Es muy posible que para ti el otoño signifique esa época de recogimiento, de sofá, de mantita y de entregarse con fruición cuando sales a la calle a las castañas asadas. También, si quieres, tienes aquí una receta de castañas asadas al horno que cumple perfectamente.
En cualquier caso, es bastante posible que, sobre todo cuando tienes hijos pequeños, te tengas que enfrentar a la pregunta de "¿Papá, por qué no cogemos esas castañas?" y no te quede más remedio que decir a tu hijo que esas castañas no se comen.
O, al menos, esperamos que le tengas que decir que no se comen y no tengas la infeliz idea de llevártelas a casa e intentar consumirlas porque lo más probable es que te lleves una indigestión.
Aunque lo más habitual es que esto suceda en las grandes ciudades, donde abundan ciertos árboles ornamentales llamados castaños de indias, que ofrecen en el otoño un fruto muy parecido a los castaños comunes, la realidad es que distinguir este par de castañas no es tan complicado.
En cualquier caso, esto también puede suceder en pueblos y en zonas rurales, así que, si ves el suelo de un castañar completamente repleto de castañas y de sus mondas, y nadie del pueblo ha hecho amago intención de llevarse todas esas castañas es porque seguramente sean castañas procedentes de estos castaños de indias.
No vas a inventar la pólvora cuando llegues a un pueblo y de repente te encuentres un vergel cuajado de estos frutos otoñales. Lo que sí sucederá es que piensen que estás medio loco o que te falta un hervor porque si esos frutos fueran decentes y comestibles, seguramente ya se los hubieran llevado ellos.
Sin ánimo de ofender a nadie, siempre es importante que este tipo de matices los tengamos claros porque algunos alimentos pueden llegar a ser realmente perjudiciales para el ser humano. Es lo que pasa con las castañas que ofrecen los castaños de indias, que son tóxicas.
Cómo diferenciar las castañas del castaño de Indias y del castaño común
Hay unas 12 especies dentro del género Castanea, siendo la más popular la Castanea sativa, que es el el castaño europeo mientras que el castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) pertenece a otra familia y sus frutos, como decimos, son tóxicos y generan vómitos y náuseas.
Por fortuna, es bastante fácil identificar una castaña comestible de las que no lo son. Más allá de que no nos vamos a encontrar alegremente por la calle castaños que pudieran ser comercialmente relevantes.
La diferencia del fruto
Los frutos que se desprenden los castaños de Indias son bastante esféricos, redondos y tienen una base blanca muy extendida. Además, suelen ser más pesadas y grandes que las castañas comestibles.
En el caso de la castaña dulce, vamos a ver que es un fruto más aplanado que esférico, y con una punta afilada en uno de los lados. Además, suele tener unas ramitas en forma de cicatrices en ese extremo puntiagudo. Además, la punta tiene una especie de pelo en forma de cepillo que el castaño de Indias no tiene.
Por la cáscara
La cáscara de la auténtica castaña parece un erizo o un puercoespín, porque es marrón, tiene un montón de púas muy afiladas y muy juntas. Por contra la cáscara del castaño de Indias es muy verde y tiene muy pocas púas y más separadas. Aún así, tengamos claro que encontrar en el suelo este tipo de púas no debe ser la garantía a la que aferrarnos para elegir unas castañas otras.
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Incluso al tacto también cambian. Las púas del castaño de Indias son bastante duras, muy puntiagudas y la cáscara no es suave. De hecho, si tocas estas pues es posible que te hagan bastante daño. En caso contrario, las púas de las castañas son relativamente suaves y no son tan dolorosas.
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