Son muchos los sabores a los que el otoño nos transporta, tiempo de cazuelas y de calidez en la cocina donde lo salado y lo dulce confluyen. Si de golosinas naturales hablamos, nada mejor que pensar en el dulce de membrillo, un clásico de cualquier hogar al que pocas parejas hacen tanto bien como el queso.
Sin embargo, no hay por qué 'condenar' al dulce de membrillo al mundo del postre y a este bien avenido matrimonio. Ingrediente versátil donde los haya, las opciones que abre el dulce de membrillo en cocina fría y caliente, independientemente del tipo de ingrediente, os va a demostrar que hay un más allá que merece explorar.
Perfecto también para emparentar con otros elementos otoñales como las setas, la caza u hortalizas de la omnipresencia de la calabaza, el juego gastronómico que el dulce de membrillo puede aportar a nuestras cocinas y platos va desde las recetas más elaboradas hasta preparaciones más que sencillas que en apenas unos minutos nos resuelvan la cena sin esfuerzo.
Fácil de manipular y fácil de elaborar, hacer dulce de membrillo doméstico es una tarea más que sencilla, aunque algo laboriosa. Razón por la que, si encontramos dulce de membrillo ya envasado de calidad –uno de los mejores en la gran distribución es el de Santa Teresa–, podemos tener a un aliado rápido y sabroso sin tener que lidiar con sus pieles.
Ideas de dulce de membrillo en recetas frías
Que el otoño llegue a nuestras vidas no significa que las ensaladas salgan de ella. Hay opciones de ensaladas que, aún manteniendo la frescura, pueden darnos opción a sabores algo más aterciopelados y jugosos como los que el dulce de membrillo pone sobre la mesa.
En el reino del contraste, buscar opciones a base de una hoja verde como la rúcula o la escarola, con ese perfil ácido y crujiente, es perfecto para combinar con el mordisco fragante del dulce de membrillo y marcar el equilibrio entre dulzor y amargor. También, la ensalada se puede enriquecer con frutos secos como los piñones o las nueces, ideales también en este tipo de recetas, o dar una nueva vida a nuestros quesos con membrillo, pero añadiendo compañeros de viaje al festín.
Una misma relación que podemos reivindicar en el mundo del dulce de membrillo cuando lo trasladamos al mundo de los entremeses. Igual que lo entendemos con el queso, buena pareja hace también con embutidos cocidos de calidad, intercalando láminas de membrillo con nuestros jamones favoritos. Un binomio que os invitamos también a incluir en bocadillos y sándwiches como el caso de este bocadillo de jamón cocido con dulce de membrillo, pera y queso Gruyère.
Ideas de dulce de membrillo con cocina caliente
Un cantar —y un yantar— al que el dulce de membrillo se suma con facilidad es al de la cocina caliente. Puede que no hayas reparado en él a menudo, pero es un consorte maravilloso para trabarse en pastas, arroces y risottos. En este sentido, podemos distribuirlo en un risotto de setas, agregándolo al final finamente picado o laminado, tanto en 'crudo' como ligeramente salteado.
Esa opción, que aporta un toque algo más crujiente al dulce de membrillo, también es fantástica para incorporarlo al final en una crema de calabaza o en una crema de zanahoria, donde aportará textura y sabor. También, si de cremas hablamos, allí donde esté la castaña podrá estar el dulce de membrillo.
Un binomio parecido al que podemos hacer con una sencilla plancha, marcando unos champiñones o unas setas que tengamos, y haciendo pequeños montaditos de setas con membrillo que como aperitivo resultan muy apetecibles. Una buena relación de la seta y el dulce de membrillo que, incluso, podemos añadir en esos contrastes si nos marcamos una lasaña de setas, deslizando finas láminas de membrillo entre ella. Una buena pareja que también se puede fomentar en lasañas de carne tradicionales.
Mundo muy similar al que podemos poner en marcha a costa del dulce de membrillo como guarnición de todo tipo de carnes. Le va bien al cerdo y al pollo, carnes blancas con menos potencia, como sucede con este solomillo de cerdo con membrillo pero también a carnes rojas, que nos pueden permitir ese toque dulce que tanto piden cortes nobles, como el solomillo, en animales como el corzo, el jabalí o el ciervo. De hecho, es muy fácil desarrollar una salsa melosa para este tipo de carnes recurriendo a un caldo de carne concentrado sobre el que verter un poco de vino de Oporto y distribuir un poco de membrillo.
Ya sea en entero o sea incorporado en este tipo de salsas, el juego del membrillo permite aportar sabor y frescura a una receta que huele a otoño y a plato de fiesta. A partir de ahí, el otro Olimpo: el de las recetas dulces.
Del mismo modo que cualquier otra mermelada, compota o jalea, el dulce de membrillo se puede utilizar para postres tan clásicos como la pasta frola argentina
Imágenes | Santa Teresa/Freepik
En DAP | Dulce de membrillo en Thermomix