Por su textura e ingredientes, el pan de muerto (y cualquier otro) es propenso a absorver la humedad del ambiente
Para los mexicanos, los últimos días de octubre son de celebración absoluta con la llegada del día de muertos, una festividad que se vive con todos los sentidos, ya que el aroma de las flores de temporada y el espectáculo visual de los altares se complementa a la perfección con el sabor del pan de muerto, una delicia preparada para la ocasión que, una vez que hayas adquirido o preparado por tu cuenta, tienes que saber muy bien cómo es que tienes que conservar.
Como seguramente te habrás dado cuenta, muchos de los panes que compramos cambian su sabor y textura con el paso el tiempo, esto porque, debido a los ingredientes que se utilizan para su preparación, hace que estén listos para comerse casi al instante en el momento en que salen del horno, ya que, por sus materias primas naturales, no se conservan por demasiado tiempo.
Uno de los principales errores al momento de resguardar el pan para comerlo después, es que se almacene en bolsas de plástico, ya que los materiales impermeables permiten el almacenamiento y absorción de humedad, lo que le restará al pan su textura crujiente, o incluso peor: podría generar moho en esas condiciones, ya que, según expertos, el pan es un alimento higroscópico, por lo que absorbe rápidamente humedad del ambiente.
Otro de los aspectos que resta sabor y textura a los panes, es el hecho de almacenarlos en lugares donde haya corrientes de aire, lo ideal sería mantenerlo a temperatura ambiente y lejos de la luz directa del sol.
Si eres de las personas que corta el pan para comer sólo una cantidad específica para guardar lo demás para después, tienes que saber que éste es otro error que hace que el pan pierda su sabor y textura: al cortarlo, se permite la entrada de aire al interior del pan, ya que no está protegido por la corteza exterior, por lo que, una vez cortado lo recomendable es guardarlo en un tupper o recipiente hermético o envolverlo en aluminio.
La mejor forma de conservar el pan de muerto
Para poder preservar el pan por más tiempo, las bolsas de papel son tus mejores amigas. Este tipo de materiales, que se han utilizado desde hace muchos años en las panaderías tradicionales, ayuda a conservar el pan fresco, ya que el material poroso permite la entrada de aire y, por ende, la corteza crujiente y la textura se mantiene por más tiempo.
Otra opción es utilizar bolsas recubiertas de parafina, o papel encerado. Muchas panaderías las usan por el hecho de que impide que el pan se seque con el tiempo: la capa de parafina o cera actúa como una barrera que retiene la humedad del pan, evitando que se seque demasiado rápido, esto ayuda a mantener la frescura por más tiempo.
Además, a diferencia de las bolsas plásticas, las bolsas recubiertas de parafina permiten un nivel moderado de circulación de aire, lo que reduce la condensación dentro del empaque y minimiza el riesgo de que el pan pueda generar moho.
¿Y si tiene relleno?
Si el pan de muerto tiene rellenos como crema, nata, o frutas, es esencial refrigerarlo debido al riesgo de descomposición más rápida, en este caso, es mejor colocarlo en un recipiente hermético y consumirlo en un lapso no mayor a 2 o 3 días.
El mismo consejo aplica si el pan tiene algún tipo de glaseado o topping: si está cubierto con chocolate, crema o algún otro líquido que pueda derretirse, lo mejor es refrigerarlo para conservarlo mejor.
Con estos consejos de preservación del pan, nunca más tendrás que tirar aquellos panes que hayan comenzado a generar moho, aunque claro, lo recomendable es comprar únicamente las piezas que sepas que vas a comer en un lapso corto de tiempo y siempre revisar el pan antes de comerlo.
Foto de Cocina con Kieb
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