La cocaína es una de las drogas más consumidas que mantiene un complejo mercado de narcotráfico mundial donde se mueven enormes cantidades de dinero. Los contrabandistas recurren a todo tipo de sistemas más o menos ingeniosos para mover el producto, con una tendencia que se ha impuesto últimamente: esconder la cocaína entre plátanos o bananos. Y no es casualidad.
Solo hay que echar mano de la hemeroteca de los últimos años o incluso meses para ir sumando ejemplos, tanto en España como en diferentes países europeos, con una especial prevalencia en Reino Unido.
Uno de los casos más recientes sucedió el mismo pasado mes de julio, cuando la policía británica descubrió un cargamento de cocaína valorada en 40 millones de libras (algo más de 47 millones de euros) oculta en un cargamento de plátanos, localizado en el puerto del Támesis. Había llegado en barco desde Colombia y se dirigían a los Países Bajos. Y en abril de este año se interceptaron cuatro toneladas de cocaína con un valor potencial de 300 millones de libras, la mayor incautación en Gran Bretaña desde 2015.
En junio se encontraron ocho toneladas de la misma droga también en un lote de plátanos colombianos, esta vez en el puerto portugués de Setúbal, y unas semanas antes las autoridades checas dieron con 840 kg de cocaína entre plátanos sin envasar en varios supermercados del país. Hay ejemplos por toda Europa, desde Montenegro a Bélgica, donde un agricultor se encontró con ladrillos de droga entre la fruta que acababa de adquirir para vender en su granja.
En España también vamos servidos de casos similares que han ido salpicando la prensa en la última década. Uno de los más llamativos nos remonta a 2010, cuando la Policía Nacional localizó unos 100 kg de cocaína entre cajas de plátanos que iban a ser distribuidos por diversos supermercados de Lidl de nuestro país. En 2014 la Guardia Civil intervino 600 kg en un contenedor de plátanos en el puerto de Algeciras, mismo punto donde en 2016 se incautaron 179 kg también entre cajas de esta fruta. Y son solo algunos ejemplos de una lista que parece crecer cada año.
Cocaína y plátanos, una pareja nada casual
Esta sorprendente acumulación de casos parece lejos de ser casual, y tampoco responde a una falta de creatividad o pereza por parte de los narcotraficantes. A raíz de la sucesión de noticias similares en tan pocos meses, el medio VICE ha indagado un poco en la cuestión para tratar de dar con un patrón común o algún motivo concreto que les lleve a decantarse por el plátano.
Y los motivos son varios, además de, bien pensados, absolutamente lógicos. En primer lugar, el Brexit ha influido en que gran parte de la cocaína que llega a Reino Unido, con altas cifras de consumo de esta droga, lo haga entre plátanos americanos, al reducirse drásticamente las importaciones de países europeos como España o Portugal.
Pero, como indica a VICE el experto en crimen organizado Jerry McDermott, codirector y cofundador de Insight Crime, la primera razón es puramente geográfica. Colombia es uno de los principales exportadores de plátano, y su mayor región productora, Urabá, también alberga uno de los mayores grupos de narcos del país. Las propias características de esta fruta y sus necesidades para viajar facilitan la tarea de ocultar y transportar la droga, ya que son muy perecederos.
Las necesidades de transporte del plátano facilitan el escondite de la droga
De este modo, los criminales pueden esconder la cocaína desde su mismo lugar de producción, casi siempre ocultándola en cargamentos de plátanos ajenos -aunque no siempre-, listos para zarpar a Europa. Los contenedores refrigerados de paredes gruesas facilitan su escondite y conservación, y se aprovechan de que en las aduanas no suelen retener ni revisar con demasiado detenimiento el contenido, pues el plátano debe viajar con velocidad.
Europa y Reino Unido importan grandes cantidades de plátanos o bananas americanas y no son productos muy caros, en comparación con otras posibles mercancías; es otro punto a favor para poner las cosas más fáciles a los traficantes. Si los ocultaran entre objetos de más valor o exclusivos, los controles serían más exhaustivos.
Las autoridades y agentes de lucha contra el narcotráfico son conscientes de esta vinculación de la fruta con la droga, pero es imposible controlar todos los contenedores que zarpan a diario hacia el viejo continente. Y aún así, cada vez se destapan más casos.
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Imágenes | Unsplash - NCA - Guardia Civil
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