau des rois, o el italiano, Torta di rei magi, que por algo son las lenguas oficiales.
El bollo helvético parte de una masa tierna de panadería simple, muy parecida a la trenza o Zopf. Además se añaden uvas pasas a la miga y se decora con almendra laminada. Este kuchen se distingue por su vistosa presentación, ya que se divide en pequeños bollitos que forman una corona o flor alrededor de una pieza más grande central. La idea es que cada comensal pueda coger directamente una porción.
El Dreikönigskuchen esconde un haba, una almendra entera, grano de café o una figura de porcelana o plástico de un Rey Mago. Quien la encuentra es el rey y tiene derecho a llevar la corona todo el día, “reinando” sobre los demás. Son muchas las familias las que compran el pan para tomarlo en el desayuno del día 6. Al parecer también se ha vuelto costumbre llevarlo a la oficina o al trabajo y compartirlo con los compañeros, y no es raro que el agraciado con la figurita luzca la corona durnate la jornada laboral.
A pesar de que hoy es una de las tradiciones más populares entre los suizos, la costumbre del Dreikönigskuchen es relativamente nueva. Fue en la década de 1950 cuando el investigador Max Währen desarrolló la receta en colaboración con la escuela de pastelería Richemont. Aunque los primeros años fueron modestos en cuanto a ventas, las campañas de difusión y publicidad del nuevo producto no tardaron en dar sus frutos, y hoy se prepara en todo el país.
Sí existían otras tradiciones más folclóricas locales asociadas a la Epifanía, pues marcaba la cuenta atrás para las fiestas de Carnaval, de gran seguimiento en todo el país. Se conocen referencias anteriores a ciertos dulces asociados a la tradición francesa y también al Bohnenkuchen, un pastel que escondía un haba.
El Dreikönigskuchen no es difícil de preparar y seguro que gustará a todos en casa, más allá de las fiestas navideñas. Podéis omitir las pasas y tendréis un bollo tierno ideal para servir con mermelada o tomar tal cual, delicioso para desayunar. Aquí encontraréis la receta completa.
Francia, Bélgica y Canadá: tres versiones des Rois para los países de habla francesa
Nuestros vecinos del norte también tienen, por supuesto, su tradicional dulce para festejar la Epifanía. De hecho, los países de habla francesa disfrutan de tres variantes principales, todas ligadas a la llegada de los Reyes Magos.
Por ser tan diferente a nuestro Roscón tradicional cada vez es más popular la Galette des Rois, típico pastel que asociaríamos a la dulcería de tradición francesa. Curiosamente no destaca por su colorido o decoración -características que sí esperamos de otras delicias francesas-, y eso denota el origen medieval y algo rústico de la receta.
Consiste en una masa de hojaldre que envuelve una crema de almendra o frangipane, que combina el fruto seco con una especie de crema pastelera. El contraste del suave y dulce relleno con el crujiente exterior, bien dorado y hojaldrado, es toda una delicia que no necesita lucir frutas o más abalorios para seducir.
Es habitual ver la galette durante todo el mes de enero; algunas familias tienen la tradición de prepararla el primer domingo del mes, mientras que la mayoría sigue asociándola la Epifanía. Una costumbre curiosa consiste en que el hijo más pequeño se esconde bajo la mesa, un adulto divide las porciones y el niño elige a quién corresponde cada trozo.
La galette también esconde un haba, hoy en día normalmente de porcelana, que convierte al que la encuentra en rey o reina. El coronado elige a su consorte, luce la corona de papel y reina sobre los demás durante toda una semana, o según cada casa tenga fijada su tradición.
En la zona flamenca de los Países Bajos también se prepara un pastel similar, a veces rectangular, llamado Koningentaart. En la zona oeste es más habitual encontrar la versión de galette con masa sablé, mientras que en el sur se suele preparar un roscón similar al nuestro, llamado gâteau des rois o royaume, también decorado con frutas escarchadas.
¿No te gusta el roscón o te has cansado de las masas de bollería? Prueba nuestra sencilla receta de galette des rois y seguro que te convencerá como deliciosa alternativa.
Bolo Rei en Portugal
Nuestros otros vecinos también guardan un recetario dulce asociado a tradiciones religiosas digno de admirar -y saborear-. También allí cobra importancia la Epifanía con la llegada de los Reyes Magos, aunque su versión del roscón, el Bolo Rei, se suele disfrutar durante todo el periodo de las fiestas navideñas.
El origen concreto de la tradición de este bollo se remonta al siglo XIX, cuando llegaría la receta desde Francia directamente a la nueva Confeitaria Nacional, abierta como pastelería oficial de la monarquía en 1829. Con la caída de la Corona es un dulce que corrió peligro de desaparecer, pero los pasteleros solo tuvieron que rebautizarlo como Pastei de Navidad, pues era ya muy popular.
El Bolo Rei puede tener forma más redonda o alargada, pero siempre con el hueco central que recuerda a la corona. También se decora por fuera con frutos secos, azúcar y frutas escarchadas de colores brillantes, pero además la masa se enriquece por dentro con vino de Oporto, nueces, piñones, pasas y otras frutas. Si queréis animaros a prepararlo, Esther compartió con nosotros la receta.
El festivo King Cake del Mardi Gras de Nueva Orleans
En Estados Unidos hoy en día se preparan muchos dulces similares a infinidad de recetas de otros lugares del mundo, pero realmente nunca cuajó la preparación de un bollo especial para la Epifanía, fiesta de poca o nula importancia en sus tradiciones. Con la excepción de Nueva Orleans, con una cultura totalmente única.
Allí el Día de los Reyes Magos marca el pistoletazo de salida en la carrera final hacia el Carnaval, el Mardi Gras, la gran fiesta que paraliza la ciudad y que atrae a muchísimos visitantes cada año. Desde que termina la Navidad las pastelerías empiezan a hornear el tradicional King Cake, cuyo consumo va aumentando hasta que se concluyen las fiestas el Miércoles de Ceniza.
Ya contamos hace un tiempo que el King Cake tiene un aspecto muy parecido a nuestro Roscón, aunque la masa es menos fina y la decoración muy peculiar, con los llamativos colores que simbolizan el propio Mardi Gras. Sobre el glaseado de la cubierta se forman franjas de azúcar de colores, púrpura, verde y dorado, con su simbología propia y que se repite en toda la parafernalia carnavalera.
También el King Cake guarda una figura de un bebé en representación del Niño Jesús, y quien lo encuentra se supone que debe pagar el siguiente pastel u organizar la siguiente fiesta. También se hacen versiones trenzadas, rellenas y aromatizadas con diferentes sabores.
Otras tradiciones
En Grecia, Chipre y otros países de la zona balcánica es tradicional el Vasilópita o Βασιλόπιτα, un pastel que realmente celebra el 1 de enero, pero que también se sirve el día de la Epifanía o incluso en Navidad. El nombre se asocia a San Basilio pero también admite la traducción como "pastel del rey" o, directamente, pastel de Año Nuevo.
Su aspecto varía un poco dependiendo de la región o de la tradición familiar; puede ser un bollo tipo brioche similar al tsoureki o un pastel estilo bizcocho, de mantequilla y/o nata, aromatizado con cítricos y especias.
La tradición manda ocultar una moneda o abalorio simbólico en el interior, y el pastel se abre en la medianoche del paso al nuevo año para atraer la fortuna y buena suerte en la familia. Se reparten porciones entre todos los presentes, del mayor al más joven, y entre los posibles invitados. Es habitual seguir preparándolo hasta que comienza la Cuaresma.
Además, los británicos solían celebrar también la Twelfth Night -"la duodécima noche"- con una gran fiesta que coincidía con la víspera de Reyes. La tradición mandaba hornear un pastel ocultando un haba y a veces también un guisante. El hombre que encontraba la primera se coronaba rey, y la mujer que hallaba el guisante era la reina. Ambos lucían la corona de papel y reinaban sobre los demás toda la noche, mientras seguía la fiesta.
Con el tiempo se perdió la costumbre de preparar un Twelfth Night Cake, ya que era muy similar al Christmas Cake navideño, una especie de bizcocho repleto de frutas secas, contundente y aromático.
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